El Heraldo
Laura escudriñando en redes sociales los perfiles de los sospechosos de haber abusado a su hija de 14 años. Ronny EPG
Judicial

Padres coraje: cuando das todo por atrapar a los abusadores de tu hija

Tres historias de progenitores que se han convertido prácticamente en investigadores para dar con las identidades y paraderos de presuntos depredadores sexuales. Por su labor, las autoridades han puesto tras las rejas a los sospechosos.

“Colombia es un país enfermo”, aseguró el procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, en su reciente visita a Barranquilla. Este hablaba en relación con los 10.328 casos de violencia contra la mujer denunciados en todo el país, solamente en el primer semestre de 2018. “Algo así como 57 casos diarios denunciados”, agregó.

La intervención de Carrillo se dio en el marco del lanzamiento de una estrategia preventiva llamada ‘#Carnaval sin abuso’, con la cual se busca proteger de la violencia sexual a los menores de edad y a las mujeres del Atlántico. 

Precisamente en ese acto que se llevó a cabo el jueves anterior en el auditorio de la Plaza de la Paz, una de las mujeres que estaba expectante de la intervención del jefe del órgano de control era Laura*, la madre de la menor de 14 años que entre la noche del pasado 9 de enero y la madrugada del día 10 fue víctima de una violación múltiple en el barrio Los Ángeles, en la localidad Suroccidente de Barranquilla. 

Laura caminó entre funcionarios, líderes, asistentes y una nube de periodistas que aguardaban por las declaraciones de Carrillo. Su misión no era hablar con el procurador, ella iba tras Emma Doris López, la defensora de los derechos de la mujer e integrante del Comité Nacional de Protección a la Mujer. 

“Me vine a encontrar con ella para iniciar el acompañamiento de mi niña. Y para que me asesorara en el proceso porque todavía no han capturado a los otros que participaron del abuso”, manifestó Laura. 

 

Tras los pasos de la manada

El grave caso de violencia sexual que se descubrió días atrás en la primera etapa del barrio Los Ángeles, hoy solo tiene tras las rejas a un joven identificado como Osnaider José Salas Pérez. Este fue arrestado en un operativo del CTI de la Fiscalía y la Sijín que se extendió hasta el municipio de Sabanalarga, en el centro del Atlántico. 

El joven de 24 años habría sido uno de los que accedió carnalmente en un rancho de tablas a la hija de Laura, mientras esta permanecía bajo los efectos de alucinógenos. 

Sin embargo, para la mujer hoy hace falta que caiga un adolescente de 16 años, novio de una amiga de su hija, para que señale a los otros que estuvieron desnudos frente a la menor haciendo supuestamente todo tipo de actos obscenos. 

A Osnaider y al menor de 16 años, Laura los identificó gracias a su labor de campo durante las horas posteriores al extravío de su hija. La misión, según ella, inició luego de que su  pequeña le confesara en el hospital de El Pueblo todo lo que le habían hecho. 

“Mi hija me cuenta lo que sucedió y yo lo que hago es buscar en el celular el perfil de la amiga de ella, la novia de uno de los que participó”. Cabe recordar que la víctima fue encontrada en la casa de ese menor de 16, novio de su amiga. 

Con esa información, la mujer señala que fue escudriñando los perfiles de Facebook, tanto de la amiga de su hija como en el de los dos jóvenes, hasta encontrar fotografías y otras publicaciones. 

“Uno empieza a descubrir cosas, a detallar las fotografías, como ver los espacios, a personas que están detrás del sospechoso y además a las personas etiquetadas…Ahí apareció todo”, comentó. 

Con eso, de acuerdo con la mujer, “bajé las fotos de los dos muchachos y cuando regresé a la casa empecé a preguntar dónde vivía Osnaider, que era el que me hacía falta por ubicar su casa”, expresó. 

Esta añadió que la colaboración del vecindario sirvió mucho desde el momento de la desaparición de su hija y sirvió además para acercarla hasta los jóvenes abusadores. 

