Un error de escritura cometido en los años 40, en el siglo pasado, es el origen de todo un rollo en torno a los poseedores de un extenso terreno que está frente al corredor Universitario, en la vía entre Barranquilla y Puerto Colombia. Podría decirse que ese viejo error hoy también tiene por fuera de su cargo al registrador de la Oficina de Instrumentos Públicos de la ciudad, Rafael Pérez Herazo, luego de tratar de enmendarlo a través de una diligencia llevada a cabo en su despacho.
El registrador fue notificado el pasado lunes 31 de enero de la suspensión por tres meses en el ejercicio de sus funciones, con relación a una investigación que viene ‘caminando’ desde 2017.
Dicha vigilancia, desarrollada por la Oficina de Control Interno de la Supernotariado, se basó en la denuncia de una persona que señala al registrador de haber tomado la supuesta decisión sobre una 'cosa juzgada', que, en específico, fue la modificación de la Resolución 261 del 27 de abril de 2009 de la Superintendencia de Notariado y Registro, en la que se concluía que un predio tenía el área descrita (95 hectáreas), y Pérez adelantó una actuación en la que 'afectó el área disminuyéndolo a 5 hectáreas'.
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Pero, ante eso, el propio Pérez Herazo esta semana se defendió. Lleva 14 años al frente de la jefatura de esa entidad y se conoce, según él, al 'pie de la letra' el caso por el que lo suspenden. Además, recordó que la misma Superintendencia, años atrás, le dio órdenes para que actuara en torno a la resolución 261 —la cual se hizo sin un informe del Instituto Agustín Codazzi—, y que reversara la decisión que calculaba un predio inexistente en 95 hectáreas.
'La medida de suspensión provisional es una facultad que tiene el operador disciplinario, cuando se adelanta una investigación disciplinaria. En este caso a mí, desde 2017, se me adelanta una investigación que en ese año se inició como indagación y el año pasado ya pasó a la etapa de investigación como tal', expresó Pérez Herazo en diálogo con EL HERALDO.
Añadió que lo que la Superintendencia de Notariado ha tratado de dar a interpretar en los comunicados públicos está fuera de contexto, pues 'a mí no se me investiga por haber pasado un predio de 95 a 5 hectáreas, eso es mentira'.
De acuerdo con Pérez, la investigación que se adelanta es porque en una actuación administrativa adelantada por él, a solicitud de la misma superintendencia de Notariado y Registro, 'yo tomé la determinación de corregir unos folios de matrícula inmobiliaria, en este caso el folio de mayor extensión. Yo tomé la determinación de corregirlo basado en la Ley 1579 de 2012 que es el actual estatuto de registro. Esa actuación que decidí, que fue recurrida en primera instancia y yo confirmé, pasó a segunda instancia ante la misma Superintendencia… ¿Cuál es el deber de la segunda instancia?, revisar y determinar que si yo me equivoqué, corrijan y digan le revocamos su decisión porque usted se equivocó o, por el contrario, si está ajustado a derecho, confirmar', explicó.
En este caso, añadió Pérez, la misma Superintendencia 'confirmó mi decisión de primera instancia'. 'El fallo que yo emití, en el año 2017, y fue confirmado en segunda instancia el 26 de diciembre en el año 2018, me dio la razón', afirmó el registrador, en relación a la decisión de reducir un predio por un error en un registro notarial.
Aparte, señaló que 'la propia dependencia especializada de la Superintendencia en Bogotá, la unidad delegada de tierras, hizo un estudio y determinó que había una cantidad de irregularidades en esa Resolución de 2009 y que yo tenía que empezar la actuación administrativa para corregirla. Y yo lo hice'.
'Estoy explicando con pelos y señales, con pruebas, para que se saquen las cosas como es. Yo no puedo permitirte que un folio de matrícula inmobiliaria tenga jurídicamente una realidad distinta a la que debe tener. Es mi obligación y es legal. Yo la actuación administrativa la adelanté, basado en mi facultad', finalizó.
la Historia
Para entender todo este enredo hay que remontarse al siglo pasado, en 1948, cuando los herederos de un hombre adelantaron una sucesión ante el Juzgado Tercero Civil del Circuito de Barranquilla.
