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La realidad de los paga diario o paga pieza es un “mal necesario” que padecen personas en la capital del Magdalena, sobre todo, en Pescaito y en el centro histórico.

“La cuestión de pagar diario es muy difícil, porque hay días que no tenemos y hay hoteles o casas de paga pieza, que no les importa si uno se hace o no se hace plata y, al día siguiente, o el mismo día lo sacan a uno con niños y todo”, expresa Milena, una vendedora ambulante de Santa Marta que trabaja y vive junto con sus dos hijos menores de edad, en el centro histórico de la ciudad.

En promedio, el alquiler diario de una pieza cuesta 12.000 pesos, un usuario paga ese valor por un dormitorio que tiene cama, un juego de sabana, almohada y un ventilador. Para cocinar, las personas llevan su estufa y compran la pipeta de gas por cuenta propia. Tienen derecho a uso compartido de baño, lavadero, tendedero de ropa y cocina. El aseo es realizado por cada inquilino.

El hacinamiento y deterioro de las edificaciones donde funcionan los pagadiario son una condición más de vulnerabilidad y segregación para hombres, mujeres y familias que no tienen otra opción de vivienda.

Ante esta situación, el Gobierno a través de la Agencia Nacional Inmobiliaria, ANIM, ya tiene en marcha un proyecto que les permita a estas personas acceder a un programa de arrendamiento temporal innovador, dejar de hablar de inquilinato, pensión o paga diario tal como se concibe desde la realidad social.

Fotos archivo EL HERALDO

“Lo que buscamos es garantizar la función social de aquellos inmuebles, de propiedad del Estado; utilizarlos para generar soluciones integrales de vivienda en renta, que incluyan espacios para el desarrollo de actividades complementarias y de apoyo, pensando en el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de los hogares beneficiados, más allá de la simple dormida”, explicó Nicolás Corso, director de la Agencia Nacional Inmobiliaria, ANIM.

Se trata de un concepto de revitalización de los centros urbanos, una vieja idea que el presidente Gustavo Petro ha fortalecido a través de los años, bajo la que construyó el barrio Bolívar 23 en Zipaquirá, que implementó en Bogotá durante su alcaldía y que avanza en su fase de estructuración en Santa Marta.

Es una de las puntas de lanza del Plan Nacional de Desarrollo, Colombia contra la segregación, que padecen quienes viven de la economía popular, el proyecto ofrece la oportunidad de un lugar para vivir dignamente, acorde con su necesidad y su realidad.

“El concepto de reúso de las edificaciones es el núcleo de este proyecto de vivienda transitoria que se echa a andar, sí o sí, con la gente; sin gentrificación, con asociaciones público populares, con vendedores ambulantes, pescadores, trabajadoras de la economía popular. Nosotros como Gobierno, simplemente, facilitaremos que sus propuestas se hagan realidad. No podemos pensar en vida, si mujeres que trabajan en la venta ambulante, están en angustia y zozobra permanentes.” puntualizó Corso.