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El balompié samario está de luto. Pablo Emilio Valderrama Puche, a quien por cariño bautizaron ‘Toto’, falleció la madrugada de ayer a consecuencia de un edema pulmonar.

Quien fuera líder de la dinastía Valderrama, murió acompañado de su familia y de sus amigos del deporte, quienes vieron en él un espejo. Lo cierto es que de esta gloria del balompié samario todos quisieron imitar su disciplina, don de gente, pero especialmente su pertenencia y arraigo por la tierra donde nació.

Del ‘Toto’ sus allegados manifestaron que nunca se sintió más que nadie y que pregonaba que para ser buen futbolista no bastaba con tener las condiciones, sino un gran corazón.

'Decía sabiamente que el precio de la grandeza estaba en la responsabilidad', dijo Carlos ‘Caliche’ Vergara, quien fuera su alumno en el año 1975 cuando la selección juvenil del Magdalena fue campeón nacional.

Un ser ejemplar
A pesar de trasegar siempre por los vericuetos del fútbol, siendo jugador del Unión y Atlético Bucaramanga, el ‘Toto’ no tuvo abundante plata, sino la suficiente para vivir tranquilo y sin remordimientos.

Fueron sus hijos Didí Alex y Pablo ‘Yico’ Valderrama, los herederos de su talento y los que más sobresalieron en el balompié nacional.
'De mi padre me llevo muchos recuerdos gratos, pues desde pequeño siempre lo acompañaba al estado cuando jugaba con el Unión Magdalena', dijo el Didí, quien manifestó que lo que más le admiró fue disciplina y respetuoso sentido del humor.'Con él aprendí a querer el fútbol', dijo sollozante.

Su sobrino Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, quien hoy llega a Santa Marta para despedirlo, lo tuvo como un ejemplo y paradigma. Siempre manifestó que era un hombre sano y muy respetuoso.

A ‘Toto’ Valderrama lo habían operado hacía varios días en Barranquilla de un edema pulmonar y regresó a Santa Marta. Ayer, a las dos de la madrugada, falleció.

Su sepelio se efectuará hoy a partir de las cuatro de la tarde en el cementerio San Miguel de esta capital.
Paz en su tumba.

Por Agustín Iguarán G.