Después del evento de inundaciones de 2010 experimentado en la Región Caribe surgieron varias preguntas en términos del fenómeno como tal. ¿Qué está pasando con la cantidad de agua que tenemos? ¿Aumenta o disminuye?
¿Y qué pasa por estos días con las altas temperaturas? La respuesta, según muchos, sería 'el fenómeno de El Niño'. Pero no. No se trata de solo eso, es casi que una ecuación perfecta descubierta después de años de análisis por diferentes investigadores colombianos y extranjeros.
Un proceso que se remonta a 2011. 'Empezamos a mirar y había muy poca investigación del Caribe, gran parte era de la zona Andina y la mayoría de análisis o inferencias que se hacían sobre el Caribe estaban basadas en el Río Magdalena, que aunque tiene su desembocadura aquí, la mayoría del río es andino. Entonces está muy influenciado por lo que pasa allí', cuenta Juan Camilo Restrepo, director del Departamento de Física y Geociencias de la Universidad del Norte.
Decidieron entonces mirar nuestros ríos. Escogieron alrededor de 15 que van desde el Golfo de Urabá hasta La Guajira y los evaluaron en términos de su variabilidad. 'Ahí nos llamó la atención la Sierra Nevada, encontramos que esos ríos, específicamente el Fundación, Río Frío, Aracataca, Palomino y Ranchería, tenían un comportamiento diferente a los demás ríos de la Región y de toda la zona andina'.
¡Bingo! Efectivamente, estos ríos tenían propiedades completamente diferentes respecto a las épocas, formas como cambian los caudales y fenómenos.
Tenemos entonces, hasta aquí, una primera conclusión por parte de los expertos: 'los ríos de la Sierra Nevada son un grupo característico que tiene unos patrones hidrológicos bien diferenciados de los demás'. Todo esto con evidencia al evaluar el caudal, el transporte de sedimento en suspensión y análisis estadísticos.
¿Qué significa? Que están frente a tensores (mecanismos que desencadenan un cambio) completamente diferentes y quizá menos conocidos que los que habíamos visto preliminarmente. ¿En qué nos beneficia o afecta? La ecuación sigue por completarse.
El Niño y La Niña
La mayoría de la gente piensa que el principal tensor de variabilidad hidrológica es el Enso (Fenómeno de El Niño y La Niña), 'pero es curioso porque en estos ríos hay otros efectos que tienen el mismo peso, e incluso mayor, en los cambios de caudal. Estoy hablando de fenómenos relacionados con las variaciones de la temperatura superficial del mar Caribe y el océano Atlántico', dice Restrepo.
Entonces, ¿pasa algo? ¿Por qué si hay tantos ríos en la Sierra y abundante oferta hídrica esta zona tiene problemas de abastecimiento de agua?
Se evaluaron los fenómenos climáticos no tan comunes, esos que usualmente se piensan que no tienen mucha influencia… Pero que en la Sierra Nevada sí.
'Son fenómenos climáticos de gran escala que en Colombia se conocen poco porque siempre pensamos que los que lideran son el Niño y la Niña', explica.
El resultado —a partir de registros del Ideam— arrojó tres fenómenos en específico: Oscilación meridional del Atlántico (AMO), oscilación decadal del Pacífico (PDO) y el índice del Atlántico tropical norte (TNA), los cuales tienen igual o mayor influencia en los cambios hidrológicos de los ríos de la Sierra Nevada y se conocen como 'de baja frecuencia', es decir, de 10 años en adelante y se pueden detectar solo en registros que son muy largos.
¿Qué pasó en 2010 y qué pasa ahora? Se conjugaron. 'Cuando esto pasa los efectos son más devastadores, tanto en exceso de caudal, que llevan a inundaciones, como en déficit, que llevan a sequías. Se trata de un efecto multiplicador'.
Repasemos cómo va la ecuación hasta ahora: AMO + PDO + DNA.
A eso le podemos agregar el ciclo anual de lluvias relacionado con el movimiento de la zona de convergencia intertropical (ZCIT), y fenómenos como El Niño.
¿Cómo quedamos? AMO + PDO + DNA + Enso + ZCIT, para un resultado como el presentado en 2010 y de esa forma tenemos unos sistemas mucho más sensibles a cualquier variación.
Variabilidad
El Niño tiene mucho que ver, sí. Pero hay otros fenómenos que se deben estudiar para poder llegar a una mejor comprensión y anticiparnos a todas estas variaciones.
Es pura variabilidad climática, sostiene Restrepo. 'Básicamente las variaciones de temperatura superficial en los océanos, ese es el elemento desencadenador donde surge todo'.
¿A quiénes repercute? A donde drenan los ríos. El Caribe, específicamente Cesar, La Guajira y la Ciénaga Grande.
'Al final lo que buscamos con esto es que se mejoren los métodos de predicción. No limitarse únicamente al Enso, que es una parte de la ecuación, porque de lo contrario ¿por qué el efecto no es siempre el mismo?', dice Restrepo.
La respuesta a ese interrogante es inmediatamente dada. Lo primero son las propiedades de las cuencas y lo otro es la modulación entre estos fenómenos, es decir, algunas veces sus efectos se suman, y otras se restan .
