Ocho miembros de un mismo núcleo familiar, pertenecientes a la comunidad indígena wayuu de Uribia lloraron y gritaron al ver como sus utensilios, comida y elementos personales quedaron en cenizas.
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Afortunadamente, los afectados no estaban en la casa en el momento del siniestro, ya que se encontraban en la parte frontal de la propiedad conversando con vecinos cuando un espeso humo negro alertó a todos sobre la emergencia.
La escena era devastadora, y pese a que varios pobladores de la zona quisieron ayudar a extinguir las llamas, el intenso fuego no cesaba, por lo que fue necesario la presencia de miembros del cuerpo de bomberos del municipio.
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A pesar de la rápida llegada de los socorristas, el panorama era desconsolador, la propietaria de la vivienda, Rubiela Uriana, expresó a esta casa periodística la tristeza que le embarga tras perder en cuestión de minutos todos sus bienes: comida, camas, ropa, calzado y elementos personales.

“Fue un esfuerzo de cuatro meses por tener un lugar de refugio y calma, y todo se quemó por completo, mi esposo y yo trabajamos por tener nuestras cosas y hoy no tenemos nada”, comentó con lágrimas en los ojos.
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Rubiela afirmó que vive en la vivienda junto a su marido, quien trabaja informalmente como transportista en moto para sostener a toda la familia, que incluye a sus cuatro hijos, entre ellos un pequeño de solo un año.
La comunidad de Uribia, conmovida por la tragedia, decidió unirse para brindar ayuda a la familia afectada, quienes hasta el momento, han recibido donaciones de ropa, alimentos, dinero en efectivo y materiales de construcción, con el objetivo de ayudarlos a sobrellevar esta difícil situación y comenzar a reconstruir sus vidas.
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Las autoridades y vecinos continúan apoyando a Rubiela y su familia, demostrando que en momentos de adversidad, la solidaridad y el cariño comunitario hacen la diferencia.
Por su parte, organismos de control no tienen determinadas las causas que inició la conflagración, pues que el sitio no cuenta con un cableado eléctrico, por lo que se descarta un corto circuito, y entre los elementos incinerados estaba una pipa de gas, pero vacía.