Durante muchos años, en diferentes artículos y en palabras de distintos expertos en el tema, se ha hablado de la importancia de dormir bien para las personas y de los múltiples beneficios. En varios estudios de importancia se ha establecido que los seres humanos no dormimos lo necesario y que tampoco le prestamos la atención lo suficiente para buscar hacerlo.
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Cuando nuestro dormir no tiene la duración adecuada y cuando, por malos hábitos y costumbres en la variación de nuestros horarios, no se duerme de manera correcta, genera una serie de repercusiones negativas en nuestra salud.
Así lo ha advertido en un nuevo artículo publicado en La Nación Conrado Estol, neurólogo y experto en el tema: “Dormir bien no es un lujo: es una inversión en salud física, mental, emocional y social. Es literalmente nuestro cargador biológico”.
Agregó: “Sin embargo, poco hacemos por cuidar este bien y somos el único mamífero que voluntariamente retrasa su necesidad de dormir. El sueño reduce todas las causas de muerte, el riesgo de infarto cardíaco, ACV, cáncer, diabetes, obesidad y el riesgo de Alzheimer. Mejora la inmunidad, la fertilidad, la salud mental y el control de la hipertensión”.
También definió que un sueño insuficiente es como “un caño roto: afecta todo el organismo”.
“Proteger el sueño es, en realidad, proteger la salud pública. El sueño es una necesidad biológica esencial, tan vital y solo comparable a la que tenemos por respirar, comer, beber y movernos. Sin embargo, lo descuidamos como si fuera opcional. Y no hay tratamiento ni medicamento que pueda reemplazarlo. El sueño es el combustible esencial de la vida”, añadió.
Señales de alarma
El médico también habló de que hay alarmas que podrían decir cuando las personas no están durmiendo bien.
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“La realidad es que la mayoría de las personas no logra un descanso reparador. Una prueba sencilla: si alguien se duerme en menos de cinco minutos, no es un talento envidiable, sino una señal de déficit crónico de sueño. Normalmente son necesarios 10 a 15 minutos para quedar dormido”, manifestó.
Esto abre de nuevo un debate, pues hay muchas personas que creían que dormirse rápido es un verdadero privilegio y que hasta podría causar envidia.
“Los humanos pasamos cerca de un tercio de la vida durmiendo. Sí, entre 20 y 30 años en un estado de inconciencia que aparentemente nos roba las posibilidades de disfrutar cientos de miles de horas de vida consciente. En realidad, es una inversión vital: el sueño sostiene la memoria, la salud cardiovascular, el sistema inmune y hasta nuestra capacidad de relacionarnos con otros”, concluye el neurólogo.




















