Los íconos católicos se renuevan con arte

El arte y la religión son una dupla inmemorable. El epicentro del catolicismo mundial, el Vaticano, está revestido de manifestaciones artísticas que la humanidad no se cansa de contemplar por su significado en el ámbito estético. El recién formado cuerpo de Adán desprendiéndose de Dios, en el más famoso de los frescos de Miguel Ángel, coronando la Capilla Sixtina; o las Estancias de Rafael, escondidas en los Museos Vaticanos, hablan de la íntima relación de pintura y escultura con lo sacro, esencialmente con la Iglesia Católica.

Pero los Renacentistas, que marcan un punto de quiebre desde la Edad Media, parecen haberse vuelto benevolentes con nuevas manifestaciones artísticas. Estas se han modernizado. Ya no surgen Da Vincis pintando últimas cenas, sino creadores costeños que se han atrevido a ‘desmitificar’ las iconografías más tradicionales de la religión católica para inyectarles contemporaneidad a través del uso del color, un referente del Caribe.

María Victoria Debs, por ejemplo, es dueña de una obra de riqueza cromática que ha cargado de tonalidades fuertes el rostro de Jesús. Esa imagen es una de las 23 que desde ayer exhibe en la Intendencia Fluvial, en el marco de la exposición María en el paraíso, una clara alusión a la carga autobiográfica de su propuesta, al Edén bíblico y a su cercanía con la figuración católica y artística.

“Fue culpa del padre Édgar”, dice ella, refiriéndose al párroco de Iglesia Inmaculada Concepción. Édgar Llanos Baena –ese es su nombre completo– le encargó, hace casi 15 años, a María Victoria, restaurar los semanarios de la iglesia Tres Avemarías, cuando aquel era el encargado de dicha parroquia. “También arreglé los osarios de esa misma iglesia. Hay un ángel, y le hice laminillas de oro. Restauré la pared, que estaba llena de hongos”.

Ese acercamiento inicial de Debs con la obra sacra acabó por imponerse en su arte, que en su más reciente exposición incluye una interpretación del ojo del Mesías como epicentro de la muestra, además de una nueva versión de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, pintada con tonos morados y azules, evidencia de contemporaneidad.

“Ellos me inspiraron. Es como si, de alguna manera, cogieran mi mano y pintaran. Es una simbiosis muy espiritual”, cuenta Debs, narrando cómo la Virgen, Jesús y los ángeles se han convertido en musas de su obra y estilo, como hace más de una década lo fuera aquella Virgen de Covadonga española de casi tres metros de alto que pintó por encargo. Su visión del Paraíso, edénica y mística, estará abierta durante un mes en la renovada Intendencia.

Pequeñas figuras

Las barranquilleras Evelyn y Natalia Rodríguez son artistas plásticas que encontraron en su profesión una forma de contribuir a su religiosidad. Ellas le dan un toque moderno y llamativo a las tradicionales imágenes religiosas y las ofrecen al público católico a través de su cuenta de Instagram, con Bendita Pureza como nombre de su marca.

Este proyecto comenzó hace seis meses, cuando las hermanas Rodríguez se dedicaban a arreglar artesanías que se dañaban o se deterioraban por el sol. “Lo que queremos es resaltar las imágenes religiosas poniéndoles un toque artístico para que las personas se vuelvan a enamorar de ellas”, contó Evelyn.

Según las hermanas, la respuesta de los creyentes ha sido muy positiva, y han logrado su objetivo de querer rescatar la tradición de que las personas quieran volver a tener en sus casas este tipo de figuras. Las imágenes que más venden son las vírgenes de Guadalupe, Fátima y la Milagrosa.

En la misma línea se encuentra el cartagenero Alvaro Emiliani, quien desde hace cinco años se dedica a pintar íconos de La Heroica, como la palanquera y la India Catalina, además de imágenes religiosas que, según él, son las que tienen más acogida en el común de las personas. “No dejamos de ser una cultura religiosa y de fe, por eso fue inevitable adoptar íconos más allá de la cultura colombiana. Íconos mundiales, como los religiosos”, asegura.

Emiliani comercializa sus artesanías por medio de su cuenta @alvipop y, al igual que las hermanas Rodríguez, elabora diseños personalizados según las preferencias de color de los clientes.

Lo que piensa la iglesia

Según el padre William Díaz Muñoz, párroco de la iglesia Torcoroma y delegado del Arzobispo para la Catequesis, desde siempre la vida de la fe ha servido de inspiración para que artistas de todas las épocas expresen su creatividad. El religioso opina que la parte positiva de estas intervenciones artísticas es que actualiza y acerca las figuras religiosas a los creyentes.

Por otro lado, le preocupa que este proyecto se convierta en un “boom de moda” y se comercialice, de manera que otras personas que no son artistas empiecen a pintar las imágenes de una manera “brusca” que exprese una visión distorsionada de lo que es la fe, chocando con las creencias de los cristianos católicos. Sin embargo, el sacerdote añade que considera que es un trabajo curioso y que no cree que moleste la voluntad de Dios.