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No es secreto en Colombia que el apellido Escobar sigue teniendo un peso que atraviesa generaciones.

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Así lo relató Daniel Escobar, sobrino nieto de Pablo Escobar Gaviria, en una entrevista con Los Informantes, donde explicó cómo su vida estuvo marcada desde antes de nacer por el legado criminal del líder del Cartel de Medellín.

Su familia pasó años de país en país intentando establecerse y, aun así, eran expulsados constantemente. “Fueron siete u ocho países donde no nos dejaron quedarnos”, recordó.

Los InformantesSobrino de Pablo Escobar

Él nació en España, lejos de Colombia y bajo un estigma del que aún no logra desprenderse. A pesar de que han pasado 33 años desde la muerte de Escobar, asegura que las miradas, los prejuicios y la persecución continúan.

Daniel describe su niñez rodeado de comodidades inimaginables, pero viviendo dentro de una “jaula de oro”. Desde muy pequeño entendió quién había sido su tío abuelo y el respeto que toda la familia profesaba hacia él, aunque, según afirma, nunca supo en detalle de las actividades criminales del capo.

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La fortuna que Escobar acumuló permitió que los hijos y nietos de su círculo crecieran en un mundo paralelo, diseñado para mantenerlos aislados del resto de la sociedad y protegidos de los riesgos que rodeaban al Cartel de Medellín.

Un colegio secreto para los herederos del Cartel de Medellín

Un detalle que dio que sorprendió a todos fue la existencia de un colegio privado creado exclusivamente para los “descendientes de mafiosos”. Daniel contó que esta institución funcionaba como un refugio blindado.

Un detalle que dio que sorprendió a todos fue la existencia de un colegio privado creado exclusivamente para los “descendientes de mafiosos”. Daniel contó que esta institución funcionaba como un refugio blindado.

Para los niños, era habitual viajar en aviones privados, tener múltiples fincas o ser recogidos cada día en autos distintos. “Todos andaban armados”, dijo, y relató que los guardaespaldas esperaban armados a las puertas de los salones mientras los menores asistían a clase.

“Para mí era normal que ‘ve, yo me fui para tal lado con mi papá en mi avión. Para mis amigos era normal que tu papá tuviera 100, 200 caballos, tres, cuatro fincas como mínimo, te recogieran cada día en carros diferentes”, contó.

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Aquello era un “país dentro de otro país”.  “En la época los papás de nosotros no estaban preparados para saber cómo tratarnos, nosotros estábamos aislados del mundo. Se movían solos, si vos ibas a un centro comercial en Medellín, si ese centro comercial era de tal socio, allá entrábamos nosotros y nos respetaban”, aseveró.

Y es que Pablo Escobar murió el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, durante un operativo del Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional con apoyo internacional. Llevaba 16 meses huyendo cuando las autoridades lograron ubicarlo tras interceptar una llamada.

Intentó escapar por los techos, pero fue abatido con un disparo en la cabeza. Hoy tendría 75 años. Su historia dejó una marca imborrable en Colombia.