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En Barranquilla y los municipios, muchos jóvenes atraviesan por momentos de dificultad. La falta de empleo, las limitaciones para el acceso a la educación o las dinámicas disfuncionales en el seno de su hogar se constituyen en atenuantes que afectan su salud mental.

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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión, la ansiedad y los trastornos de comportamiento son algunas de las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes a nivel mundial.

En esa misma línea, el Observatorio de Salud Mental desde el Bienestar de la Universidad del Norte expone que el 40 % de la población adulta ha sufrido, está sufriendo o sufrirá un trastorno mental diagnosticado en algún momento de su vida.

Además, sostiene que 6 de cada 10 adolescentes en el país presenta ideaciones suicidas.

En medio de este panorama, un equipo periodístico de EL HERALDO conversó con varios líderes de movimientos juveniles y organizaciones estudiantiles para construir un diagnóstico alrededor de esta problemática con el fin de identificar los puntos clave que puedan permitir la construcción de una hoja de ruta para atender los casos de forma asertiva.

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Juan Bernardo López, consejero de Juventud de Barranquilla, aseguró que se ha podido detectar un incremento en los casos de depresión, ansiedad y estrés entre la población joven de la ciudad.

'A través de la Agenda Pública de Juventud, que recoge más de 400 voces de líderes juveniles de la ciudad y fue construida entre la Plataforma de Juventud y el Consejo de Juventud con apoyo de cooperación internacional, encontramos que la salud mental se puede ver afectada por la falta de acceso a empleo o educación, las dinámicas dañinas de relacionamiento como discriminación y bullying, así como la mala relación con los padres', expuso.

En ese sentido, López aseguró que la pandemia ha sido un 'punto de inflexión' a nivel social y que aún se siguen viviendo las secuelas de esa coyuntura.

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'Fue un problema de salud público que dejó afectaciones en la ciudadanía y que se decantan en la salud mental. Nos estamos recuperando como ciudad y país, pero toca acelerar el proceso para proteger la salud emocional de los más jóvenes', recalcó el líder juvenil.

También indicó que la oferta para abarcar los problemas de salud mental en la población juvenil es 'mínima' y que la mayoría de los programas y estrategias que lidera el sector público se encuentran dirigidas a la comunidad en general, sin hacer un distingo de los grupos etarios más golpeados por esta crisis.

'Hemos liderado una iniciativa tendiente a la habilitación de la Oficina de la Juventud como una respuesta a los principales problemas de esta población en la ciudad. La idea es que se canalicen por medio de esta dependencia y encontrar una respuesta efectiva', agregó.

'Momento crítico'

La psicóloga Angie Romero aseguró que la salud mental atraviesa por un 'momento crítico' en la ciudad debido a la falta de pertinencia en las acciones para fomentar su cuidado, en especial, en la población joven.

'No hay gran atención a estos temas, a pesar de que existen programas y proyectos encaminados a trabajar alrededor de estas temáticas. Hemos notado que son poco efectivos debido a que no se están diferenciando las intervenciones para la población juvenil frente al resto de la comunidad', dijo Romero, quien es integrante de la Plataforma Distrital de Juventudes.

La también magíster en Pedagogía Social agregó que 'muchas veces, los jóvenes no tienen dónde acudir a pedir ayuda. El sistema está colapsado y no trabaja la prevención, sino que adelanta intervenciones de reacción'.

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Además dijo que entre la juventud se encuentra latente el miedo al futuro y al no sobrevivir a la frustración: 'Los problemas académicas y económicos son los que más hacen que los jóvenes presenten dificultades. A eso se suma el factor psicosocial que los rodea, como no tener familia o amigos que ayuden a su entorno protector'.

Recalcó la tesis del impacto generado por la pandemia en la salud mental de los jóvenes, teniendo en cuenta el amplio tiempo de confinamiento y la reducción de las interacciones sociales, lo que ha generado secuelas.

'Todo lo vivido en esa época fue un detonante para que se deteriora más la salud mental, así como también hizo mucho más visible este fenómeno. Se incrementaron los casos de ansiedad, estrés y depresión', agregó.

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Por último aseguró que debe haber un trabajo articulado para impulsar la prevención y el fomento de hábitos saludables.

'Se debe concientizar sobre el impacto por el consumo de sustancias psicoactivas y promocionar el bienestar emocional a través del deporte, el arte, la cultura y la recreación. Es necesario apuntar al fortalecimiento de la identidad y el proyecto de vida de cada joven', puntualizó.

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Conflictos internos

Por su parte, Mayra Arroyo sostuvo que las afectaciones en la salud mental de algunos jóvenes tienen relación con falta de identidad propia, lo que conlleva a vivir un sinnúmero de conflictos internos.

'Hay jóvenes que no pueden disfrutar de etapa de la vida, debido a que la influencia de las redes sociales y el bombardeo alrededor del éxito y progreso conlleva a vivir conflictos. Muchos de ellos estudian con dificultades o tienen carencias afectivas y buscan soluciones en lugares incorrectos', expuso.

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Indicó que el suicidio ha sido visionado, de forma errónea, como una salida ante los problemas que pueden vivir.

