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Política

Ley del Montes | ¿Cómo será el 2020?

¿Recuperará Iván Duque la gobernabilidad? ¿Qué pasará con Electricaribe? ¿Donald Trump será reelegido o repudiado? ¿Pararán las marchas en el país?

Como buen año bisiesto que se respete el 2020 será bastante movido en materia política y social. Pero la gran turbulencia del próximo año podría sentirse en materia económica, no solo porque las potencias mundiales –como Alemania– están empezando a sentir los vientos de una posible recesión, sino porque a nivel interno quedó demostrado que las alentadoras cifras de crecimiento no son suficientes para lograr la armonía social que el país requiere en estos tiempos.

Seguir pensando que crecer por encima del 3 por ciento es suficiente para estrechar las alarmantes cifras de desigualdad del país es un grave error, puesto que quedó evidenciado que lo uno no se traduce necesariamente en lo otro. Si el crecimiento económico no tiene réditos sociales inmediatos, la olla de presión seguirá activándose y ello podría hacer del 2020 el más turbulento en la historia reciente del país.

El asunto de la desigualdad social es tan delicado que influyentes medios de comunicación, como The Economist, consideran que esa debería ser la prioridad de todos los gobiernos y no solo los de América Latina. El acceso a salud y educación de calidad pasó a ser uno los principales desafíos que deberán afrontar los mandatarios si de verdad quieren contribuir a cerrar la brecha social.

Pero en el caso colombiano no solo se requiere que el Gobierno nacional haga grandes esfuerzos en la lucha contra la desigualdad, sino que el Congreso de la República –tan responsable de la tragedia nacional como el Ejecutivo y el Judicial–  debe legislar con sentido social y dejar de lado su cinismo y su indolencia.

El descaro con que algunos congresistas hacen “cacerolazos” contra el Gobierno, como si no tuvieran nada que ver con la crisis nacional, es absurdo y ridículo. Ojalá que en el 2020 no aplacen medidas que los afectan directamente, como la de rebajarse el suelo de forma significativa. Ello por lo menos serviría para enviarle el mensaje al país de su compromiso en la lucha contra la corrupción.

El sector productivo también debe tomar “conciencia social” el próximo año. Ya la paciencia y los plazos se agotaron. Los marginados se cansaron y están en las calles. El modelo de “enriquecimiento privilegiado”, que se presta para atesorar riqueza a punta de prebendas y a costillas de la exclusión de la inmensa mayoría, hizo agua. Ya no se trata de “repartir mejor la torta”, para que algunas migajas caigan de la mesa y lleguen a quienes están en el piso suplicando por ellas, como ocurrió por décadas en América Latina y en Colombia. El asunto ahora es distinto. El problema es que la torta ya tiene poquitas porciones para repartir y quienes suplicaban migajas hoy quieren el pedazo que queda.

El próximo año el compromiso de todos también debería ser el de pensar en los jóvenes. Pero no como un simple discurso para atraer su atención y llevarlos mansamente a las urnas en futuras elecciones, como hacen algunos politiqueros de ocasión, sino como un genuino deber ético y moral que apunte a mejorar sus actuales condiciones de vida. Un joven sin oportunidades de crecimiento y sin opciones académicas y laborales no solo desprecia su presente, sino que maldice su futuro.

La defensa de la integridad y la vida de quienes han asumido la vocería de las comunidades a lo largo y ancho del país tiene que ser una de las mayores prioridades del Gobierno nacional el próximo año. ¡Ya está bueno de tantos líderes sociales asesinados en el país, sin que las autoridades hagan algo para evitarlo! ¡Las condenas y los rechazos oficiales a cada crimen no son suficientes! ¡La vida de todo líder social, como la de toda persona, es sagrada y el Estado no puede ahorrar ningún esfuerzo en su preservación!

En lo que tiene que ver con la Región Caribe el mayor reto es –sin duda– definir la suerte de Electricaribe. Esa tortura que padecemos debe acabarse en 2020. El próximo año deberá definirse de una buena vez el nuevo operador o los nuevos operadores que reemplacen a la tristemente célebre Electricaribe. Todos estamos a la espera de que el presidente Iván Duque honre su compromiso con la Región y cumpla su palabra. En materia de infraestructura también es importante para la región blindar financieramente y poner en marcha con todas sus garantías dos megaproyectos fundamentales: la navegabilidad del río Magdalena y las obras del Canal del Dique.

Alcaldes y gobernadores de la Región Caribe, por su parte, tendrán el enorme reto de contribuir de forma significativa a cerrar la brecha social, que tiene a varios de nuestros departamentos ocupando los últimos lugares a nivel nacional.

¿Qué nos traerá el 2020?

2020, ¿el año de la gobernabilidad de Duque?

