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La historia de Junior y Uruguay parece estar unida por páginas doradas. Es un tema de amor que trasciende todo tipo de barreras y que se ha visto reflejado a lo largo de los años.

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Porque es que la portería rojiblanca parece haberse hecho para guardametas nacidos en ese país, que casi siempre que vienen dejan un legado inmenso y se ganan el cariño de toda la afición currambera.

La lista tiene grandes nombres: Mario Thull (1968), Lorenzo Carrabs (1978-1979 y 1987-1989), Carlos Mario Goyén (1986), Fernando Alves (1994) y Robert Siboldi (2001).

También aparecen otros que no brillaron como Cristian Mauricio Caro (2004) y Adrián Berbia (2009).

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Pasaron los calendarios y llegó Mario Sebastián Viera (2011), quien conquistó tres Ligas y otros campeonatos con ‘el Tiburón’. El cancerbero, en su primer año, fue campeón y con sus atajadas se ganó de inmediato el cariño y el respeto de la afición.

Tanto fue así que con el pasar del tiempo se transformó en el capitán y duró varios años defendiendo los colores de la institución currambera.

Cuando Viera se fue, la oportunidad se le dio a Santiago Mele, alguien quien ya había jugado dos veces en contra de los rojiblancos. Ese fue un caso particular, porque la hinchada y hasta las mismas directivas, desde que lo vieron, sabían que sería el reemplazante perfecto de Viera.

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Santiago no defraudó y en su primer semestre fue campeón, siendo uno de los jugadores más importantes del equipo a lo largo del campeonato y también en la final, en donde atajó un penal en la tanda de definición.

Turno para Mauro Silveira

Cuando Santiago Mele se fue a Monterrey de México las dudas estuvieron sobre quién debería ser su reemplazante. Pero en el radar apareció el nombre de Mauro Silveira.

Un joven guardameta que no todos tenían registrado. Incluso, algunos se atrevieron a cuestionar su llegada sin siquiera haberlo visto atajando.

Tuvo un semestre muy bueno, pero en el que la crítica parecía en muchas ocasiones muy exagerada. Tanto, que incluso pedían, algunos, que fuera suplente.

Pero el entrenador Alfredo Arias lo defendió a capa y espada. Confió en él y el golero le respondió con todo a esa confianza que le brindó su compatriota.

El título de Junior no se podría explicar tampoco sin Silveira. El cancerbero sacó su mejor versión en los cuadrangulares y en todos los partidos tuvo atajadas increíbles que ayudaban a mantener la victoria.

Siguió con ese legado uruguayo, porque en su primer año fue campeón, y vaya forma de hacerlo. Siendo muy determinante, ganándose la confianza de propios y extraños y consolidándose, tal vez, como el mejor guardameta del fútbol colombiano en este segundo semestre de 2025.

Sin lugar a dudas, Silveira escribió su nombre en las páginas doradas de Junior, pero no solo eso, sino que ratificó, una vez más, esa unión, casi que natural, de los arqueros uruguayos con la institución rojiblanca.