El Heraldo
Ocupar el espacio público en violación a las normas vigentes es una de las diez infracciones más cometidas en Barranquilla, según el ‘top’ de la Policía, algo que en este sector de la ciudad se observa a simple vista. La vía está ocupada en gran medida por las ventas ambulantes y las cocinas improvisadas que esperan ser reubicadas, tal como lo señala el Plan de Ordenamiento Territorial. Rafael Polo
Barranquilla

El sector de Barranquilla que más viola el Código de Policía

El Centro Histórico pone a prueba la implementación de la norma, pues en este lugar se evidencia gran cantidad de infracciones recurrentes. Conozca cuáles son. 

Cuando en Barranquilla dicen que “en el Centro se encuentra de todo”, no solo se refieren a la gran variedad de productos y servicios a precio de locura, a las frutas y verduras frescas que pululan en el Mercado o a la ropa de segunda que se amontona en las pacas. No. También aplica por la mixtura de olores indescifrables, por las aguas negras derramadas, por el caos en las calles invadidas y por todas las normas violadas que se agrupan en un solo lugar, entre la muchedumbre y el tráfico vehicular.

El Centro Histórico de Barranquilla pone a prueba el cumplimiento del Código de Policía, que durante su primer año de implementación alcanzó más de 25.000 comparendos impuestos en la ciudad solo sobre las diez conductas más incumplidas.

Es el Atlántico el tercer departamento con mayor número de comportamientos contrarios a la convivencia del país, según el reciente ranking de la Policía Nacional, revelado la semana pasada. Barranquilla, por su parte, ocupó el cuarto lugar de las ciudades con mayor cantidad de comparendos, al registrar un total de 25.529, cifra superada solo por Bogotá, con 115.012.

En la capital del Atlántico los incumplimientos a las normas más recurrentes han sido por consumir sustancias alucinógenas o alcohólicas en vía pública, incitar a confrontaciones violentas y realizar necesidades fisiológicas en la calle.

En el centro de la ciudad, estos comportamientos son evidenciados a simple vista, sin necesidad de entrenamientos o de ser expertos en Código de Policía. Bastan cinco minutos de observación.

La vista desde el segundo piso de la plaza de La Magola da para la carrera 30 entre calles 42B y 43, donde el carril que va de norte a sur está invadido hasta casi su mitad por una larga fila de carretillas y vendedores ambulantes. Los plátanos, naranjas, papas, limones y más naranjas ocupan el espacio que en teoría pertenecería al flujo de carros.

Del otro lado los invasores son los mismos carros, que mal parquean en gran parte del carril y del andén. Más adelante, son las cocinas estacionarias y nuevamente las ventas abundantes que se toman el espacio público, violando así el artículo 140, por el cual se han impuesto 2.067 comparendos en la ciudad.

En el Centro hay calles que llaman “muertas” porque llevan años ocupadas por los comerciantes y ya no es posible el paso de los vehículos e incluso de los peatones.

En la calle 31 entre carreras 42 y 43 hay al menos 12 casetas sin funcionar que asaltan el andén y unos cuatro restaurantes, con mesas y sillas improvisadas, que ofrecen almuerzos en plena vía. La calle está mojada por las aguas negras y desde  allí se observa un hombre orinar en la pared blanca.

No han pasado más de 15 minutos y en el Centro ya se podrían imponer decenas de sanciones por al menos cuatro tipo de violaciones distintas.

En un recorrido del equipo periodístico de EL HERALDO se detectaron algunas de las infracciones más recurrentes. 

En el norte

El Centro Histórico no es el único sector de la ciudad con violaciones recurrentes del Código de Policía. El norte de Barranquilla no está exento, aunque la invasión de espacio público se observe de forma más dispersa y en menor medida. Aquí, la noche saca a flote infracciones como la registrada recientemente en dos establecimientos nocturnos, que fueron cerrados temporalmente por incumplir las normas. Uno de ellos ubicado en la calle 82 por ser escenario de riñas y otro–La Troja localizado en la calle 74–, por permitir el consumo de alcohol en el andén y la vía, así como consentir la toma del espacio público. 

Generar ruidos que afecten el entorno

Un equipo de sonido en el andén, que ambienta con música estridente en la calle, es una escena común en el Paseo Bolívar, incluso con un animador o varios que compiten e invitan a comprar en los locales comerciales. El artículo 93 del Código, sin embargo, menciona en su tercer punto que no se podrán generar ruidos o sonidos que afecten la tranquilidad de las personas o su entorno.

Realizar necesidades fisiológicas en la vía

Sobre una gran pared blanca y delante de varios transeúntes un hombre orina sin complejos en plena carrera 42b entre calles 30 y 31. Este comportamiento, el de realizar necesidades fisiológicas en el espacio público, es sancionado en el Código de Policía con una multa de $786.880, al considerarse que atenta contra el cuidado e integridad del espacio para el ciudadano.

Consumir sustancias prohibidas

A plena luz del día, en andenes solitarios, algunos habitantes suelen consumir sustancias alucinógenas o alcohólicas, comportamiento por el cual se han impuesto 10.382 comparendos este año en Barranquilla. Está prohibido en el artículo 140 numeral 7 y tiene excepciones únicamente en las actividades autorizadas por la autoridad competente.

Malas prácticas en limpieza

En el Centro cualquier esquina, especialmente en el Mercado de Barranquillita, funciona como vertedero improvisado de residuos sólidos, algo que castiga el Código al ser parte de las malas prácticas habitacionales. El artículo 111 habla de la limpieza y al menos diez de sus quince numerales se violan de forma evidente en este sector.

Atentar contra la salud pública del consumo

Entre el humo de los carros, los olores fétidos y las aguas negras en la vía, son cocinados los almuerzos que deleitan a muchos en el Centro. Las carnes y sus derivados son exhibidos y dejados a la intemperie, algo que también castiga el Código por no cumplir la normatividad sanitaria vigente. Así lo menciona el artículo 110 de esta ley.

Arrojar sustancias contaminantes

Las calles bañadas por aguas negras y residuos es un panorama común en el Centro Histórico, especialmente en el Mercado de Barranquillita y sectores cercanos al caño de la Auyama. El Código prohíbe en su artículo 28, numeral 3, arrojar en las redes de alcantarillado, acueducto y de aguas lluvias, cualquier objeto, sustancia, residuo, escombros, lodo, combustibles o lubricantes, que alteren u obstruyan su normal funcionamiento.

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