En esa sucesión, que se protocolizó mediante escritura pública No. 2960 de la Notaría Segunda—tal y como reposa en folios—, hubo un 'terreno rural situado en la banda sur de la carretera que conduce de Barranquilla a Puerto Colombia, ubicado en el municipio de Barranquilla o jurisdicción de esta (…), este terreno tiene un área total de 5 hectáreas 4812 metros con 25 centímetros y fue adquirido por el causante'.
Seguidamente, en el documento notarial se lee que ese terreno de cinco hectáreas les correspondió dividido en partes iguales a tres herederos del hombre, quien había fallecido el 7 de diciembre de 1944.
En el trámite, cuando se escribió la sección IV de las adjudicaciones, la 'hijuela' de uno de los tres herederos se registró en números, más no en letras, que el bien tenía 'un área total de 95 hectáreas 4812 metros cuadrados con 25 centímetros'. Sin embargo, aquel error no se corrigió de inmediato.
Reza en los documentos que el mismo día en que les adjudicaron los predios a los tres herederos estos los vendieron a un cliente, y este, a su vez, se los vendió a otro. Claro está, para las partes, siempre fueron cinco hectáreas las negociadas.
Años después, por allá por los 60, una de las personas que había adquirido el predio de cinco hectáreas se lo vendió a una señora que 'lo fraccionó y lo vendió a otras personas, quienes, a su vez, también hicieron distintas transacciones sobre dicho terreno'.
En 1989, según conoció este medio, otros descendientes del finado, sintiéndose con derechos sobre el mismo terreno que este les había dejado a sus primeros herederos, solicitaron ante la Oficina de Instrumentos Públicos la apertura de un folio de matrícula inmobiliaria, el No. 040-210789, para incluir las otra 90 hectáreas que 'faltaban vincular', basándose en que así estaba consignado en la sentencia del Juzgado Tercero Civil, cuando en 1948 uno de los tres primeros herederos recibió como error en la descripción de su hijuela un número de más, en este caso aquel 9. Así las cosas, en la matrícula No. 040-210789 de Instrumentos Públicos, se consignó nuevamente, 41 años después, que el predio 'tenía un área total de 95 hectáreas 4812 metros con 25 centímetros'.
'Nuevos herederos'
Con base en ese documento de Instrumentos Públicos de 1989, años más tarde, se abrieron tres nuevos procesos de sucesión. Estos escalaron hasta el Juzgado Quinto de familia del Circuito de Barranquilla que, en 2014, supuestamente, falló a favor de los 'nuevos herederos', otorgándoles las mismas hectáreas negociadas por sus antecesores y otras más colindantes con esos terrenos, todas adquiridas legalmente y en manos de otros dueños.
Empero, luego se descubrió que se habrían falsificado firmas y sellos del juzgado, por lo que surgieron extensos procesos judiciales contra los presuntos herederos que, hasta el día de hoy, no se resuelven.
En todo ese largo pleito, en reiteradas ocasiones han tratado de invadir parte del espacio en disputa.
Incluso, hasta la Corte Constitucional ha intervenido, dejando claro la participación de los propietarios legales de los terrenos en los procesos, pues en muchas ocasiones han tratado de excluirlos.
Actualmente, el folio de la matrícula inmobiliaria No. 040-210789 permanece cerrado luego de una actuación del registrador Pérez Herazo. Eso, según él, hoy mantiene el bloqueo para que nadie pueda intervenir o enajenar las tierras que están en un interminable litigio.
'Es un atropello, una figura para robarse la tierra'
Jorge Segebre, presidente de la junta directiva de Camacol Atlántico, rechazó la decisión de la Superintendencia de Notariado y Registro de apartar del cargo al registrador Rafael Pérez Herazo y, al igual que el funcionario, reconoció que se trata de un caso que fue fallado en Barranquilla y ratificado en Bogotá, en la propia Superintendencia.
'Es falso que estas personas sean los propietarios de eso (terrenos de 95 hectáreas) porque eso fue propiedad del Ejército Nacional, entró en una licitación y lo compraron', recordó Segebre.
Además, agregó que como presidente de la junta de Camacol 'no podemos permitir que en el Atlántico sigan invadiendo, no podemos permitir que sigan pasando casos como en Soledad, lo que nos pasó en Puerto Colombia y lo que nos pasó en Malambo', con relación al robo de tierras. Condenamos ese tipo de actos y no vamos a permitir que terceros se apropien de esos terrenos'. Finalmente, el ejecutivo pidió la intervención de los entes de control para darle solución al caso.
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