Compartir:

Si hay alguien que le ha sacado provecho al encierro necesario para evitar contagiarse del coronavirus es la corozalera Yeny Iracema Narváez Barboza, quien después de haber pasado por muchas empresas en este país, ahora disfruta de lleno su presencia en el hogar, pero haciendo manualidades.

Aunque trabaja varias técnicas su especialidad es el Amigurumis que es una técnica japonesa que consiste en tejer pequeños muñequitos con crochet.

Asegura que teje con hilos o lanas de algodón o poliéster, son materiales antialérgicos y lavables. Desde hace tres años le empezó a sacar frutos a los tejidos que aprendió como cátedra en sus épocas de estudiante y quien le abrió los ojos fue amiga que de Popayán viene a pasar vacaciones a la ciudad de Corozal.

Ha sido tanto el impulso de las manualidades de Yeny que le dijo a sus hijos Andrea y Andrés José Valencia Narváez, que son sus principales críticos, a que pusieran a viajar sus creaciones a través de las redes sociales y por eso nació la cuenta de instagram: @iracemahandmade.

'Yo inicié trabajando el fieltro hace 3 años por sugerencia de una amiga de Popayán, pero luego se me ocurrió crear muñecos a crochet y desde entonces no he dejado de crear por iniciativa propia y por gusto de mis clientes que están en muchas regiones del país, así como de Australia, Chile, Panamá y Miami donde tengo familiares que cuando vienen a Colombia las llevan', dijo Yeny Iracema.

Sus trabajos requieren de mucha concentración y perfección, por eso para elaborar tan solo una de sus manualidades tarda entre 3 y 4 días. Le gusta trabajar por encargos, esos que nunca le faltan y por ello tuvo que buscar como auxiliar a su hermana Clara Narváez, quien le ayuda en la elaboración de los tapetes en trapillo que son los de mayor demanda.

'Todo lo que hago es en su mayoría por encargo, por lo que todo es personalizado. El cliente escoge los colores de la carta que yo le presento, y trabajo a gusto y direccionamiento de ellos. Les pregunto qué quieren, cómo les gustaría algún detalle en especial y hasta ahora me ha funcionado porque todos mis clientes han quedado satisfechos'.

Yeny Iracema dice que este arte en medio de la pandemia ha sido para ella una terapia que la mantiene ocupada porque todos los días agenda pedidos de sus clientes a quienes les hace saber que sus creaciones deben solicitarlas con antelación porque siempre hay cosas por hacer y las de ellas son y deben quedar bien.

'Desearía que muchas personas con quiénes converso y escucho desesperadas por el aislamiento de la pandemia aprendieran un arte y a través de este puedan distraerse y aprovechar el tiempo', puntualizó esta mujer de 59 años que le da gracias a Dios y a sus clientes por haber depositado esa confianza en ella.