La vida de ‘Chucho’ se apagó este miércoles. Después de 6 años de haber llegado al Zoológico de Barranquilla, el oso de anteojos falleció en medio de un procedimiento veterinario de urgencia que fue realizado debido a signos de alerta alrededor de una agresiva enfermedad.
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A través de un comunicado, el Zoológico explicó que el animal venía presentando problemas de salud desde cinco días atrás: 'Chucho disminuyó su consumo de alimento y, debido a su apetito voraz, esto llamó la atención de sus cuidadores. También notamos que su respiración se había alterado y, finalmente, detectamos una herida al interior de su boca (…) que sospechamos podría ser producto de un cáncer agresivo'.
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La muerte del oso de anteojos, que en el 2018 fue escogido como presidente del Zoo, trajo a colación el mediático caso que protagonizó y marcó precedentes legales alrededor de los derechos de los animales.
La historia de Chucho
En sus primeros años de vida, Chucho experimentó el cautiverio en la Reserva La Planada, ubicada en Nariño. Desde allí fue trasladado a Manizales, donde convivió junto a su hermana Clarita en condiciones de semi-cautiverio, en un espacio sin barreras, pero con dependencia por parte de seres humanos.
Años después, su compañera natural falleció de un cáncer y ‘Chucho’ sufrió de una fuerte depresión. En consecuencia, sus tenedores, Corpocaldas y Aguas de Manizales, aceptaron un acuerdo con el Zoológico de Barranquilla para trasladar al ejemplar masculino que llegó en el año 2017.
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Tan solo 43 días después de entrar por las puertas del Zoológico de Barranquilla, un fallo de la Corte Suprema de Justicia ordenó que ‘Chucho’ fuese liberado. Un recurso de habeas corpus presentado por un abogado buscaba reconocer a los animales como ‘seres sintientes’.
La respuesta no se hizo esperar. El zoológico rechazó la decisión y presentó una acción de tutela basándose en que el animal no podía ser liberado bajo ninguna circunstancia, teniendo en cuenta que se encontraba habituado al contacto humano desde su nacimiento y que no desarrolló habilidades naturales y sociales para interactuar con otros individuos de su especie.
El caso fue seleccionado por la Corte Constitucional y se dispuso una audiencia pública, donde se determinó que el juzgado que concedió la acción de habeas corpus incurrió en errores, ya que no era un recurso procedente para los animales y que estos eran especies protegidas por el ordenamiento jurídico colombiano, que cuenta con otros recursos para invocar sus derechos.
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Finalmente, ‘Chucho’ se quedó en Barranquilla, donde pasó sus últimos años. Según Farah Ajami, directora del Zoológico, además de triste, fue inesperada por que el animal se encontraba bien de salud.
'Nosotros le hicimos exámenes hace dos meses para para monitorear el cáncer que había padecido hace un año y no encontramos nada significativo. Estamos muy tristes porque era un animal muy querido, muy cuidado y también muy visitado, para nosotros que lo cuidamos es un golpe durísimo', sostuvo Ajami en diálogo con EL HERALDO.



















