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En la funeraria Los Olivos de la carrera 38, en la localidad Norte-Centro Histórico de Barranquilla, decenas de personas acompañaron en la mañana de este lunes la velación de Jesús María Hernández Romero, un voluntario de la Defensa Civil Colombiana que fue violentamente asesinado el pasado sábado 23 de agosto en medio de un atraco, en el sector de Villa Olímpica, en Galapa.

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Su padre, Jesús Hernández Bustillo, narró a EL HERALDO con voz entrecortada y las manos temblorosas la última vez que dialogó con el socorrista, y a detalle lo triste que fue recibir la noticia de su asesinato.

“Ese día (23 de agosto) hablé con él horas antes, porque él vivía conmigo ya que mi esposa falleció hace como tres años, entonces él estaba a mi lado en casa. En la tarde había salido como acostumbraba, a compartir con los vecinos que se reúnen a jugar dominó en la esquina. Luego se dirigió a una cuadra y media a retirar un dinero en un corresponsal bancario que le había enviado su hija… Cuando regresaba, dos sujetos en moto lo abordaron. Forcejeó con ellos y uno le asestó una puñalada en el pecho con un destornillador, casi directo al corazón… Él trató de caminar hasta la casa, pero en la esquina se derrumbó. Le prestaron los primeros auxilios y lo llevaron a una clínica cercana, pero la herida fue mortal”, expresó el progenitor.

Tras el crimen del voluntario, la Policía de Galapa adelantó varias investigaciones para dar con el paradero de los agresores. Sin embargo, la familia no ha recibido mayor información sobre si los tienen identificado o no, incluso les informaron que las cámaras de seguridad que están instaladas por el lugar no funcionan.

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“La Policía se movilizó, hicieron rondas e investigaciones. Hasta ahora no sabemos nada concreto del proceso. Hay algunos indicios, pero están en reserva por seguridad. El problema es que algunas personas no quieren colaborar con las cámaras de seguridad, aunque confiamos en que se logre justicia…Yo quiero aprovechar para hacer un llamado al alcalde de Galapa, porque nos tiene abandonados a nuestra suerte, tanto en seguridad como en otros aspectos. Parece que Villa Olímpica no pertenece a su jurisdicción. Aquí la Policía a veces brilla por su ausencia. Casi nunca se ve una patrulla y, cuando ocurre un crimen, vienen, hacen correctivos y después todo vuelve a quedar en lo mismo. Es una rueda que nunca se detiene”, añadió el adulto mayor.

Finalmente, Hernández Bustillo recordó a su hijo como alguien muy entregado que soñaba a lo grande en ayudar a las personas, socorriéndolas en situaciones adversas y emergencias que necesitaran de una mano amiga y confiable.

“Desde niño yo le inculqué ese espíritu de servicio a la comunidad y él se afilió a la Defensa Civil desde jovencito. Perteneció a la Defensa Civil Juvenil y desde ahí empezó su trayectoria hasta el momento de su fallecimiento. Siempre fue una persona que estuvo permanentemente prestando servicio, participando en todas las emergencias que se presentaban. Donde lo llamaran, ahí estaba... En Villa Olímpica todos están conmocionados, porque a él todo el mundo lo quería. No salen del asombro de ver cómo acabaron con la vida de una persona tan noble de una manera tan miserable. Ese es el recuerdo que nos llevamos todos en el corazón”, manifestó Hernández.