Diciembre suele ser un mes sinónimo de reuniones sociales, música y luces, pero para muchas familias también se ha convertido en una temporada de riesgos que dejan huellas difíciles de borrar. El consumo de licor adulterado y el uso de pólvora, prácticas que todavía persisten en algunas celebraciones, terminan convirtiendo la alegría en tragedia.
El licor adulterado, que se comercializa con facilidad en algunos puntos informales, ha dejado, en muchos hogares, historias marcadas por hospitalizaciones, pérdida de visión y, en los casos más graves, la muerte de seres queridos. Detrás de cada botella falsificada hay familias enteras que deben enfrentar procesos médicos largos, gastos imprevistos y el miedo permanente de no saber si la recuperación será completa. La celebración que comenzó entre risas puede terminar en una sala de urgencias y con un impacto emocional profundo para quienes rodean al afectado.
A esto se suma el uso de pólvora que cada año deja a niños y adultos con quemaduras, amputaciones y secuelas que duran toda la vida. Para las familias, vivir una situación de estas implica reorganizar rutinas, asumir tratamientos dolorosos y enfrentar cambios emocionales importantes. No es solo la lesión física. Es el susto, la culpa, la impotencia y la frustración de ver cómo un descuido o un instante de emoción mal manejada termina alterando la vida cotidiana.
Un caso real
A sus 41 años, el barranquillero Laureano Herrera Ruiz habló con serenidad sobre el accidente que marcó su vida cuando apenas era un niño.
“Quiero que la gente entienda que esto no es un juego. Lo cuento porque todavía hay quienes no dimensionan el daño que la pólvora puede causar”, afirmó.
Herrera tenía solo seis años cuando un descuido en su hogar terminó en una tragedia irreversible. Vivía con su abuela paterna y su padre, ya que su madre había fallecido dos años antes. La familia guardaba pólvora en la casa para la fiesta patronal de la parroquia del barrio Simón Bolívar. Su abuela, que pertenecía a la congregación de la iglesia, solía recibir estos elementos para la celebración.
En un momento de descuido, Laureano encontró un volador que había quedado por fuera de la caja: “Le quité la guaya y me quedé con el taco de pólvora. Lo prendí en la estufa sin imaginar el peligro”.
Su hermano, al verlo correr hacia el patio con el artefacto encendido, intentó alertarlo, pero ya era tarde, pues la explosión le desintegró la mano derecha y lo cubrió de quemaduras en el rostro y el cuerpo.
“Yo estaba en shock. Recuerdo el ardor, la gente corriendo, pero no alcanzaba a entender lo que me estaba pasando”, relató.
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Asimismo, contó que su padre reaccionó de inmediato y le hizo un torniquete que, según los médicos, fue clave para salvarle la vida. Fue trasladado al Hospital Metropolitano el 28 de julio de 1990, donde permaneció más de 18 días.
“La atención fue oportuna. Eso también me ayudó a avanzar en el proceso”, comentó.
Aunque el accidente ocurrió en julio, por las fiestas de la patrona Santa Marta, Laureano aseguró que cada diciembre revive el significado de lo que perdió. No tiene hijos, pero sí sobrinos, y en su familia el tema es claro: la pólvora no se toca.
“Es un asunto innegociable. Todos conocen mi historia y saben lo que puede pasar en un segundo”, agregó.
Herrera insistió en que ninguna tradición vale una lesión permanente. Su historia, marcada por el dolor, pero también por la resiliencia, se ha convertido en una herramienta poderosa para recordar que la prevención es, literalmente, cuestión de vida o muerte.
Impacto para la salud
El pediatra Rafael Ortiz, quien ha hecho parte de numerosas campañas de prevención, indicó que las lesiones más frecuentes siguen siendo las quemaduras en manos, provocadas por totes y voladores.
Ortiz también advirtió sobre un riesgo menos visible: la intoxicación por sustancias como el famoso “traqui traqui”, un explosivo casero altamente tóxico que muchos niños confunden porque “sabe dulce”.
El profesional de la salud explicó que, frente a una persona quemada, la recomendación inicial es sencilla: cubrir el área afectada con un paño limpio y húmedo mientras se lleva a un centro asistencial.
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“Lo que no debemos hacer es estallar las ampollas. Eso lo decide un médico. En caso de ingestión de pólvora o químicos, jamás dar leche, porque acelera la absorción de la sustancia”, agregó.
Daños por licor adulterado
Agustín Guerrero Salcedo, médico toxicólogo y profesor de farmacología y toxicología de la Universidad Libre, recordó que en la ciudad de Barranquilla ha enfrentado tres intoxicaciones masivas por metanol, un químico altamente tóxico usado de manera ilegal para adulterar bebidas alcohólicas.
Mencionó que la primera ocurrió en el año 1989, en el mercado público: “En ese entonces se intoxicaron 31 personas. Murieron 21 y 10 sobrevivieron, pero cinco quedaron ciegos de manera irreversible”.
A su vez, dijo que la segunda intoxicación masiva fue en el 2004, durante la celebración del Día de las Madres. El número de afectados fue aún mayor.
La más reciente emergencia se registró en septiembre de este año, nuevamente en el entorno del mercado público, en la zona conocida como El Boliche.
