En la ciudad de Valledupar, uno de los recientes casos de violencia intrafamiliar e intento de homicidio en contra de una mujer sucedió el pasado 25 de septiembre, cuando Heriberto Enrique Gutiérrez Díaz le propinó dos balazos a su expareja sentimental, Diana Salas Rodríguez, de 36 años.
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Versiones de las autoridades dan cuenta de que al recibir el llamado de la comunidad encontraron al hombre encerrado en uno de los apartamentos del edificio Aqua, en el barrio Novalito. En el pasillo había rastros de sangre de la mujer que había sido herida en las piernas y por ello fue auxiliada y trasladada a una clínica de la capital del Cesar, donde permaneció en delicado estado de salud.
El agresor de 63 años fue capturado en flagrancia por la Policía Nacional y judicializado por el delito de intento de homicidio.

“Los hechos se presentaron cuando la patrulla del cuadrante fue alertada por la comunidad sobre una mujer que solicitaba auxilio en las afueras de su apartamento. El teniente coronel Hernán Mauricio Torres Rozo, comandante encargado de la Policía Metropolitana de Valledupar, manifestó que al llegar al lugar los uniformados encontraron a la víctima con heridas en sus piernas ocasionadas con arma de fuego, la víctima señaló como presunto agresor a su expareja sentimental, quien se encontraba en uno de los apartamentos del conjunto”, indicó en su momento la Policía.
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Y es que este año en la ciudad de Valledupar se han registrado 93 capturas por casos de violencia intrafamiliar, la mayoría de ellas en flagrancia y otras por orden judicial. Constantemente la Policía informa sobre hombres que son capturados por golpear brutalmente a su pareja o expareja sentimental, quienes deben ser llevadas a centros asistenciales por la fuerte golpiza o lesiones con arma cortopunzante o de fuego que han sufrido.
Los detonantes de la violencia son la no aceptación de la ruptura amorosa por parte del agresor, al momento en que la mujer se cansa de los continuos maltratos o incluso infidelidades.
Se atreven a denunciar
De acuerdo con la jefe de la ‘Patrulla Púrpura’, de la Policía Metropolitana de Valledupar, teniente Tania Marcela Guaque, el aumento de las capturas no está relacionado en que los casos han aumentado de manera precipitada, estas consisten en que las mujeres han decidido denunciar y no quedarse calladas ante los continuos maltratos.
También ha influenciado la solidaridad ciudadana al ver que una mujer está siendo maltratada acude a llamar al cuadrante de vigilancia como primer respondiente de lo que sucede en las comunidades.
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“En estos casos hay mujeres que están dispuestas a denunciar, ya que hay un ente regulador y de protección que empieza desde que se emite la medida, pero se ha evidenciado que no es que crezca, sino que las víctimas están denunciando, se ha incrementado la denuncia y han sido más valientes en decir qué les está pasando. Además, las rutas de atención tratan de ser efectivas y muestra de ello es que se han evitado feminicidios, capturas y seguimiento de los casos”, indicó la oficial.
Destacó a su vez que en Valledupar este flagelo se da sin distingo de estratos sociales, y de diferentes maneras, por ello la denuncia es fundamental, “de la ciudad hemos sacado a mujeres a través de la red de apoyo para llevarlas a un entorno más seguro y así evitar tragedias”.
La teniente Tania Marcela Guaque explicó que a través de la estrategia de la ‘Patrulla Púrpura’ han logrado salvar vidas no solo en Valledupar, sino a nivel nacional y evitar que los casos sigan en aumento.

“Hacemos acompañamiento a víctimas con rondas y patrullajes a las medidas de protección que nos remite la comisaría o la Fiscalía General de la Nación, también hacemos campañas de prevención en la violencia basada en género y les explicamos cómo es la ruta que se debe activar cuando una persona sufra este flagelo. Acompañamos a niñas, niños y adolescentes, líderes y toda la clase de género y orientación sexual diversa”, indicó la funcionaria policial.
Cuando se presenta un caso de mujer violentada la ruta inicia con el restablecimiento de los derechos de la víctima, en conjunto con la Comisaría de Familia o la Fiscalía General de la Nación. Luego emiten las medidas de protección, o dependiendo la gravedad de las lesiones se produce el desalojo del agresor de la vivienda, con medida de alejamiento y restricción. Todo esto se da mediante la estrategia de la patrulla.
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“Hay casos en los que vamos a pasar revistas y el victimario sigue en la vivienda y ahí se nos escapa de la competencia porque no tenemos autoridad al interior de las casas. En ocasiones nos encontramos casos que sucede la violencia, se le presta la ayuda primaria, se activa la ruta y cuando deben ir a rendir declaraciones en la Fiscalía no lo hacen y quedamos con el trabajo a medias, y siguen con el victimario. Hemos tenido casos en los que físicamente las destruyen brutalmente, y luego van a la Fiscalía a desistir de la investigación. Sin embargo, la recomendación principal sigue siendo la denuncia porque lo que nos interesa es proteger la vida de todos los géneros, pero principalmente de las mujeres que son las que más viven este flagelo, la ayuda les puede salvar la vida y cuando la violencia escala termina en feminicidio”, puntualizó la teniente Tania Marcela Guaque.
Una sobreviviente
Nayibe Romero sufrió por 18 años violencia intrafamiliar por parte de su entonces compañero sentimental y padre de dos de sus hijos. Los maltratos fueron repetitivos con insultos, golpes, amenazas de muerte e incluso violación sexual.
En el año 2019 decidió buscar ayuda en la Casa de la Justicia del barrio La Nevada, en Valledupar, y luego en la Fiscalía General de la Nación. Su impulso fue empezar a contar qué le estaba pasando y tener independencia económica.
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“Soy sobreviviente de violencia intrafamiliar agravada, es algo que no le deseo a ninguna mujer que lo viva; sin embargo, muchas lo están viviendo. Reconozco que como mujer nos quedamos en ese círculo de miedo porque me pasó durante muchos años con el que fue mi esposo y padre de dos hijos. Esa persona no le tenía temor a la Policía, me hacía dormir en la calle con mis hijos, y si lo denunciaba me decía que me mataba. La violencia psicológica acorrala”, indicó Romero.
Con valentía, denunció a su agresor las veces que fueron necesarias hasta que estuvo preso por año y medio, pero logró la libertad condicional.

“En ese período de libertad tampoco respetó y los maltratos, agresiones, persecuciones regresaron, temí por mi vida, hasta que lo volvieron a capturar y condenaron a 12 años de prisión, Por eso la recomendación es que denuncien, sé que da miedo, pero hay que hacer ruido, el primer golpe se vuelve repetitivo”, subrayó Nayibe Romero.
También, la psicóloga Lisbeth Ruiz Muralla apuntó que una mujer violentada física y verbalmente puede generar afectaciones emocionales profundas, que pueden derivar en trastornos traumáticos y en un deterioro significativo de la autoestima y la autonomía personal.
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“En el entorno donde se desempeñen siempre hay redes de apoyo, iniciando con la denuncia en la Policía Nacional, Fiscalía, Casa de Justicia, a algún familiar cercano que le pueda brindar ayuda, quedarse callado no es la solución y por ello es muy importante contar lo que está sucediendo y en primera medida alejarse del agresor para evitar consecuencias que no se puedan remediar como es la muerte”, expresó la profesional.
Según cifras de Medicina Legal, a corte del mes de agosto, a nivel nacional se habían presentado 39.140 casos de violencia intrafamiliar en el país. De estos hechos, 29.660 fueron en contra de mujeres, y 9.480 en hombres. En Valledupar se han registrado 593 casos en general.




















