Dos días después de registrado el acto criminal en el que resultó herida a bala una patrullera de la Policía Metropolitana de Cartagena, caso que aún es materia de investigación, la propia protagonista de la historia narró parte de lo ocurrido y cómo pudo sobrevivir gracias a su valentía.
Cabe recordar que el caso se registró en el barrio Alto Bosque de la capital de Bolívar.
De acuerdo con información de las autoridades, la uniformada se encontraba de civil cuando fue abordada por desconocidos que se movilizaban en moto.
La versión señaló que con un arma de fuego tipo revólver uno de los criminales intimidó a la patrullera para quitarle sus pertenencias, entre esas una cadena de oro que portaba.
“De forma valiente, la uniformada se abalanzó sobre el agresor, iniciando un forcejeo que culminó cuando ella logró quitarle el arma de fuego al delincuente”, señaló la institución.
En medio del forcejo, la uniformada recibió impactos en un brazo y una pierna, y de acuerdo a su relato, con la misma arma del agresor, logró hacerle varios disparos al criminal.
Un día después, la coronel Sandra Bibiana López Duque, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cartagena de Indias, confirmó la versión del hecho criminal e identificó como alias ‘Pajarraco’, de 29 años de edad, natural de Cartagena, al sujeto que habría atentado contra la vida de la integrante de la Policía Nacional que se encontraba de civil.
Desde un centro asistencial donde se recupera, Ángela, la valiente patrullera, narró cómo sobrevivió al ataque y pudo enfrentar a los criminales.
“Vi un carro frente a mi casa, luces encendidas… como si alguien me apuntara con el silencio. No vi rostros. Pero vi el miedo mirándome a los ojos”, expresó.
Luego, de acuerdo con su relato, el hombre la interceptó, le apuntó y le disparó. Sin palabras, sin aviso, sin piedad. Dos balas le quebraron las piernas. Una le hirió el brazo.
El cuerpo de Ángela cayó. Pero no su voluntad. Desde el suelo, con la sangre empapando su ropa, hizo lo impensable. Lo que no se entrena. Se levantó como lo hace el espíritu cuando decide no morir. Se lanzó sobre su atacante, le quitó el arma, lo redujo y lo esposó. Todo, en medio del dolor y el miedo a morir.
—“Yo sabía que ese hombre quería vaciar el revólver en mí. Pero sentí una fuerza más grande que el dolor. Le gané. Me aferré a la vida… y a mi fe”, reveló.
Hoy está en una cama de hospital. Sus compañeros la rodean. Su comandante le estrechó la mano y le dio un abrazo solidario, destacando su valentía. Ella dijo que solo quiere volver. Ponerse el uniforme. Salir a la calle.
En su barrio la llaman la mujer que venció a la muerte. Pero ella, desde su lecho, solo repite una frase, casi como un rezo: “Me encomendé a Dios. Y él me protegió”.
Con reportería de Emilio Gutiérrez Yance
Subintendente de la Policía de Bolívar