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El paso de 3I/ATLAS por el Sistema Solar sin duda se ha convertido en uno de los fenómenos más comentados del año.

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A diferencia de otros cuerpos que suelen permanecer dentro de la vecindad cósmica, este objeto proviene de fuera y viaja a gran velocidad rumbo al espacio profundo. Su comportamiento, lejos de ser común, ha despertado un interés particular entre astrónomos y centros de investigación internacionales.

En las últimas semanas, la atención se centró en una señal periódica captada por instrumentos de observación. Tras su análisis digital, esa variación se transforma en un ritmo que recuerda a un latido humano.

ATLAS/Universidad de Hawái/NASAEn las últimas semanas, la atención se centró en una señal periódica captada por instrumentos de observación. Tras su análisis digital, esa variación se transforma en un ritmo que recuerda a un latido humano.

El público lo ha interpretado de distintas maneras, los especialistas aclaran que no se trata de sonido real, sino de la representación de fluctuaciones luminosas y electromagnéticas emitidas por el cuerpo.

El análisis más reciente sobre este objeto fue unido en una investigación publicada por Astronomy & Astrophysics. Allí se detalla que 3I/ATLAS mantiene una rotación estable de poco más de 16 horas por vuelta. Esa periodicidad genera patrones que se repiten una y otra vez, lo que da origen al ritmo que ahora se ha popularizado.

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Además, los equipos que lo monitorean descubrieron que el objeto cambia con el paso de los días. Su superficie se ha vuelto progresivamente más rojiza y su actividad de polvo aumentó a medida que avanzaba hacia su punto más cercano al Sol. Estas variaciones hacen que la señal procesada sea cada vez más marcada.

Una de las sorpresas más grandes es que, pese a su actividad, 3I/ATLAS no ha mostrado una cola visible como la de los cometas tradicionales. La explicación, según los expertos, tiene que ver con la perspectiva desde la que se observa y con el tamaño de las partículas que desprende, demasiado grandes para formar una estela distinguible.

NASA/EFEUna de las sorpresas más grandes es que, pese a su actividad, 3I/ATLAS no ha mostrado una cola visible como la de los cometas tradicionales.

Después de alcanzar su perihelio a finales de octubre de 2025, 3I/ATLAS continúa alejándose del Sol. Si nada altera su trayectoria, abandonará nuestra región planetaria alrededor de marzo de 2026. Los científicos esperan aprovechar los próximos meses para registrar cómo cambia su coma, su color y la intensidad de su patrón rítmico antes de que desaparezca para siempre de nuestra vista.

Aunque su paso es temporal, los datos obtenidos ya lo posicionan como uno de los objetos más intrigantes observados en décadas y una oportunidad única para estudiar material que proviene de otros rincones de la galaxia.