“Llegaban muy comprometidos, muchos en coma, sin familiares que supieran qué había pasado. Tenían un cuadro clínico compatible con intoxicación por metanol: acidosis metabólica severa y consumo reportado de bebidas adulteradas”, resaltó.
El especialista explicó que, aunque existen otras formas de adulteración, como mezclar licores de diferentes calidades o colorear alcohol antiséptico para simular ron, la presencia de metanol es la más peligrosa, pues su mortalidad es alta y las secuelas, devastadoras.
Sobre los síntomas, el médico advirtió que el metanol engaña al consumidor porque, al inicio, se siente como una borrachera común.
Agregó que luego de una aparente mejoría inicial, entre 12 y 24 horas después, llegan los signos más preocupantes: visión borrosa, fotofobia y la sensación de ver todo empañado.
“Cuando el paciente entra a la tercera etapa, el daño ya es crítico. Aparecen lesiones hepáticas, renales y daño cerebral. Recuperar a la persona en este punto es muy difícil”, explicó Guerrero.
Cuidado de primera infancia
Kerry Rosales, abogado contratista del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y especialista en protección de la primera infancia, indicó que ante las celebraciones de esta temporada, se mantiene activa la ruta de restablecimiento de derechos para atender, con inmediatez, cualquier caso de niños lesionados con pólvora o afectados por sustancias tóxicas como el metanol.
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“Cuando un niño llega a una entidad de salud por un caso de pólvora, el hospital notifica inmediatamente al Bienestar Familiar. En ese momento entra en acción la ruta de restablecimiento de derechos”, dijo.
Una vez la alerta llega a la entidad, se activa la figura del defensor de familia, quien asume el caso y realiza una verificación detallada del entorno en el que vive el menor.
El proceso incluye revisar las condiciones del hogar, evaluar si hubo algún tipo de negligencia y, sobre todo, definir medidas de protección para evitar que una situación similar vuelva a repetirse.
A su turno, el intendente Jaime Hereira, líder de Prevención del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia, se refirió al trabajo que viene realizando la institución y los retos para esta temporada decembrina: “La Policía de Infancia maneja tres líneas de acción: prevención, vigilancia y control, y la unidad básica de investigación criminal”.
Una de las campañas centrales es ‘Quemado Cero’, complementada por el Escuadrón Antipólvora, un grupo que el año pasado logró incautar una cantidad importante de material pirotécnico en la ciudad.
“A pesar del esfuerzo, se presentaron alrededor de 20 casos de niños, niñas y adolescentes quemados en 2024 en el Atlántico. Ninguno de gravedad, pero cada caso es uno de más”, puntualizó.
Bomberos en alerta a emergencias
En medio de las campañas de prevención que adelantan las autoridades distritales, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Barranquilla se sumó al llamado para evitar el uso, la manipulación y la venta de pólvora en la ciudad. Su participación se centra en reforzar la ruta de atención ante emergencias y recordar a la ciudadanía los riesgos que pueden desencadenarse en cuestión de segundos.
Sergio Solís, bombero activo, explicó que como organismo de socorro su función es estar disponibles. “Queremos recordar a la comunidad la importancia de no manipular pólvora y que su venta y distribución están prohibidas en Barranquilla”.

Barranquilla refuerza acciones para prevenir emergencias durante el fin de año
Desde la Secretaría de Salud de Barranquilla se informó que se están realizando acciones de prevención para evitar que se registren casos de quemados por pólvora o intoxicaciones de licor adulterado en temporada de Navidad y Fin de Año.
En la capital del Atlántico continúa en vigencia el Decreto 456 de 2022, una norma que prohíbe de manera estricta el uso, manipulación y distribución de artículos pirotécnicos en la ciudad. La medida, que cada año cobra relevancia por el incremento de quemaduras y emergencias relacionadas con pólvora, busca salvaguardar la vida y la integridad de los menores de edad, quienes históricamente han sido los más afectados durante las festividades.
La Alcaldía de Barranquilla dio a conocer que junto a la Policía y Fiscalía, a través del ‘Plan Navidad’, se logró la incautación de 500 kilos de pólvora que iban a ser comercializados en la ciudad.
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“La Alcaldía de Barranquilla continuará realizando articulaciones para las actividades preventivas y operativas contra la pólvora, el licor adulterado y de contrabando, promoviendo la sana convivencia”, dijo el Distrito.
A su vez, la Policía encontró una fábrica ilegal de licor que operaba dentro de una bodega sin razón social en Ciudad Caribe.
Según el Instituto Nacional de Salud (INS), entre el 1 de diciembre de 2024 y el 11 de enero de 2025, Barranquilla registró un aumento de lesiones por pólvora: pasó de 26 a 34 casos, un incremento del 30,8 %, contrario a la leve disminución nacional del 0,9 %.
También hubo dos casos de intoxicación por fósforo blanco en la ciudad, ambos en menores de cinco años, quienes recibieron atención oportuna y fueron dados de alta.
Por otro lado, no se reportaron intoxicaciones por licor adulterado con metanol durante la temporada de diciembre del año anterior, lo que representa un balance positivo en ese aspecto.




















