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Vereda Gallo, en zona rural de Tierralta, donde se encuentra uno de los puntos de normalización de las Farc. archivo
Política

En municipios como Tierralta se define la sostenibilidad de la paz

En zonas como esta, dada la precaria presencia del Estado, es donde se presentan los mayores desafíos para que la implementación de los acuerdos de paz se lleve a cabo. 

La Vereda Gallo, hace parte del corregimiento de Crucito, ubicado en el Municipio de Tierralta (región del Alto Sinú, sur del Departamento de Córdoba). 

En su suelo, se encuentra aproximadamente el 90% de la población y los territorios titulados a comunidades embera katio. La región es estratégica geográficamente, porque funciona como corredor de movilidad entre la Costa Caribe, el Bajo Cauca, el Norte de Antioquia y Urabá (antioqueño y chocoano), teniendo como nodo central el Parque Nacional Nudo de Paramillo.

El control territorial de este parque natural resulta importante por la extensa red de conexiones terrestres y fluviales que ofrece, entre otras cosas porque conecta zonas de cultivos y centros de producción y acopio de clorhidrato de cocaína, con rutas de transporte y puntos de exportación. 

El traslado de la droga hasta estos últimos sitios se facilita por la estrella fluvial que cruza el parque natural, con los ríos Sinú y San Jorge (que lo atraviesan); también nacen los ríos Esmeralda, Manso, Tigre, San Pedro y Verde, que desembocan en el Mar Caribe y los ríos Cauca y Magdalena. 

En cierta medida, esto explica las dinámicas recientes del conflicto armado en la región y la presencia permanente de grupos armados ilegales.  Vale resaltar que en esta región han operado guerrillas liberales (1951-1953), el Ejército Popular de Liberación (EPL), las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Clan del Golfo.  

Desde mediados de la década anterior hasta la actualidad, la región es escenario de continuas disputas entre diferentes grupos armados que luchan por el control de una región estratégica para el desarrollo de rentas ilegales, que por la débil o poca presencia de Estado y altos niveles de necesidades básicas insatisfechas, tienen la certeza de que su actividad ilegal tendrá una cierta legitimidad, ya que genera empleo y mantiene un orden social básico que permite el cumplimiento de los contratos y regula la convivencia diaria, todo esto sustentado en la fuerza o la real amenaza de su uso.

El Punto Transitorio de Normalización (Necesidades, expectativas e incertidumbres). Gallo se encuentra a 40 minutos por carreta destapada desde Tierralta y luego a 45 minutos en lancha desde el corregimiento de Puerto Frasquillo, en la represa de Urrá. La vereda está conformada por 35 casas y desde hace unos meses se contabilizan los 120 guerrilleros del Frente 58 de las Farc que se instalaron en el Punto Transitorio de Normalización “Ferney Martínez”, que pasado el día D + 180 se encuentra a medio construir.

Gallo es un reflejo de las periferias rurales colombianas, en las que la presencia de Estado es casi nula: la vereda no tiene servicios públicos domiciliarios, a pesar de estar en medio de una represa que produce energía eléctrica; la salud y la educación son precarios por no decir inexistentes; no cuenta con vías ni siquiera carreteables, lo que imposibilita la inserción de estas comunidades a circuitos económicos legales, con lo que la coca es para ellos una opción considerable de subsistencia. 

Es por todo ello, que en estos lugares es donde se juega la sostenibilidad temporal de la paz. En veredas como Gallo, es donde se enfrentan los mayores desafíos para la implementación de los acuerdos.  Ahí por la poca oferta institucional, la ilegalidad ha encontrado un espacio fértil que solo podrá disputársele con presencia permanente de Estado y con inclusión social, política y económica.

En este sentido, un esfuerzo importante descansa en la Agencia de Renovación del Territorio (ART), entidad encargada de llevar Estado a estas regiones y promover la planificación comunitaria desde núcleos veredales, con figuras muy interesantes como los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), que por primera vez incluyen a estas marginadas comunidades en la planeación de su territorio por medio de la priorización de necesidades y el acompañamiento en la formulación y ejecución de proyectos de Pequeña Infraestructura Comunitaria (PIC). Si bien estas iniciativas no resuelven todos los problemas de estas regiones, innegablemente son un importante avance en la inclusión de las mismas en el proyecto de Nación.   

Pero en lo que coinciden tanto la comunidad de Gallo como los guerrilleros en proceso de normalización es en sus esperanzas por que la paz sea permanente y en sus dudas sobre la capacidad y voluntad del gobierno en cumplir los compromisos adquiridos en la mesa de negociación, dudas que se incrementan con la proximidad de la elección presidencial y la posibilidad de triunfo de sectores políticos contrarios al proceso de paz.

 

Por Luis Fernando Trejos*

* Profesor investigador del departamento de Ciencia Política y Coordinador Académico de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte.

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