El 22 de abril pasado cumplió 57 años, pero prefirió aplazar el festejo para cuando el coronavirus deje de ser una amenaza.
Alfonso Hormaza Peñate, barranquillero nacido en el barrio Boston, es de los que disfruta al máximo cada cumpleaños, baila hasta el cansancio rodeado de su familia y amigos, 'y sin tomarme un solo trago de licor', aclara.
A su trabajo como coordinador de producción de la empresa RR Donnelley Financial services, en West Caldwell (New Jersey), regresó hace tres semanas después del 'milagro de vida', como califica sobrevivir a la pandemia, especialmente en su caso ya que una semana antes le habían diagnosticado bronquitis.
'Si lo coge el virus, lo mata', le advirtió la doctora.
'Si me agarra, me le enfrento, pero no me voy a morir por eso', le respondió con mucha seguridad.
Para colmo de males Hormaza llevó el contagió a su familia. La primera en caer fue Lyla Star, su hija de 19 años, quien empezó a presentar fiebre. A los cuatro días, Alfonso, en medio del tratamiento de su infección respiratoria, ya mostraba los primeros síntomas del temible virus.
'Salió positivo', le confirmó por teléfono la médica que conocía su caso, pero Hormaza, quien cuenta 38 años de residencia en Estados Unidos, asegura que no se amilanó.
'Lo más doloroso fue encerrarme en una habitación, mientras me pasaban la comida por un lado de la puerta, no podía hablar con mi esposa ni con mis hijos', confiesa, mientras se le quiebra la voz.
Confinado entre cuatro paredes empezó lo que él llama, la 'guerra al COVID-19'. Además de los remedios que le recetaron los médicos puso en práctica la medicina natural, que según él, no falla. 'Empecé a comer mucho ajo, té de manzanilla, té verde, jengibre, a hacerme más vaporizaciones, pero eso sí, con el termómetro en la mano. Esos 39,5 grados de fiebre los bajaba con mucho líquido y baños con agua caliente, pero no dejé que me volviera a subir', relata.
En cambio, los síntomas en Lyla Star fueron leves, por lo que su mejoría fue rápida.
Pero para Alfonso, casado con la santandereana Marta Luz Hormaza Quintero, de cuya unión nació además Christopher, lo más importante fue la actitud que asumió en medio de la enfermedad que lo tumbó. 'Sentía como si un carro me hubiera pasado por encima, y sin embargo no me amilané'.
En su cuadro de náuseas, vómito, inapetencia; perdió también el olfato y el gusto, 'no sabía qué era dulce o salado, no olía ni el Vick Vapo Rub, que es bien fuerte', recuerda.
Alfonso Hormaza insiste en que si no asume el contagio con ese positivismo que siempre lo ha caracterizado, el coronavirus lo hubiera matado muy rápido, como ha hecho ya con 63.538 personas en Estados Unidos, la cifra más alta en el mundo.
'Es doloroso ver camiones refrigerados con miles de cadáveres como ocurre en Nueva York, cuando uno ve eso, entonces sí toma consciencia del coronavirus. Siempre me repetía: voy a superar esto, voy a salir adelante, y así fue, pero si un enfermo de coronavirus piensa que se va a morir, se muere', advierte.
La actitud ayuda mucho –insiste- es lo que nos mantiene vivo, activa el sistema inmunológico.
El barranquillero les dice a los atlanticenses y costeños en general que esta pandemia hay que tomársela en serio. 'No salgan de sus casas, esta es la primera recomendación', repite una y otra vez.
Alfonso, como lo espera toda la humanidad, quiere que la emergencia pase pronto. 'Puede tardar, pero hay que cuidarse', reitera.
Ya que sobrevivió espera celebrar su próximo cumpleaños - el 24 de abril del 2021- en familia, con amigos, y la infaltable música de Carnaval como siempre lo ha hecho, y sin una gota de licor.




















