Miles de personas afectadas por la ola invernal en el Caribe, es lo que tiene en zozobra la zona rural del municipio de Caimito, en el San Jorge sucreño, donde las aguas desbordadas de los ríos, caños y ciénagas que lo bordean se han alojado en sus casas, obligando a algunos a salir a lugares secos y a otros a estar sobre tambos en madera de gran altura.
Si bien en la zona urbana de este municipio también hay inundaciones como ocurre en Sucre-Sucre, San Marcos y San Benito, en el área rural es donde más se siente esta problemática ocasionada por la primera temporada de ola invernal de este año.
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En un recorrido por las veredas Pumpuma, Los Sosa, El Limón y Guayabal, al igual que en el corregimiento El Mamón, se evidenció la magnitud de la tragedia. Hay un panorama desolador.
Cultivos y casas bajo el agua, y un clamor generalizado de alimentos, por la situación, la diputada Rosalba Cury, les expresó a los gobiernos departamentales que 'el hambre se soluciona, no se censa'.
Para llegar a todas las zonas mencionadas anteriormente, solo es posible vía acuática, pero en estos momentos, hay que enfrentarse al taponamiento que ha hecho la tarulla en el sitio donde se unen los ríos Cauca y San Jorge.
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Aldemar Rodríguez, habitante de la verada Pumpuma, relató que perdió la cosecha de arroz y maíz, además de los animales. Lleva tres meses inundados y sin recibir ayudas.
'Queremos que nos ayuden. Las casas están casi que las tapa el agua, nos estamos muriendo de hambre, no tenemos alimentos. Las lluvias de este 2022 son más intensas y ya están llegando a superar a la emergencia que vivimos en el año 2010. Le hago un llamado al gobierno para que mire nuestra necesidades', aseguró.
Por su parte, Celinet Silva Valencia, habitante de El Limón, dice no querer vivir lo mismo que la tragedia ocurrida en 2010.
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'Es doloroso tener que salir de este caserío por tanta agua. En estos tres meses el nivel de las aguas ha subido 5 metros y a mí me atacan los nervios, me duele mucho ver mi rancho debajo del agua', dijo esta adulta mayor que le agradeció a la fundación Compensar, al alcalde y la gestora social del municipio por llevarles unas ayudas.
El mismo drama vive María López, una madre de 4 niños, que afirmó que están pasando mucha hambre porque es muy poco el alimento que se consigue en la zona.
'Es duro vivir como unos animales arriba de un tambo, mis días son interminables, los niños lloran porque su niñez se ha visto frenada por que no tiene donde jugar. Nos estamos muriendo de hambre, el alcalde es el único que ha llegado a estos lugares con ayudas y amigos que nos dan algo para sobrevivir. Los días y las noches sin largos', anotó.
Para Óscar Mario Heredia, alcalde de Caimito, esta emergencia es muy triste ya que sus coterráneos hoy padecen de muchas necesidades.
'Esta situación desborda nuestra capacidad económica, por lo que solicitamos ayudas. Venimos cada rato a visitarlos y traerles algo para que sepan que estamos con ellos y decirle al Gobierno Nacional que no nos dejen solos que los caimiteros los necesitamos' anotó el mandatario.
