El Heraldo
Representación de unos migrantes entrando por el muelle de Puerto Colombia. Mery Granados
Atlántico

Atlántico, con una “población diversa” por los migrantes

Descendientes de extranjeros hablaron de la “memoria histórica” que se recupera con la apertura del muelle. 

Una verdadera emoción dijeron sentir los descendientes de aquellos extranjeros que, décadas atrás, entraron en barco por Puerto Colombia al avistar ayer la restauración de 200 metros de lo que fue parte del antiguo muelle de la población costera atlanticense.

Todos los familiares de los migrantes estuvieron como invitados especiales al acto de inauguración del espacio que hoy tendrá fines turísticos, según lo expresado por el presidente de la República, Iván Duque Márquez; la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera, y el alcalde del municipio, Wilman Vargas Altahona, asistentes al evento.

Por el viejo muelle entró la modernidad, el arte, el comercio, la industria, que sirvió para que todo el Departamento, en especial Barranquilla, se impulsaran ante el resto del país. Pero también entraron la cultura y la diversidad étnica, que, tiempo después, se convirtieron también en pieza fundamental para desarrollo de la región.

Precisamente sobre ese tema se refirió Daniela Cepeda Tarud, nieta de inmigrantes palestinos e invitada al evento. “La historia de la migración hace parte  central de lo que hoy somos los barranquilleros. La pujanza, el desarrollo y la cultura fueron fundamentales para lo que es la Barranquilla de hoy”, señaló.

Recordó que “Barranquilla recibió y acogió una ola migratoria hace unos 80 o 100 años atrás, y hoy esa historia se repite al acoger a los hermanos venezolanos. Hoy se presenta una nueva oportunidad para integrarlos”.

Por su parte, Odette Yidi Dacarett, también asistente al acto, expresó que la restauración de ese viejo muelle representaba “una conexión y una reconexión con el pasado, con nuestra memoria genética”.

Dijo además, a nombre de la comunidad árabe que dicha obra era un “reconocimiento del Estado hacia la historia y a lo que fueron los aportes de sus antepasados”. “Progreso y migración siempre están atados de la mano, que no es una carga o preocupación con connotaciones negativas”, anotó.

En su caso, Yidi mencionó que su ascendencia provenía de Siria-Palestina, y que el primero en llegar a Colombia fue su bisabuelo paterno Emilio Yidi, en 1910. Luego, en el año 1952, llegó a estas tierras Suad Dacarett, su abuela materna.

En la memoria

Carla Celia, nieta del italiano Antonio Celia Vitola, rememoró el periplo que este hizo antes de llegar al muelle de Puerto Colombia.

“Mi abuelo, muy pequeño, como de 15 años, llega inicialmente a Porto Alegre, Brasil, proveniente de la región de Calabria (Italia). Ahí trabaja, y luego viaja hasta acá, para reencontrase con su hermano que vivía en Ciénaga, Magdalena. Con el paso de los años, mi abuelo se casa con una hija de inmigrantes, Rosina Cozzarelli. Con mi abuela se viene para Barranquilla y ahí funda la fábrica de calzado Trevi, que duró tres generaciones: la fundó mi abuelo, luego la tuvo mi papá y, por último, mi hermano”, dijo Celia.

Silvana Bonfanti, hija del italiano Angelo Bonfanti Pellegrino, aseguró tener una conexión extra con Puerto Colombia y el muelle. Recordó que su padre fue el fundador del Hotel Esperia, contiguo a la vieja estructura. Desde ahí, Bonfanti Pellegrino, de acuerdo con su hija, “se convirtió en una especie de cónsul para los italianos que llegaban en busca de un mejor futuro”.

Carlos Lindenmeyer, descendiente del alemán Henrique Lindenmeyer, señaló que la nueva estructura entregada por el gobierno “representa la memoria histórica de este país”. Henrique fue el alemán que fundó la empresa H. Lindenmeyer, pionera de la navegación comercial por el río Magdalena.

Uno de los más conmovidos por el nuevo espacio fue Salomón Lerner Cybulkiewicz, nieto de los polacos Alter Cybulkiewicz y Laia Bruzeczky. Con lágrimas, recordó la llegada de su antepasado en 1929.

“Mi abuelo llega solo en 1929 y, en 1934, trajo a su esposa y a sus cuatro hijos. Acá en Colombia nace su quinto hijo. Mi abuelo se dedicó a prestar dinero a policías y a trabajadores del terminal marítimo, además ayudó a muchos inmigrantes judíos”, expresó.

Como anécdota, Lerner Cybulkiewicz recordó que le escuchó a su abuelo contar que una vez, estando en el viejo muelle, atracó un barco que traía a unos compatriotas judíos. Cuando empezaron a descender los viajeros, según el relato del hombre, su abuelo vio que a uno de los polacos le negaron la entrada por la falta de documentos.

“Mi abuelo, que ya era ciudadano colombiano, subió al barco, intercambió el saco y pantalón con el viajero y, de esa forma, la otra persona pudo entrar al país. Aquella persona, después de muchos agradecimientos, le dijo a mi abuelo que tenía miedo a que lo devolvieran porque lo iban a asesinar en Europa”. Así de buenos, finalizó Lerner, eran los inmigrantes.

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