Que Monsieur Periné sabía cantar, eso ya se sabía. Pero que además actuara, esa fue la sorpresa del primero de los conciertos de la banda ganadora del Grammy Latino en Barranquilla.
A las 8:50 de la noche del sábado comenzó a sonar la percusión en el escenario del teatro Amira de la Rosa. Esa que anticipaba que el show no sería solo musical, sino atractivamente teatral. Primero se asomó Nicolás. Luego fue Santiago. Y por último, la madame, una Catalina histriónicamente vestida. Los tres músicos principales de Monsieur Periné, juntos en la iluminada tarima, abrieron su Caja de música.
Los músicos de la agrupación, también nominada al Grammy Anglo, estuvieron en diferentes planos en medio del escenario. Arriba uno, abajo otro; luego todos atrás, todos adelante. Siempre, eso sí, el juego de luces arcoíris y la pantalla al fondo, que fue una gran luna con sus cráteres, una ciudad de luz, un cielo estrellado y hasta una mujer que lloró sin poder evitarlo.
La dulce Turquesa Menina, interpretada por la vocalista sobre una gran caja musical que daba vueltas una y otra vez, fue el primer tema de la noche.
'¡Barranquilla!', fue el saludo de Catalina, y el público, con un 'ohhhhh', le respondió. '¿Estamos listos?', continuó la caleña. Al parecer sí, porque los asistentes siguieron coreando las canciones de Hecho a mano, el primer álbum de la banda, y de Caja de música, su más reciente trabajo que también titula la gira.
No hace falta , Sabor a mí y Nuestra canción, el sencillo que actualmente promociona Monsieur Periné, pusieron a cantar al público, jóvenes en su mayoría. También sonaron Lloré, Déjame vivir, Suin romanticón –una de las más coreadas de la noche– y Tu m’as promis –una de las más bailadas–, en una puesta en escena llena de teatralidad.
Fue cuando el concierto de sonidos alternativos, hasta ese momento lleno de funk, folk y jazz, se puso discotequero. Un juego de luces, sumado a la sincronía de los instrumentos como el clarinete o el trombón, le dio paso a una especie de rumba francesa con melodías que viajaron desde lo circense hasta lo Caribeño.
La muerte, uno de los grandes éxitos de Monsieur, mantuvo al público del Amira en sintonía mientras la presentación era proyectada en el telón de fondo del teatro a modo de transmisión de televisión a blanco y negro.
'Para nosotros es un honor estar con ustedes aquí esta noche. Es la primera vez con la banda (...) Además, está la familia. La familia de Santiago, que por supuesto también es nuestra', afirmó Catalina cerca del final del concierto, agradeciendo la presencia de los parientes de su compañero, antes de pronunciar un discurso sobre la importancia de cuidar el medio ambiente; 'una oración de agradecimiento', como ella misma lo aseguró antes de cantar Mi libertad.
Con Incendio, el ánimo de los espectadores subió, así como la intensidad de la puesta en escena. Pasadas las 10:45 p.m. vino el anuncio del fin la presentación, luego de un par de dramáticas interpretaciones con coreografía y actuación incluidas. Con una Catalina tirada en la madera del proscenio como si lo hiciera en el mar, y sonidos que la transportaron a este.

Pero el final estaba pensado a lo grande. Grandemente teatral. El grupo Quillanoa acompañó a la banda a tocar su último tema, Año bisiesto, un porro incluido en su más reciente álbum. Tambora y maracas en mano, los artistas se mezclaron entre el público del Amira de la Rosa antes de La piragua –la de Guillermo Cubillos– en una performance muy particular. Muy Periné.





















