Eva Amaya: feminicidio de lideresa en Tolú, Sucre, con arma blanca

La lideresa Eva Amaya Vidal fue hallada sin vida en el baño de su vivienda en el municipio de Santiago de Tolú, Sucre, el pasado sábado 11 de septiembre. Sus familiares, en vista de que llevaban varios días sin saber de ella, decidieron ir hasta su casa a buscarla y se encontraron con la lamentable escena.

De acuerdo con los informes preliminares, su cuerpo fue encontrado con cuatro heridas causadas con arma blanca, dos de ellas en su cabeza.

'La encontramos toda ensangrentada, con una toalla en el cuello, con la que al parecer la ahorcó, y se encontraba en estado avanzado de descomposición', señaló Tulio Amaya, hermano de la víctima, a medios locales.

De 31 años, Amaya Vidal, hacía parte de distintos programas de la Gobernación de Sucre como la Estrategia de Productividad e Innovación, Sucre Innova y Sucre Sabe Diferente, donde se desarrollaba como líder y ejemplo femenino ante la sociedad.

Al parecer, según denuncias de diferentes organizaciones, la víctima vivía con su pareja de 41 años, Freddy Rodríguez, y sus dos hijos en Tolú. Tras el asesinato de Amaya, el hombre habría desaparecido junto con los menores de edad para luego ser hallado sin vida con varias heridas en un hotel de Fusagasugá. Según las autoridades, se trató de un suicidio.

A través de un hilo en su cuenta de Twitter, el organismo constitucional rechazó el feminicidio de Eva Amaya y mostró su solidaridad con la familia y comunidad toludeña.

'Rechazamos el feminicidio de Eva Amaya ocurrido en Tolú, Sucre. De acuerdo a las autoridades, fue asesinada en su vivienda, donde fue encontrado su cuerpo con múltiples heridas causadas con arma blanca. Extendemos nuestra solidaridad a su familia y a la comunidad', trinó la entidad.

Además, reconoció el trabajo de la lideresa por Sucre, en las diferentes estrategias de innovación en el departamento y advirtió sobre los riesgos que la lideresas y defensoras de derechos humanos pueden pasar para resquebrajar sus posibilidades de guía.

'Advertimos los riesgos diferenciales sobre las lideresas y defensoras de DDHH, quienes han sido víctimas de violencias basadas en género, cuyo impacto puede extenderse a sus núcleos familiares y redes de apoyo, y resquebrajar la posibilidad de ejercer sus roles de liderazgo', sentenció la Defensoría.