Artistas, personajes políticos y hasta Rafael Uribe Noguera -acusado de abusar y torturar a la pequeña Yuliana Samboní- están listos para ser consumidos por el fuego, a las 12 de la medianoche de este 31 de diciembre, cuando se despide el 2016.
Las disputas entre Santos y Uribe, la muerte del líder cubano Fidel Castro y la criticada situación económica de Venezuela, inspiraron a los creadores de los tradicionales muñecos de Año Viejo que llaman la atención de vecinos y transeúntes en sectores como San Fernando, Zaragocilla, Olaya Herrera, San Francisco y Los Almendros, entre otros.
Jaime Avendaño, autor de un cuarteto de tela y cartón integrado por Timochenko, Maduro, Santos y Uribe, describió su creación como una 'crítica al momento político que vive el país'. Los cuatro muñecos ubicados en la calle Pedro Adam Broche del barrio Zaragocilla, llevan colgados en su pecho mensajes que representan la visión política del comerciante, quien asegura que 'el proceso de paz nos dejó más polarizados'.
El hombre que desde hace cinco años se pone en la tarea de hacer los muñecos que son el 'centro de atracción' en un gran fiesta comunitaria para despedir el año en su barrio, recibe el apoyo de vecinos del sector que le donan ropa, papeles y objetos que acompañan sus creaciones.
A 5.3 kilómetros de Zaragocilla, en el barrio San Fernando, un año de viejo de casi 6 metros, el más grande construido esta vez en la ciudad, recuerda al recién fallecido líder de la revolución cubana Fidel Castro. Vestido de uniforme verde oliva, una bandera de Cuba en la mano y hasta una pistola en la pretina, el gigante de cartón es epicentro de una tradición que integra a los residentes de la calle La Victoria de este barrio.
Durante un mes, aproximadamente, los habitantes organizan detalles como selección del personaje, recolección de dinero, confección y ubicación de sus muñecos, que ya son reconocidos por su ingenio y creatividad.
'Es una actividad que nos permite estar integrados. Pasamos unas fiestas de Navidad y fin de año felices, unidos, ese el objetivo de hacer nuestro muñecos de año viejo', aseguró Fandi González, habitante del sector.
A diferencia de otros barrios, en San Fernando no le prenden fuego a su muñeco. Estos prefieren esperar hasta el 6 de enero para desmontarlo y volver a integrar a la comunidad en esta actividad. 'No nos gusta prenderlos, porque no queremos contaminar y mucho menos poner en riesgo a los niños', señaló González.
Rafael Uribe Noguera, un personaje que despertó la indignación de todo el país, también fue estampado en estos populares muñecos. Con estos 'año viejo' ubicado en Los Almendros y Camino del Medio, nadie quiere tomarse fotos.

El investigador, docente y comunicador social, Ricardo Chica Geliz, explicó que la tradición de la quema del muñeco de año viejo, tiene que ver con una práctica popular en todo el mundo y que en el Caribe se manifiesta con mucha más fuerza en los barrios.
'Es una manera de relacionar la memoria con el olvido. El muñeco de año viejo representa todo aquello digno de olvidarse y puede representar el olvido social sobre ciertos acontecimientos relativos al dolor, la pérdida, los fracasos, la tragedia, los malos momentos en general. A la larga, es un ritual para sobreponerse a los problemas y tratar de seguir adelante', puntualizó Chica Geliz.
Por su parte, el director del Cuerpo de Bomberos de la ciudad, José Magallanes, invitó a la comunidad a tener cuidados especiales con la quema de estos muñecos, y sobre todo a evitar el uso de pólvora en los mismos. 'No deben prenderse en sitios que pongan en riesgo las viviendas y la integridad de los vecinos, y no deben ser manipuladores por menores de edad', dijo.
En Barranquilla, con muñeco critican la movilidad en la ciudad

El único muñeco de Año Viejo que ha sobrevivido por más de dos años a una noche del 31 de diciembre en Barranquilla ha sido alias ‘El Mani’, que en este 2016 lleva tres meses detenido sobre la carrera 11 sur con calle 45, diagonal al estadio Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla, 'tratando de parar un carro para que lo lleven a la terminal'.
Para eso, ‘El Mani’, nombre que recibe por tener cuerpo de un maniquí olvidado, sube y baja su brazo izquierdo hecho de madera, con lo que, por lo menos de lejos, engaña a algunos conductores porque pareciera ser un pasajero en busca de una carrera.
Su creador, Jhon Rodríguez, explica que el muñeco consigue movilidad a través de un sistema de poleas que él mismo diseñó a partir de partes de una cama de madera y cuerdas. Un tubo de plástico atraviesa su pecho para conectar sus brazos. 'Solo es halar con fuerza la pita y el muñeco saluda, como si estuviese parando un taxi. Aquí la gente viene a tomarse fotos o se detiene para comprobar que es un muñeco porque algunos piensan que es una persona real', cuenta Rodríguez, un mecánico diesel de 31 años que trabaja como mototaxista.
‘El Mani’, dice su dueño, está confeccionado con tanto esmero que no podría ser quemado como el resto de muñecos de Año Viejo. Luce una pinta de empresario compuesta con camisa manga larga y pantalón beige, ropa con la cual Rodríguez solía visitar la Iglesia. Además, lo destaca un afro color negro que un habitante de la calle le regaló al hombre en el puente de la calle 30. En sus pies, además de zapatos formales, ‘El Mani’ tiene una maleta, pues 'el man se quiere ir de viaje’. 'El problema ha sido que no consigue quien lo movilice y por eso él es creado.
Esta es una crítica a la pésima movilidad en la ciudad. Hasta ves que a los taxis le toca hacer colectivo', argumenta Rodríguez. Por eso, explica, el muñeco que se roba las miradas en este sector lleva un letrero que reclama un mejor servicio del Sistema Integrado de Transporte Masivo, Transmetro.





















