No había muchas alternativas. Ronaldo Jesús Arroyo Orozco tenía claro que era el boxeo, un ataúd o una prisión. Así de cruda era la cosa. Buscando una forma de sobresalir sanamente, una manera de escapar de un entorno de dificultades y sacar adelante a su familia, el chico eligió el deporte. Era la única oportunidad de alcanzar sus metas en ese entonces.
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“Vengo de un barrio de escasos recursos (Villa Katanga, Soledad), donde de diez amigos míos, cinco están muertos, tres en la cárcel y solo dos están bien”, resumió Ronaldo para ilustrar las escasas posibilidades que barajaba para surgir en la vida.
EMPRENDEDOR DESDE NIÑO
Con los valores que le transmitieron sus padres, Jorge Arroyo y Janneth Orozco, Ronaldo esquivó las situaciones inadecuadas, se metió de lleno en el pugilismo y comenzó un emprendimiento que resultó siendo más exitoso de lo que pensaba.
“Yo trabajo desde pequeño, mis papás me lo inculcaron. Mientras muchos de los amigos míos estaban robando o tirando piedra, yo andaba vendiendo chancletas, queso, Colgate o Fab puerta a puerta por toda Soledad. Eso me desarrolló la parte comercial, saber vender”, recordó Ronaldo.
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Lo que empezó con un carrito de perros calientes, en la carrera 22D con calle 56 esquina, en el barrio Villa Katanga, terminó convertido en una pequeña cadena de restaurantes que ya tiene dos sedes en Barranquilla, una en Soledad y una en Santa Marta. Parada 56 se llama el emprendimiento, bautizado así porque “en toda la 56, donde se puso el carrito de perro, quedaba una parada del Transmetro, que después, como el negocio se llenaba tanto, tuvieron que moverla un poco”.
La prosperidad del punto de comidas rápidas y el escaso tiempo que tenía para dedicarse al boxeo y a las dos carreras que estudiaba al mismo tiempo, Nutrición y dietética en la Universidad Metropolitana y Licenciatura en Educación física en la Universidad del Atlántico, lo hicieron enfocarse única y exclusivamente en su emprendimiento.
Dejó las aulas de clases y los ensogados. “Apenas aguanté un semestre con ese trote. El tiempo no me daba, salía de una universidad corriendo para la otra, y en el tiempo libre entre una y otra cosa, lo cogía para irme a entrenar al gimnasio. El carrito de perro se abría viernes, sábado y domingo”.

EL REGRESO AL BOXEO
A pesar de que adquirió la estabilidad económica que querían él, su hermano, que también tiene un negocio (Fresas con to’), y sus padres, que administran otro restaurante (Arroz con to’), algo inquietaba a Ronaldo. Existía un pendiente que no le daba serenidad. Le hacía falta esquivar y lanzar puños, su verdadera pasión.
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“Decido volver porque entré en una depresión, era mi sueño el boxeo, pero cuando empecé a ganar platica lo dejé de lado. Me dije: no puedo dejar mis sueños tirados. Si Dios me puso un sueño, hay que cumplirlo. Yo renuncié a eso por una estabilidad económica, que gracias a Dios hoy la tengo”, comentó Arroyo Orozco, que el pasado 7 de noviembre, cumplió 26 años de edad.
Hace cuatro meses viene entrenando fuertemente para su retorno al cuadrilátero, que será dando el salto al profesionalismo. Sostendrá un duelo de debutantes con el galapero José Rivera, en la categoría de semipesados (175 libras), este sábado en la Villa Olímpica, en Santa Marta, en la cartelera mixta (aficionada y profesional) que organiza Estrellas de la Candela, de Wílmer Estrada Ponce, con el apoyo de la Liga de Boxeo del Magdalena y el Frente de Seguridad de Social de la Policía, con su programa Nocaut a las Drogas. Se vivirán diez combates amateurs y ocho profesionales, a partir de las 4 p. m.
“Vuelvo por pura pasión, no por necesidad”, aclara Ronaldo. “Hay que demostrar que los sueños se cumplen. En un momento sí era por necesidad, pero ahora es por pasión por el deporte”, insiste.

AMIGO DE CARLOS UTRIA
Otra cosa que ha motivado el retorno de Ronaldo al mundo de las narices chatas y las orejas de coliflor es la gloria de uno de sus mejores amigos, Carlos Utria, campeón el fin de semana anterior del Grand Prix del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), realizado en Riad, Arabia Saudita, y quien el año entrante disputará un pleito por título ecuménico en la categoría de los welter junior.
“Eso también me impulsó, éramos compañeros de entrenamiento. Me alegra mucho lo bien que le está saliendo todo. Yo estuve hace poco en Soplaviento (Bolívar, municipio del cual es oriundo Utria), compartiendo con él, y me dijo: ‘tú tenías todo para ser campeón’. Eso me pegó”, admitió.
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Ronaldo, cuyo nombre se lo dieron sus padres por el famoso exfutbolista brasileño (“aunque de fútbol no saqué nada de nada”), es apodado ‘el Gitano’ porque su abuela paterna era realmente gitana y a su padre y varios de sus tíos los llamaban así.
Tiene 1,80 de estatura, segura guardia y una buena pegada. Le gusta contragolpear. Ha bajado 18 kilos desde que empezó a prepararse para el combate. Ya veremos si este atlanticense, que en el pasado entrenaba con Darley Pérez y ‘el Meque’ Barraza, entre otros pegadores destacados, bajo el mando de Álvaro Mercado, puede volver victorioso a un deporte que exige total pasión.




















