Sequía histórica en ríos de la Amazonia hace emerger misteriosos rostros en piedra

La profunda sequía que azota la Amazonia brasileña, con niveles de agua en los ríos alcanzando mínimos de los últimos 121 años, ha desenterrado no solo preocupaciones ambientales y sociales, sino también revelaciones arqueológicas extraordinarias.

En la región de la Ponta das Lajes, cerca de Manaos, la disminución del nivel del río Negro ha expuesto misteriosos grabados en la roca, principalmente rostros humanos, sorprendiendo a la comunidad científica y agregando capítulos inéditos a la historia precolonial de la Amazonia.

Aunque los arqueólogos ya eran conscientes de la existencia de estos tallados, la sequía ha revelado ejemplares nunca antes vistos. Los grabados, que datan de hace miles de años según los análisis preliminares, parecen ser creaciones de los pueblos indígenas que poblaron la región mucho antes del contacto con los exploradores europeos. La diversidad de estas representaciones incluye rostros rectangulares y ovalados, desafiando las expectativas de los investigadores acerca de la iconografía de la zona.

Jaime Oliveira, historiador y experto en preservación del Patrimonio, ha destacado la importancia de este hallazgo, subrayando que la región se revela como un yacimiento precolonial con indicios de ocupación que podrían remontarse entre 1.000 y 2.000 años atrás. En diálogo con algunos medios de comunicación, Oliveira afirmó: 'Esta vez, no solo encontramos más esculturas, sino la escultura de un rostro humano tallado en la roca', enfatizando la singularidad del descubrimiento.

Además de los rostros, las rocas revelan marcas que sugieren un uso práctico: los guerreros indígenas podrían haberlas utilizado para afilar herramientas o armas. Este conjunto de arte rupestre no solo representa una manifestación artística, sino también una conexión tangible con las prácticas diarias de las comunidades antiguas.

Sin embargo, este fascinante descubrimiento se ve empañado por una situación de emergencia derivada de la sequía. Con el nivel del agua en el Amazonas descendiendo por debajo de los 13 metros, la navegación se ha vuelto complicada, dejando embarcaciones varadas en los arenales.

El gobierno brasileño atribuye esta sequía al cambio climático y al fenómeno de El Niño, lo que ha generado una crisis que afecta a aproximadamente 400,000 habitantes en 50 municipios. La falta de agua no solo dificulta el transporte, vital para el abastecimiento de comunidades, sino que también ha causado una alarmante mortandad de peces, afectando aún más la seguridad alimentaria de la región.

Este doble fenómeno, que combina la revelación de antiguos secretos con las dificultades contemporáneas, plantea interrogantes sobre la relación entre el pasado y el presente en una de las regiones más diversas y cruciales del planeta. Mientras los científicos continúan explorando los secretos desenterrados por la sequía, la Amazonia sigue enfrentándose a desafíos urgentes que requieren atención global.