Por eso, sigo creyendo que es el personaje más humano de toda la mitología griega. No tiene la fuerza de Aquiles ni la fatalidad de Edipo. Pero tiene algo más difícil de encontrar: la voluntad de no olvidarse de sí mismo.
Esta estrategia ha construido una colección de arte única, capaz de reflejar con gran sensibilidad las emociones que se viven durante el torneo.
Yo, como joven barranquillera, me siento privilegiada. No por tener lujos, sino por tener paz. Por tener un hogar. Por demostrarme que el esfuerzo valió la pena. Hoy más que nunca, creo en Barranquilla. Y creo en este modelo de ciudad que empieza por algo tan simple y poderoso como una llave en la mano.
Y aunque en Colombia muchos actores institucionales se resistan a admitirlo, la tortura sí existe, y no solo como violencia física. También lo es el hacinamiento, la negación de atención médica, la falta de acceso a baños dignos o la amenaza permanente de abuso sexual.