Simulación
No se trata solo de decir, es también cuestión de hacer. Natalia Hoyos, profesora del Departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Uninorte, desarrolló un trabajo con la cuenca del Río Frío mirando cómo responde a eventos de sequía.
Para el Caribe hay varios escenarios de calentamiento global, el estudio más reciente dice que la parte sur de la Gran Cuenca del Caribe tenderá a ser más seca, mientras que la norte será más húmeda'.
Considerando que en el 2014-2016, el Caribe experimentó la peor sequía desde 1950, dijeron: ¿qué pasaría con estas cuencas si uno les impone condiciones muy secas?
Una cuenca es un territorio que drena hacia un río. Esas se pueden representar a través de modelos hidrológicos, lo que hacen es coger la información de clima, suelos, vegetación, y topografía y representar de la mejor manera lo que sucede ahí.
Se genera el modelo y luego se pueden cambiar las condiciones climáticas decir si la precipitación se reduce en un 50% qué tanto cambia el río, qué tanto baja el caudal, qué tan rápido responde al déficit de precipitación, entre otras'.
Así explica Hoyos el proceso en el que se modeló la situación de la cuenca del Río Frío que es de montaña, por lo cual la precipitación varía con la elevación, de tal manera que hay una franja de elevación donde se presenta una precipitación máxima.
Son zonas que se tienen que 'defender a muerte' porque la lluvia de la cuenca depende del estado del equilibrio de la zona, 'si hay algún cambio todo el balance hídrico se descuadra y al final el caudal, que es lo que utilizamos para el abastecimiento, tendrá cambios drásticos'. Es decir, si hay coberturas vegetales que favorecen la regulación del agua, es muy importante conservarlas.
Las cuencas de la Sierra Nevada se caracterizan por ser muy estacionales entre diciembre y marzo experimentan condiciones secas, y a partir de abril comienzan las lluvias, mientras los meses más lluviosos se presentan entre septiembre y noviembre, este periodo lluvioso es crítico para el abastecimiento de agua—.
El proceso consistió en mirar la respuesta de la cuenca dándole el enero más seco que ha tenido en todo el registro de precipitación, luego enero y febrero, siguió enero, febrero y marzo, así hasta un año completo.
'Son cuencas que están acostumbradas a tener los primeros tres meses del año con muy poca precipitación, entonces si la sequía ocurre en esos meses no pasa nada porque es parte de su régimen natural. Pero que si empiezas a afectar los meses donde hay precipitación, ya se afecta el caudal, y mientras más larga es la sequía, más se demora en recuperarse', sostiene Hoyos, por lo cual, 'si son cuatro meses de sequía, el caudal se recupera un mes después, pero si son 10 meses de sequía, el caudal no se recupera sino hasta unos 8 meses después'.
El resultado fue que para esta cuenca en particular, si el año de sequía es seguido por un año con precipitación normal, el caudal se recupera durante ese año. Sin embargo, esta tiene una rápida recuperación que se da únicamente bajo ciertas condiciones. 'La normalización del caudal depende no sólo del clima, sino también de las características de la cuenca, como su tamaño, cobertura vegetal, topografía, suelos, etc, y por lo tanto estos resultados no pueden asumirse para todas las cuencas de la Sierra Nevada. Y, como no es lineal, si esas condiciones cambian no se podría saber si se recupera o no'.
Los bosques y las coberturas densas favorecen que la lluvia se infiltre y se conserve en el suelo, lo que significa que cuando hay época de sequía esas son las reservas de la cuenca.
Es una simulación hidrológica ceñida a una realidad. 'El caudal medio en los últimos 40 años ha permanecido relativamente estable', asevera.
Si ha estado igual ¿por qué hay más sequía e inundaciones? Porque los eventos extremos se están dando con más frecuencia y no en las épocas que habitualmente ocurrían. 'Las épocas secas se están haciendo más largas, duran más y no inician donde habitualmente comenzaban, y las húmedas más pequeñas y más intensas'.
Uno de los mensajes prácticos es la importancia de estas zonas de máxima precipitación como las que regulan y abastecen. Es importante conservarlas, además fortalecer los mecanismos de regulación hídrica. 'Si desaparece en algún momento del año ese aporte del Río Frío, por ejemplo, el problema sería para el suministro de agua en la parte baja de la cuenca, ya sea para sistemas de irrigación, o para las ciénagas del sistema de la Ciénaga Grande . La haría más vulnerable'.
La idea, concluyen los expertos, es que esas herramientas de pronóstico mejoren para que así se pueda administrar de forma correcta los recursos. Hasta el momento no hay una política adecuada. 'Todo el mundo hace sus captaciones y cuando vienen estas épocas de sequía donde todos estos elementos confluyen, ahí sí nos preocupamos. Todo es un desbalance hídrico'.
Conocer bien los efectos permitirá tomar mejores decisiones y anticiparnos, sostienen. 'Se trata de decir: –el año entrante tenemos estos fenómenos, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo lo manejamos?–'.



















