Compartir:

El movimiento telúrico de magnitud 4,3 grados en la escala de Richter, con profundidad superficial de menos de 30 kilómetros, que la noche del martes se sintió en Atlántico y Magdalena, puso sobre el tapete el tema sobre qué tan amenazados están los municipios del Caribe y si la región está preparada para resistir un evento sismológico mayor.

Marta Lucía Calvache, directora de geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano, explica que Santa Marta es la ciudad que reviste mayor amenaza de sismo, debido a que la atraviesan dos fallas geológicas: la de Oca y la de Bucaramanga.

La de Oca, define la margen norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, está activa y tiene una longitud de 137 kilómetros e interrumpe la serranía de Perijá y separa la llanura costera de La Guajira y la cuenca de Maracaibo. La de Bucaramanga, se traza por el lado occidental de la Sierra hacia la cordillera oriental hasta llegar al Departamento de Santander.

Calvache dice que 'en muchos millones de años la Sierra Nevada se ha movido al sitio donde está ahora y lo ha hecho a lo largo de esta falla'. Agrega que, 'sin embargo, la falla de Oca tiene mayor potencial de producir sismos que la de Bucaramanga'.

En 1834, a las 3:00 de la mañana del 22 de mayo, hubo un terremoto que sacudió la Costa Caribe colombiana y dejó casi todas las edificaciones de Santa Marta en ruinas.

La especialista explica que si bien la amenaza de sismo en Barranquilla y Cartagena es menor que en Santa Marta, Riohacha y Valledupar, 'la vulnerabilidad es mayor porque hay más gentes, más estructuras, edificios, puentes, escuelas, etc'.

'Si tengo dos ciudades con la misma amenaza la posibilidad del sismo es el mismo, pero hay una que es más vulnerable que otra y el riesgo va a ser mayor', precisa. Añade que 'necesitamos entender más de los sismos' y agregó que 'lo que realmente importa es conocer los suelos donde se construye y diseñar de acuerdo a un posible fenómeno natural de esta especie'.