
Aunque Mercedes Rojas Tinoco pasará el Día de las Madres rodeada por buena parte de sus 38 nietos y 30 bisnietos, a sus 74 años está supremamente triste. El pasado primero de mayo, desconocidos le arrebataron por siempre el abrazo del séptimo de sus 10 hijos.
Ese fatídico día, Jampier Salcedo Rojas, reconocido mago ilusionista de 42 años, fue asesinado a balazos.
La consternación y el deseo de entender el porqué de los hechos se mantienen vivos en ella y en las entrañas del barrio Sourdis de Barranquilla, especialmente en la calle 69D No. 9J-65, donde está la casa que vio nacer y crecer a quien desde sus nueva años decidió tomar el camino del entretenimiento para ganarse la vida.
Con la tristeza reflejada en sus ojos pero con una leve sonrisa en sus labios, que aflora por bellos recuerdos, Mercedes dibuja con palabras las épocas de infancia en las que Jampier le robaba telas para armar pañuelos que usaría para sorprender a sus primeros espectadores.
“Él y Ramoncito, otro de mis hijos, eran muy creativos. Cogían palos secos y plástico para armar una carpa de circo”, rememora.
Así, los palcos improvisados en el patio de la casa se llenaban de niños y niñas que, ansiosos de ver el espectáculo de “Los Hermanos Salcedo”, pagaban 20 pesos por la entrada.
UNA PASIÓN. Diez meses ante del crimen de Jampier murió Ramón, a quien llamaban el payaso Recochín, tras permanecer 9 años atado a una silla de ruedas, pues quedó parapléjico después de sufrir un accidente automovilístico.
“Me acuerdo de que se nos perdían los cosméticos y era Jampier que los escondía para pintarse la cara de payaso”, detalla Serámides, una de sus hermanas. “Nosotras fuimos sus primeras modelos en los shows que armaba para toda la cuadra”, rememora acordándose de que una rama seca de cualquier árbol hacía las veces del micrófono de su hermano.
Por su dedicación, Jampier mejoró su espectáculo y de niño empezó a trabajar como payaso en circos locales, de los que van a los barrio o a los pueblos, pero sin dejar de cultivar su pasión por la magia.
LOS HEREDEROS. Por eso, después de descubrir el poder mágico de la risa, empezó a enfocar su camino por el arte de la ilusión. A los 13 años comenzó a seguirle los pasos a quien fue su gran amigo y maestro, el Mago Borletti. “Él me quería mucho y yo veía su pasión por la magia, entonces le fui cogiendo aprecio. Le enseñé muchas cosas pero él se caracterizó por ser original”, dice su tutor y agrega que “el 30% del espectáculo es la magia y los trucos, el otro 70 lo hace el artista y eso es exactamente los que fue Jampier”.
Los dos hijos mayores del occiso, Jean Pierre de 21 años y Yandry de 18, aseguran que seguirán los pasos de su padre. Ambos gozaron de su trabajo desde pequeños, él como asistente y DJ y ella de modelo.
HIPÓTESIS Y POCAS PISTAS. Investigadores de la Sijín creen que su muerte no está relacionada con el diario vivir en el populoso Sourdis, donde era querido y lamentan que no haya un testigo en este caso.
Solo hay hipótesis de los móviles: que Jampier fue asesinado por una venganza personal o que pudo tener un problema fuera de Barranquilla en alguna de sus presentaciones.
Mientras la investigación no avanza, Mercedes, sentada en la puerta de su casa para espantar el sofocante calor del mediodía, se duele de que ni toda la magia del mundo pueda devolver el tiempo para impedir la muerte de su hijo.
El homicidio
Hace una semana, Jampier salió de su casa a las 3 p.m. y estuvo tomando con varios conocidos. Pasadas las 9, se bajó de un taxi en la carrera 9G con 70 para buscar a un amigo e ir a jugar al billar ‘La Nevada’, pero como este decidió quedarse en casa, Jampier se fue. Cuando abordaba otro taxi, dos sicarios en moto le propinaron dos tiros en la cabeza, otra en la tráquea, dos en el tórax y uno en el brazo derecho. Su familia lo trasladó en una patrulla de la Policía al Paso de El Bosque. Allí, desesperados, tuvieron que partir el vidrio trasero de la Van porque la puerta se atascó. Al final todos los esfuerzos fueron en vano. El mago había muerto de inmediato.
"Se quedaron las palomas"
Misael Aguilar, conocido como el mago ‘Michelín’ y quien fue amigo de Jampier durante 25 años, no olvida el susto que pasaron durante uno de muchos espectáculos en los que trabajaron juntos. “Hace 21 años hicimos un ‘show’ en el Club Campestre y de repente, en plena tarima, Jampier me dice: Aja, Michelín, ¿y las palomas?”. Ninguno sabía dónde estaban las aves y les tocó cambiar la rutina del ‘show’ hasta cuando regresó el taxista que los había llevado, cuando se dio cuenta de que le habían dejado las palomas en la silla trasera.
Por Jennifer Cabana
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