Preparar costillas de cerdo puede convertirse en un reto, pues en muchas ocasiones la carne termina con una textura dura y poco agradable.
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Sin embargo, existen técnicas para que le salga una deliciosa y jugosa costilla. Una de las formas más rápidas es recurrir a la olla a presión, donde en apenas 30 a 40 minutos las costillas alcanzan la cocción ideal siempre que se utilice suficiente líquido y un fuego moderado.
Otra alternativa se encuentra en la cocción al vapor, que conserva la humedad natural de la carne y, tras un par de horas a temperatura baja, consigue deshacer las fibras sin perder sabor.

La salmuera, por su parte, funciona como un aliado previo a la parrilla: al sumergir las costillas en agua con sal, se suaviza la estructura de la carne y se evita que se reseque durante el asado.
Para quienes prefieren soluciones naturales, los jugos de piña o papaya son un marinado ideal gracias a las enzimas que contienen capaces de ablandar en apenas media hora sin alterar demasiado el sabor.

Finalmente, un consejo sencillo pero clave es permitir que las costillas reposen unos minutos después de la cocción, cubiertas con papel aluminio, ayuda a que los jugos se redistribuyan y la textura se mantenga en su punto. ¡Buen provecho!