La iglesia Católica ha declarado a Pier Giorgio Frassati como su nuevo santo. Apodado por Juan Pablo II como el “hombre de las ocho bienaventuranzas”, ha sido canonizado por el Papa León XIV este domingo.
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Piergiorgio nació en Turín, Italia, en 1901 en el seno de una rica familia burguesa: su padre Alfredo, senador liberal, periodista, propietario del periódico “La Stampa”, amigo íntimo de Giolitti, del que fue enviado a Berlín como embajador de Italia; su madre era una pintora muy reconocida: El rey de Italia, Víctor Manuel III compró uno de sus cuadros expuestos en la Bienal de Venecia. El clima que se respiraba en la casa de Frassati no era en algún modo una “atmósfera de fe”, pero el Señor supo cómo abrirse camino en los corazones de las personas dispuestas a escucharlo.
Piergiorgio rechazaba el tipo de vida que se conducía en casa y también se sentía a disgusto en la clase social a la que pertenecía; además, la fe era un elemento más de forma que de sustancia. Compartió su infancia con su hermana Luciana, apenas un año más joven, su única confidente en cuanto comenzaron a emerger los contrastes cada vez mas frecuentes con mamá y papá.

Por si fuera poco, Piergiorgio no era un gran estudiante, pero logró entrar al Instituto Social de los Padres Jesuitas y luego, después del bachillerato, se inscribió en Ingeniería Mecánica con especialidad minera para estar cerca de los mineros, considerados entonces los más explotados entre los explotados. En esas difíciles condiciones familiares, de todos modos Piergiorgio decidió quedarse en casa, junto a su familia, para poder ejercitar su grande empeño social y su caridad a los pobres, su amor a la oración y a la eucaristía, que superaron con creces su escasa dedicación al estudio. Desafortunadamente, no alcanzó a obtener en vida su título de ingeniero y sólo hasta el 2002 le fue concedido “honoris causa”.
A los 17 años, se unió a la Sociedad de San Vicente de Paúl, sirviendo a los pobres, enfermos y soldados tras la Primera Guerra Mundial. Apasionado alpinista, encontraba en las montañas una conexión espiritual, adoptando el lema “Verso l’alto” (“Hacia las alturas”). Como terciario dominico, tomó el nombre “Fray Gerónimo” en honor a Girolamo Savonarola, fraile dominico del siglo XV conocido por su fervor reformista y martirio, cuya valentía inspiró a Frassati.
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Miembro de la Acción Católica y la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI), Frassati defendía la doctrina social de la Iglesia y se oponía al fascismo emergente en Italia. Contrajo polio, probablemente por su contacto con los enfermos, y murió el 4 de julio de 1925, a los 24 años. Su funeral atrajo a miles de pobres que había ayudado en secreto. Beatificado por Juan Pablo II en 1990, quien lo llamó “hombre de las ocho bienaventuranzas”, su cuerpo se encuentra en la catedral de San Juan Bautista en Turín y será trasladado a Roma para el Jubileo de la Juventud.