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Colombia quedó conmocionada con el caso de Valeria Afanador Cárdenas, una niña de 10 años diagnosticada con síndrome de Down que desapareció el pasado 12 de agosto en Cajicá y cuyo cuerpo fue hallado sin vida 18 días después, cerca al río Frío, muy cerca del colegio donde fue vista por última vez.

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La zona ya había sido inspeccionada en varias ocasiones por las autoridades con drones, perros y buzos, lo que genera dudas sobre cómo llegó allí.

Este domingo 31 de agosto, familiares, amigos y la comunidad le dieron el último adiós en medio de una caravana fúnebre y una eucaristía en la Iglesia Inmaculada Concepción.

Con la voz entrecortada, su padre, Manuel Afanador, expresó que “aprendimos que en los niños no hay maldad, vimos que los niños son amor. Y hoy, con mi alma partida en pedazos, le devuelvo a Dios el ser que me hizo muy feliz, la princesa que vino a pintar mil colores”.

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Asimismo, “fue el hombre, lleno de maldad, el que nos la quitó. De nuevo, no tengo sino agradecimientos para todos y cada uno de ustedes, mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo, conocidos, no conocidos, pero están acá, estuvieron con nosotros, nos acompañaron el día a día”, concluyó.

Por otro lado, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, (ICBF), enviaron un mensaje de acompañamiento a la familia de la menor a través de la red social X, “desde el Bienestar Familiar acompañamos a su familia y reafirmamos nuestro compromiso de que cada niña y niño crezca en un entorno de cuidado, seguro y libre de violencias.

La muerte de Valeria sigue rodeada de interrogantes, mientras Cajicá y el país la recuerdan como símbolo de amor y esperanza.