Precisamente, el coronel Carlos Tique, oficial operativo encargado de la Policía Metropolitana de Barranquilla expresó días atrás que en torno al caso que sucedió entre el 9 y el 10 de enero la “información entregada por la madre de la menor fue clave para dar con el paradero de dos de los sospechosos”. 

Hoy, Laura señala que no va a descansar hasta identificar a un tercer joven que habría estado en la casa donde se cometió el abuso. Para eso, menciona, busca asesoría. 

El 9 de enero, una menor fue víctima de una violación múltiple en el barrio Los Ángeles.
Dos meses detrás del abusador

Alexander*, padre de una menor de 14 años que fue abusada sexualmente en diciembre de 2017, hoy recuerda el tiempo de seguimiento e “inteligencia” que le hizo al supuesto abusador de su hija, quien era amigo del exnovio de la menor.

“Fueron prácticamente dos meses los que estuve detrás del muchacho ese. En las noches cuando regresaba del trabajo sacaba la moto y me iba para el barrio donde supuestamente vivía. Me paraba en las tiendas, en las ventas de frito, en las salas de maquinitas para esperarlo a que apareciera”, asegura. 

Así mismo, Alexander sostiene que por la red social Facebook consiguió obtener una foto del agresor y la imprimió para preguntarles a los vecinos del barrio. “Llevé la foto por el colegio Metropolitano de Soledad, en una cancha y en el polideportivo de Soledad 2000. La idea era que la gente me ayudara a saber con exactitud dónde quedaba la casa del muchacho, pero sin despertar sospechas”. 

“Mi amor, quédate con Ronaldo que voy a salir a comprar una fría (cerveza)”. Esta fue la frase que, según Alexander, se le quedó grabada a su hija, minutos antes de que fuera accedida carnalmente en la madrugada del 25 de diciembre de 2017, supuestamente por un joven a quien las autoridades judiciales identificaron como Ronaldo Mario Rodelo Torres, de 20 años y conocido con el apodo de ‘Pochito’.

Ese mensaje, de acuerdo con la víctima, fue entregado por su exnovio, amigo del presunto abusador y quien estaba en la escena donde se cometió el acto, detrás del Hospital Materno Infantil del barrio Ciudadela Metropolitana de Soledad. 

El padre de la menor, en diálogo con este medio, recordó cómo encontró a su hija: “Yo me fui a buscarla en la moto por donde me dijeron que estaba y la encontré sucia, arrastrada y llorando. Lo primero que me dijo fue que Ronaldo la había violado luego de que su novio le dijera: Mi amor, quédate con Ronaldo que voy a salir a comprar una fría (cerveza)”, repitió el padre de la menor. 

Al parecer, su hija y los dos jóvenes habían estado compartiendo en una fiesta y el abuso ocurrió cuando iban retornando a casa. 

Finalmente, la captura de Ronaldo Rodelo la hizo el CTI de la Fiscalía siete meses después de ocurrido el caso de violación en el que resultó como víctima la menor.

A la fecha, Ronaldo Rodelo Torres permanece en prisión y su proceso continúa. Alexander sostiene que “no ha sido condenado, ni se ha presentado a las audiencias”. 

En la Uri de la Fiscalía fue denunciado Osnaider Salas.
Buscando a Kelly

La captura en noviembre de 2017 de once integrantes de la banda delincuencial ‘Los Correcaminos’, dedicada a la venta y tráfico de estupefaciente en poblaciones del centro del Atlántico, puso al descubierto una modalidad de transporte de droga que venía siendo utilizada por criminales locales y que, según las autoridades, sería un método macabro para introducir a los jóvenes desde muy temprana edad en el mundo de los alucinógenos.

Se trataba de los ‘correos humanos’, término que desde tiempo atrás es aplicado a las personas que son utilizadas por narcos para mover pequeñas cantidades de droga. 

Una víctima de este tipo de actividad criminal fue una joven casualmente con la misma edad de las dos menores abusadas de los casos antes mencionados. 

