El Heraldo
La casa donde se hospedó, desde comienzos de julio, el prófugo violador. Héctor Palacio
Judicial

Los últimos días de libertad del ‘Monstruo de La Sierrita’

En Maicao, EL HERALDO conoció lo que hizo el prófugo violador Bayron Palacio Fernández antes de que la Policía se lanzara en su busca.

Desde comienzos de julio, cada mediodía, el recién llegado inquilino del barrio El Carmen, en la agitada carrera 18 con calle 11 –junto al hirviente mercado público de esta fronterizo Municipio– se acercaba a una venta callejera a comprar el jugo de su preferencia.

“El señor calvo llegaba puntual, como un reloj a las 12, y pedía el de guanábana en leche; si no había prefería de zapote”, dijo Ledys Campo, la trigueña de contextura media que se gana la vida vendiendo jugos.

Acostumbrada a atender clientes desde primera hora de la mañana, la mujer también recordó que el forastero “no hablaba mucho” y sorprendida agregó: “Nunca me imaginé que pudiera ser alguien con problemas”.

Como la mayoría de los vecinos del sector, ella ya se había enterado de que el hombre delgado, rapado y de bajo perfil, que el 2 de julio comenzó a vivir en la casa de fachada verde, carrera 18 Nro. 11-28, era el llamado ‘Monstruo de la Sierrita’.

Bayron Palacio Fernández era buscado en toda la Costa luego de que EL HERALDO denunciara, el pasado miércoles, que el condenado violador en serie de niños menores de 14 años había recibido –por la tuberculosis que padece– el beneficio de casa por cárcel, por orden de la jueza de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Sincelejo, Lía Dennise Escudero Barbosa, y que se había fugado del sitio de reclusión asignado en Barranquilla.

Ante el escándalo nacional y en medio de los cuestionamientos, la Policía y la Fiscalía lo declararon “objetivo prioritario” para recapturarlo.

DESCANSO EN TABURETE. Tan sorprendido como Campo, Manuel Guerrero, un vendedor estacionario de gaseosas venezolanas, recordó que vio a Palacio por primera vez “el 3 de este mes”.

“Él –explicó– se sentaba ahí, bajo ese árbol, a conversar conmigo. Se veía tranquilo”. Tanto que, para no despertar sospechas, por momentos sacaba a la puerta un taburete en el que, recostado a la pared, pasaba parte de la mañana.

Guerrero coincidió con la vendedora de jugos en que Bayron Palacio se “mostraba sin aspavientos” y reveló que a este lo visitaba una niña, de aproximadamente 12 años, que se quedaba en la puerta hablando con él, bajo la sombra de los dos árboles de neem frente a la vivienda.

Una imagen diferente de la “decencia” que mostraba el violador es la que recuerda Jazmín, una de las jóvenes que trabaja atendiendo clientes en la zona de tolerancia. “El hombre nunca se metía con nosotras”, expresó; pero a las “muchachitas que pasaban sí las morboseaba, diciéndoles piropos”. Empero, no detalló qué les decía.

VENDIÓ AGUACATES. La carrera 18 de El Carmen, el mismo barrio en el que vive el alcalde de Maicao, Eurípides Pulido Rodríguez, debe la frenética presencia de vendedores a la proximidad con la plaza del mercado. Por ella a diario transitan quienes venden gaseosas y cervezas al por mayor; carricoches con mecatos; carretilleros que expenden frutas y verduras; mototaxistas que buscan clientes; cargadores de bultos y carros de mula que recogen basuras o transportan cualquier carga.

Por eso, Bayron Palacio intentó producir algo para ganarse la vida. Entonces alquiló una de carretilla para vender aguacates.

“No se alejaba mucho, lo hacía aquí, en las calles aledañas”, recuerda Ledys Campo.

No se sabe por qué razón no siguió el negocio. “O no le gustó, o no le fue bien”, comentó la mujer. Lo único cierto y es que el prófugo abandonó la idea a los pocos días.

Quien también compartió a ratos con el ‘Monstruo de la Sierrita’ fue el mayorista de gaseosas José Dangond Celedón. A su negocio, frente a la casa verde en la zona de bares y cantinas, llegaba Palacio cuando “el sol lo atropellaba, por las tardes, bajo el palito de neem”.

Dangond narró que el hombre más buscado se “sentaba calladito, sin decirnos nada” y cuenta que cuando pasaba un vendedor de tintos “le brindaba, como lo hago con los que estén cerca”.

¿QUIÉN LO RECOMENDÓ?. En ninguno de estos sitios, ni siquiera cuando empujaba la carretilla con los aguacates en plena calle, Palacio Fernández llevaba tapabocas por la tuberculosis que padece. Solo comenzó a usarlo el jueves, por razones sanitarias, luego de su captura.

Horas después, el viernes en la tarde, la dueña del hospedaje abandonó la vivienda. Lo hizo, aseguran vecinos, por “miedo”, tras enterarse de que una turba, en la mañana, apedreó la patrulla en la que el capturado fue llevado al Instituto de Medicina Legal – seccional Maicao, para que evaluaran su estado de salud. La mujer también se encargaba de prepararle la alimentación al prófugo, quien le dijo lo que podía comer.

Horas antes de irse, la propietaria de la casa explicó a EL HERALDO que ella le había dado posada al ‘Monstruo de la Sierrita’, sin cobrarle, porque llegó acompañado por una persona que ella conoce. Se negó a identificarla argumentando que “ustedes los periodistas la conocen y después vamos a tener problemas”.

No se sabe tampoco qué pasó con las pertenencias del inquilino que quedaron en el hospedaje luego de ser capturado por los policías David García, Maximiliano González y Zenón Ceballos, quienes recibieron información de su presencia en el barrio.

“Yo soy el hombre que están buscando”, les dijo el violador prófugo luego de ser descubierto cuando se identificó con el falso nombre de Rony Palacio Fernández. La búsqueda lanzada desde Barranquilla había terminado.

*Con reportería de Luis José de la Hoz

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