El Heraldo
La caminata para recordar a sus familiares asesinados recorrió la vía principal. Cortesía
Región Caribe

El Salado quiere sanar sus heridas a 15 años de la masacre ‘para’

Habitantes del corregimiento de Bolívar conmemoran hoy una de las peores tragedias del conflicto, que dejó más de 60 muertos.

El Salado, poblado ubicado arriba de los Montes de María, supo del horror entre el 18 y el 21 de febrero de 2000 cuando las autodefensas, al mando de Úber Banquez, alias “Juancho Dique”, perpetró una de las peores masacres en la historia del conflicto armado en Colombia.

El comando de 450 hombres armados hasta los dientes, en cumplimiento de la orden impartida por los jefes paramilitares Carlos Castaño, Salvatore Mancuso y Jorge 40, que operaban en Bolívar y Sucre, ingresó a sus predios para hacer una “fiesta” macabra de sangre y lágrimas.

Usaban prendas parecidas a las de las Fuerzas Armadas. Fueron de casa en casa ordenando a los lugareños, niños, jóvenes y ancianos, que dejaran lo que estaban haciendo y se congregaran en la cancha, zona central del poblado.

Muchos creyeron que se trataba del Ejército, que iba a hacer una operación de rutina. Pero todo resultó una pesadilla. La más cruel.  La de El Salado hace parte de la más notoria y sangrienta  escalada de eventos de violencia masiva cometidos por los paramilitares en Colombia entre 1999 y 2001, tal como lo define el Centro de Memoria Histórica.

En ese período y solo en la región de los Montes de María ese ciclón de violencia se materializó en 42 masacres, que dejaron 354 víctimas fatales.

En El Salado, corregimiento de El Carmen de Bolívar, las víctimas fueron asesinadas a cuchillo, a garrote y a bala, frente a todos, y con música y licor, los criminales perpetraron su orgía de sangre.

Los  ‘paras’ venían de un recorrido tenebroso, sembrando la muerte en las veredas de estos cerros montemarianos, desde Gauimaral, Sucre, hasta llegar a El Salado, de donde salieron 7.000 desplazados.

Se estima que en esta acción murieron 60 personas, acusadas de ser colaboradoras de la guerrilla

Quince años después, trescientas familias que retornaron a su terruño y otras que nunca más lo quisieron hacer, buscan cerrar el ciclo de la violencia, para que no haya más venganzas y derramamientos de sangre.

Muchos han perdonado a sus víctimas y casi todos los victimarios, detenidos en cárceles y acogidos a los procesos de desmovilización y de Justicia y Paz, han mostrado arrepentimiento por su accionar y el dolor que ocasionaron a tantas familias.

En el 2013 fue el mismo presidente Juan Manuel Santos, quien públicamente a nombre del Estado pidió perdón por las faltas de la Fuerza Pública, que, de acuerdo a las investigaciones, permitieron la matanza.

La Procuraduría General de la Nación ha sancionado a militares por el nivel de negligencia que mostraron en aquel nefasto febrero.

Arturo Zea, director regional de la Unidad de Víctimas, dijo que El Salado lucha por su reconstrucción. Agregó que esta vereda puso a prueba al país y considera que el balance ha sido positivo.

Hoy la mayoría de las familias víctimas de los ‘paras’ ha sido indemnizada y con la ayuda de la comunidad internacional y el Estado el poblado cuenta con servicios básicos, biblioteca, casa de la cultura, puesto de salud, escuela. Hay mejor acceso por la construcción de los 19 kilómetros de vía que hay hasta llegar la zona habitada.

El Salado cuenta con estación de Policía, como siempre lo pidieron sus habitantes, y se mantiene un anillo de seguridad por parte de la Infantería de Marina, en las afueras.

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