En septiembre de 2017, Kelly* salió de la Institución Educativa Distrital del barrio Simón Bolívar junto a una compañera. En la entrada del plantel, un muchacho de 18 años se les acercó y les pareció familiar, pues días antes ambas lo habían visto rondar a las afueras del colegio y hablar con otros estudiantes.

Él les ofreció acompañarlas a su casa en el barrio Simón Bolívar. Las dos jóvenes, ambas de 14 años de edad, accedieron. Tras aceptar esta propuesta, a Kelly la volvieron a ver diez días después a ese encuentro en la entrada del colegio, en un sector enmontado del barrio El Limón de Soledad. Estaba drogada, desorientada y acompañada de tres desconocidos.

En su momento, el padre de la víctima relató con rabia contenida lo que le ocurrió a su hija. Ricardo* explicó la búsqueda que él y su esposa emprendieron por 10 días para encontrar a la mayor de sus hijas, quien estaba encerrada en una casa. 

“Las usaban como correo, las cambiaban y les ponían un bolso, adentro llevaban drogas, armas y plata. Como la veían en pareja con otro muchacho pensaban que era la novia, pasaban desapercibidos”, aseguró el padre de la joven.

Ricardo repartió fotos de su hija por varios barrios de Barranquilla y Soledad. Aprovechaba sus tiempos libres luego de salir del trabajo para preguntar por su hija. “Me dijeron que la vieron en la urbanización La Playa, en el cementerio de Soledad, y en la 8”, listó el padre los lugares en donde, junto a su esposa, fue a buscar a su hija por varias noches.

Gracias a la colaboración de un vigilante de un colegio aledaño a la calle 30 con carrera 34, Ricardo pudo tener información donde probablemente podía estar su hija. 

Según la fuente, había visto a la joven “caminando borracha por el monte con varios muchachos”. Al padre le pareció confiable la información ya que el vigilante la distinguió por un mechón rojo que la joven llevaba en la parte delantera del cabello. Ricardo y su esposa se quedaron esa noche en un sector enmontado cercano al parqueadero en donde la habían visto. Sin embargo, no consiguieron detalles. 

Con el paso de los días, Ricardo y su esposa volvieron al mismo lugar que les había señalado el vigilante y  gracias a una labor casi que de detectives consiguieron, según ellos, ver a dos hombres y a una mujer junto con una muchacha. “Estaba encapuchada y tenía agachada la cabeza, no estaba seguro, entonces decidí acercarme”, relató. 

El padre recordó que uno de los hombres acercó su mano al cinto del pantalón, y con la otra le hizo una señal a una de las mujeres, quien le quitó el bolso a la joven encapuchada. Esta levantó la cabeza y dejó ver su rostro. 

“Alto, esa es Kelly, mi hija y la está buscando la Fiscalía, están rodeados”, dijo armado de un valor que Ricardo vio después como imprudencia.

Las tres personas salieron corriendo con Kelly a rastras, pues iba, según el padre, drogada. Uno de los delincuentes se enfrentó a Ricardo. En medio del forcejeo, pudo zafarse de él y siguió corriendo hacia donde estaba su hija. La habían dejado tirada y cada uno había tomado un camino diferente. 

“Cuando la abrazo caí en cuenta de lo que había hecho. Me veo rodeado por oscuridad, y comienzo a gritar auxilio”, evocó el hombre. 

En ese momento llegó una patrulla de la Policía. 

Según contó, su hija de 14 años fue drogada y abusada tanto sexual como mentalmente durante los diez días que duró su rapto. Ante esta situación, Ricardo internó a la joven en un centro de rehabilitación y adelantó las diligencias para interponer los respectivos denuncios en contra de los captores de su hija.

En su momento, una representante de la Institución Educativa Distrital del barrio Simón Bolívar, aseguró que la joven nunca había tenido problemas anteriormente de disciplina y era la primera vez que ocurría un incidente como ese en el colegio. Por su parte, el Gaula le indicó que iba a indagar el caso.

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