Cambiaron el balón de fútbol por las armas, decidieron que más allá de las emociones que se libran en el terreno de juego, quisieron ir por más adrelanila y por eso se salieron de casillas.
Esta es la historia de los futbolistas paraguayos Eusebio Borja y Francisco Solano López, quienes se convirtieron en delincuentes al secuestrar el 30 de mayo de 1973, el avión HK-1274 de la Sociedad Aeronáutica de Medellín (SAM).
El avión tenía abordo a más de 80 pasajeros. Este rapto aéreo fue el más largo en la historia de América Latina.
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Los tripulantes de este vuelo que estaba programado como de una hora, iba a extenderse por más de 60 horas, luego de que fueron secuestrados por dos hombres armados, quienes en un inicio se identificaron como miembros del Eln (Ejército de Liberación Nacional de Colombia), pero más tarde se supo que se trataba de dos futbolistas, sí dos deportistas tomaron el control de aquella aeronave que partió de Bogotá con destino a Medellín.
La historia del rapto aéreo, considerado el más largo de América Latina por durar 60 horas y 15 minutos, recorrer 24 mil kilómetros, haber tenido 12 aterrizajes y 12 despegues, fue llevada a la pantalla con el título ‘Secuestro del vuelo 601’, la cual se encuentra disponible en Netflix desde el 10 de abril de 2024. Si bien, se ha hablado mucho de este suceso que paralizó al mundo, pocos saben quiénes fueron los protagonistas de este caso.
¿Quiénes eran los paraguayos?
Eusebio Borja y Francisco Solano López fueron dos futbolistas que decidieron secuestrar un vuelo con 82 pasajeros en 1973. Tras cometer este delito huyeron, pero no pudieron estar prófugos por mucho tiempo, al menos uno de ellos; ya que Solano fue capturado en un apartamento que alquiló en Asunción cerca de la casa de sus padres, él fue extraditado a Colombia, donde lo encarcelaron por siete años y se dice que tiempo después fue baleado en Buenos Aires durante un atraco a un banco. En tanto, a Eusebio Borja se le perdió el rastro y hasta ahora no se sabe nada de él.
Cuatro años antes del secuestro, en 1969, ambos fueron fichados por el América de Ambato, equipo en el que se conocieron y, además de ser compatriotas, se hicieron buenos amigos. A pesar de que pusieron sus mejores esfuerzos para sacar adelante a su club en la serie A de Ecuador, descendieron.
Mientras que Borja había llegado aquel año a Ecuador, Solano ya estaba instalado en el país sudamericano unos años antes, pues había sido fichado por América de Quito, aunque casi siempre estuvo en la banca.
A Eusebio Borja, quien vestía la camiseta número 11, se le conocía con el apodo de ‘El Cacho’ por su manera de caminar; mientras que a Francisco Solano López, que usaba el 10, lo llamaban ‘El Toro’ por su fuerza física.
Después de que América de Ambato bajó a segunda división, sus caminos se separaron, pero sin perder la amistad que habían formado. En 1970, Solano fue fichado por la Liga Deportiva Universitaria de Portoviejo (LDU), que terminó a mitad de la tabla, y Borja por Patria, en Guayaquil, equipo que descendió.
Al año siguiente, en 1971, ‘El Toro’ fue convocado por el club Olmedo, de Riobamba; y ‘El Cacho’ regresó a Ambato para jugar por el Club Social y Deportivo Brasil. A los dos equipos no les fue bien, pero este último le fue peor, ya que descendió a segunda. En 1972, un año antes de que ocurrieran los hechos, fueron vendidos al club Deportivo Pereira de Colombia, donde ya militaban algunos compatriotas más. Con la intención de triunfar en el fútbol cafetero los compatriotas pusieron todo su empeño para ganarse un lugar en el cuadro titular, pero nunca pudieron consolidarse y con el pasar de los meses comenzaron a ser relegados. En esos años el fútbol no era ni sombra de lo que es hoy, todo era muy precario y los dos paraguayos pasaron por muchas carencias en esos meses.
Luego de ello, ningún equipo los llamó, pero a pesar de que no jugaban para ningún club, aparentaban una vida de lujos.




