Cualquier presidente que en Colombia hubiera acabado con la llamada mermelada tendría varios monumentos en pueblos y ciudades del país. Cualquiera menos Iván Duque, que cerró el año con apenas un 20 por ciento de aprobación. El haberle quitado la mermelada a los congresistas significó un enorme costo político para Duque, que debió tramitar varias de sus iniciativas con un Congreso en contra. En Colombia todo gobierno necesita de un “Congreso amigo” para poder sacar adelante sus iniciativas. Sin gobernabilidad el fracaso legislativo del Gobierno está cantado. Para este 2020 que comienza en pocas horas, el Gobierno está contando con la llegada de un aliado muy poderoso, que no es otro que Cambio Radical (CR), con Germán Vargas Lleras a la cabeza. Con CR en las filas oficialistas, Duque tendrá la maniobrabilidad de la que ha carecido desde que comenzó su mandato. El “poder de fuego” de CR en materia legislativa quedó evidenciado con la reciente aprobación de la Reforma Tributaria. ¿Tendrá Duque gobernabilidad en este 2020 que está a punto de comenzar? Averígüelo Vargas...Lleras.

¿Adiós a Electricaribe? ¿Será verdad tanta belleza?

Si uno pudiera preguntarle a los más de 9 millones de habitantes de la Región Caribe cuál es el regalo que le pidió al Niño Dios, la inmensa mayoría muy seguramente respondería: no más Electricaribe. Y la razón es muy simple: nadie soporta el suplicio de vivir con los constantes cortes de energía eléctrica, que se traducen en menor productividad y menos competitividad. El Gobierno Nacional ha dicho que en febrero del próximo año, es decir, en pocas semanas, será escogido el nuevo operador de Electricaribe. La decisión fue aplazada por cuenta del fallo de la Corte Constitucional que declaró inexequible la Ley de Financiamiento. La subasta que defina al nuevo operador debería realizarse en febrero. Se espera que una vez definido el nuevo operador o los nuevos operadores -en caso de que la Región Caribe se divida en dos o más zonas- los habitantes de la Región Caribe podríamos contar con la prestación de un servicio de energía óptimo o por lo menos aceptable, algo que hoy por desgracia no sucede.

¿Conoceremos -¡por fin!- resultados de Odebrecht?

En materia de lucha contra la corrupción el año que termina se fue en blanco. Por lo menos el caso más emblemático, que es el de Odebrecht, pasó de agache. No hubo un solo resultado contundente en esa materia, más allá de uno que otro llamado a juicios a mandos medios o funcionarios de segundo nivel, como viceministros. Los peces gordos siguen frescos y orondos, navegando en las tranquilas aguas de la impunidad. Punto. ¿Sabremos cuánta plata entró a campañas presidenciales? ¿Quiénes gestionaron su ingreso y cómo se dio? Pero el próximo año también deberían despejarse todas las dudas sobre la llamada Ruta del Sol II, investigación que parece dormir el “sueño de los justos”. Pareciera que le hubieran puesto freno de mano. Ojalá que en 2020 se despejen todas las dudas, incluyendo las más elementales sobre la nefasta presencia de Odebrecht en Colombia: ¿hubo pago de sobornos? ¿Cuánto pago? ¿A quiénes pagó? ¿Qué pasó con esa plata? Es increíble que una investigación que lleva más de tres años todavía no arroje resultados concretos y contundentes.

Donald Trump, ¿aclamado o repudiado?

El asunto en materia internacional es muy simple: si Estados Unidos estornuda al resto de la Humanidad le da gripa. Para decirlo en plata blanca: si a Donald Trump lo tumba el Congreso de Estados Unidos, por cuenta del juicio político que le adelanta, no solo no será reelegido, sino que la economía mundial pasará de la incertidumbre al caos. Pero si Trump supera el “Impeachment” en su contra no solo será reelegido con una “monstruosa mayoría”, sino que la economía mundial podrá recuperar la tranquilidad perdida. La medición de fuerzas de Estados Unidos con China no solo desaceleró la economía mundial y puso en entredicho el multilateralismo, sino que afectó seriamente el Producto Interno Bruto (PIB) de ambas naciones. Para Colombia será siempre mucho mejor tener a Estados Unidos como aliado, sobre todo en materia comercial y de lucha contra el narcotráfico, que tenerlo en orillas distintas. Se trata de nuestro socio comercial más importante y el mejor aliado a la hora de enfrentar al régimen chavista de Nicolás Maduro. Y en ese sentido sería mucho mejor saber qué está pensando Trump de Maduro y de sus aliados para no llevarnos sorpresas el próximo año. ¿Alguno de los funcionarios del Gobierno en Washington ya lo sabe?

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