'Algunos jóvenes han acabado con su vida porque no ven esperanza de futuro o progreso; otros lo han hecho mientras huyen del dolor profundo que enfrentan y que no saben cómo manejar', agregó.

Asimismo indicó que debe existir mayor solidaridad y empatía por parte del resto de la ciudadanía: 'Debería haber mayor preocupación por lo que expresamos los jóvenes'.

Otra visión

Mientras que Camilo Acosta, consejero de juventud del Atlántico, indicó que la situación actual es 'alarmante'. En su concepto, actualmente se vive una 'pandemia silenciosa' que afecta el bienestar físico y emocional.

'Me parece preocupante y dolorosa la negligencia institucional alrededor de esto, no solo por lo crítico que es, sino también porque no hay un debate público que coloque en primer plano la salud mental en la toma de las decisiones desde todas las esferas sociales y políticas', dijo.

Recalcó que 'es evidente el deterioro que hay tanto en los jóvenes como en los adultos en la gestión de emociones, de la frustración, de situaciones que podemos llegar a enfrentar, del fracaso, entre otros'.

Acosta fue enfático al sostener que esta crisis tiene una 'multiplicidad de factores', que se suman al impacto directo e indirecto de la pandemia en la salud mental de los jóvenes.

'En primer lugar, hay factores sociales que terminan influyendo fuertemente en la calidad de vida, el primer entorno cercano que es la familia juega un papel trascendental en el bienestar emocional, por ende, el estrés familiar, el mal ambiente de convivencia, situación socioeconómica, la violencia, la falta de apoyo, puede llegar a representar un peso en el desarrollo del proyecto de vida del joven', dijo.

También destacó la 'presión' que existe alrededor de ser exitoso en distintos ámbitos de la vida.

'El tema académico en las universidades es fundamental, pues el miedo al fracaso contribuye al estrés y a la ansiedad, así como la comparación constante de lo que es y no es ‘ser alguien en la vida’, imagen que se reproduce negativamente aún más en las redes con la búsqueda de la perfección', agregó.

Puso de presente que el reto que tienen hoy las autoridades locales, regionales y nacionales es romper con las barreras de acceso a servicios psicológicos, 'de esto dependerá inicialmente el éxito de un plan ambicioso que coloque en primer plano la salud emocional y mental. A partir de ahí, construir redes de apoyo para los jóvenes y para los ciudadanos en general, de la mano de universidades, grupos comunitarios, organizaciones juveniles, líderes sociales, instituciones educativas y EPS'.

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Concejales hacen un llamado a fortalecer acciones en la ciudad

Los miembros más jóvenes del Concejo de Barranquilla han mostrado su preocupación debido a la aguda problemática de la salud mental que ha desencadenado una serie de emergencias durante las últimas semanas. Para el concejal Juan David Abisambra, el fenómeno de deterioro de la salud mental en la población joven se ha identificado a nivel mundial y la capital del Atlántico no ha sido la excepción.

'Aunque las causas de estas problemáticas obedezcan a diversos factores, creo que es fundamental fortalecer las dinámicas familiares. Los jóvenes deben sentirse seguros y amados en sus hogares', aseguró.

Puso de presente que el rol de la familia es primordial para que los jóvenes se sientan comprendidos y escuchados. Agregó que se deben adoptar políticas públicas de prevención y apoyo. 'En los casos de trastornos de salud mental también hay prevalencia de situaciones de falta de acceso a servicios de calidad y apoyo psicosocial, situaciones de violencia o exclusión. Después de la pandemia se ha alertado de los efectos que tuvieron los fenómenos de interrupción de los ciclos de educación y la falta de oportunidades laborales en los jóvenes', agregó.

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También propuso que se adelanten campañas comunicativas para sensibilizar y desestigmatizar el tratamiento de la salud mental. Indicó que dichos programas de prevención deben llegar a los centros educativos de todos los niveles.

Por su parte, el también concejal Rachid Correa calificó como 'desgarrador' y 'preocupante' la creciente ola de suicidios de jóvenes en la ciudad.

'Estos trágicos eventos nos recuerdan la complejidad de la depresión y la ansiedad, enfermedades que merecen toda nuestra atención y comprensión. Es un recordatorio urgente de la importancia de fortalecer los servicios de salud mental en nuestra ciudad y de trabajar unidos como comunidad para prevenir futuras tragedias', sostuvo.

Además, indicó que se deben mejorar y ampliar los servicios comunitarios de salud mental, así como 'integrar la salud mental en todos los niveles de la atención, porque la atención debe ser integral'.

Análisis de la Procuraduría

En 2023, la Procuraduría presentó un informe en el que se indicó que entre los jóvenes de 17 a 24 años se encuentra el mayor índice de problemas en salud mental, seguido del grupo entre 12 a 16 años y la población infantil de 6 a 11 años.

El informe del Ministerio Público también determinó que riesgos como las violencias de todo tipo en especial la intrafamiliar; el acoso escolar, el consumo de sustancias psicoactivas; ciber acoso; el reclutamiento por parte de grupos armados, entre otros, juegan un factor importante frente a la ideación y conducta suicida en estos ciclos de vida.