Mudarse a otro país puede ser una experiencia desafiante como a su vez enriquecedora, al conocer costumbres y arraigos culturales propias del nuevo lugar. Sobretodo si es en otro continente. Es el caso de la colombiana Laura Vargas, quien se encuentra radicada desde hace un tiempo en la Madrid, España.
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Una de esas experiencias, y que a Laura le parecían inusuales en su primer acercamiento, es la ausencia de música en establecimientos públicos.

La música, además de ser un estimulo sonoro, hace parte de la identidad de un territorio. En Colombia es común escuchar desde alguna bocina, melodías que amenizan la cotidianidad de sus habitantes: las canciones navideñas para esta época de fin de año, el sonido del tambor en las festividades de carnavales, y cualquier parlante en la tienda que sintonice la emisora local.
“¿Sabes a qué cosa te acostumbras sí o sí aquí en España, sin darte cuenta porque nunca? Porque nunca lo habías contemplado, ni siquiera, ya que hace parte de nuestra esencia como latinos, o por lo menos como colombianos”, comentó la colombiana documentando esta experiencia.
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Es que en España el panorama es totalmente distinto según Laura Vargas, quien explica que hay ciertos tipos donde la música no está permitida: en una ocasión salió a compartir un rato de esparcimiento con sus compañeros de trabajo en un bar, y se sorprendió al no escuchar la música sonando de fondo.
Lo mismo sucedió al ir de paseo fue a una playa en Málaga, capital de la Costa del Sol en Andalucía, pero no la de la melodía al no sonar ni un nota musical durante su estadía. Contrario a los populares paseos de olla característicos del arraigo colombiano, con música vallenata.
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La mujer, quien ha compartido su experiencia en este choque cultural en su cuenta de Tiktok, aclara que si bien fue cuestión de adaptarse a este nueva norma cultural, sigue pareciéndole extraña.
“Aunque parezca extraño, sí se disfruta. No todo el tiempo tienes que tener la música al lado. Es increíble, pero pasa, créeme. Cuando llegué, me hacía falta cada vez que visitaba un sitio. Acá solo hay lugares especiales, que no sé si tienen un nombre en particular, o quizá solo algunos bares tienen ‘musiquita’, pero no es algo común ni normal”.
Sin embargo, puntualiza en el respeto por las costumbres y normas culturales del país ibérico.
“Aquí lo común es que tú aprendas a disfrutar de tomarte algo sin música. Eso es algo muy increíble para nosotros los colombianos, y más para mí, que soy costeña”, rescatando idiosincrasia alegre del colombiano.
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