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El pasado 14 de octubre la abogada y expresidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, Mónica de Greiff, presentó su carta de renuncia como presidenta de la junta directiva de Ecopetrol.

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Su decisión se conoció a través de una carta enviada al presidente Gustavo Petro, al ministro de Hacienda Germán Ávila y al presidente de la compañía, Ricardo Roa Barragán.

En el comunicado, De Greiff recordó que ya había manifestado su intención de dejar el cargo desde mayo de este año, pero decidió permanecer temporalmente debido a la Ley de Cuotas, condición legal que impedía sesionar a la junta directiva sin cumplir con la cuota mínima de participación femenina exigida por ley.

Sin embargo, “después de varias conversaciones muy amables con mis compañeros de junta, y teniendo en cuenta que mi renuncia implicaría un obstáculo jurídico, acepté mantenerme en la misma, teniendo claro que esto sería hasta la próxima asamblea”, expresó en su misiva.

Su salida, se da en un momento en el que la principal petrolera del país atraviesa decisiones estratégicas y tensiones políticas internas. Además, cuando la empresa avanza en proyectos de regasificación, enfrenta una caída en la producción de petróleo y gas, e impulsa parques eólicos.

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Una de las razones de su renuncia se debe, al parecer, a la insistencia del Gobierno nacional de comprar Monómeros y de importar gas desde Venezuela, lo que es visto por muchos analistas como un riesgo, debido a las sanciones que tiene el país vecino, y a posibles penalizaciones por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), de EE. UU.

Asimismo, pudo establecerse que otro de los motivos por los que De Greiff habría dejado Ecopetrol, se debe a los ‘choques internos’ del ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, con el presidente de la entidad, Ricardo Roa, por la compra de gas venezolano.

Cabe recordar, que Palma ha defendido públicamente la compra de gas al vecino país para suplir el déficit nacional, mientras que Roa ha sido enfático en que la empresa “no cruzará la línea de las sanciones internacionales”. Las diferencias entre ambas posturas reflejan las tensiones entre el enfoque político del Gobierno Petro, y las decisiones financieras de la petrolera.

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Además, se ha generado gran controversia tras la intención del presidente Gustavo Petro de vender la participación de Ecopetrol en el negocio de fracking, en la cuenca del Pérmian (Estados Unidos), lo que también pudo haber llevado a la decisión irrevocable de Mónica de Greiff.