El deseo de ser altos puede ser una de las características más buscada en los seres humanos.
Sin embargo, algunas cirugías estéticas pueden salir bien, pero hay otras que pueden salir no como lo esperaba.
Este es el caso de Elaine Foo, una mujer de 49, que se hizo una operación para alargar sus piernas.
La mujer británica no se sentía a gusto con su tamaño, tanto así que siempre mantenía latente el deseo de ser más alta.
“Con el tiempo se volvió una obsesión. Más alta significaba mejor. Más alta significaba más hermosa. Solo sentía que la gente más alta tenía mejores oportunidades”, contó a la BBC.
Tomó la decisión en el 2016 de realizarse su primera cirugía, pero lo que ella no sabía que esto era solo el comienzo de una pesadilla.
Desde ese momento la mujer se ha hecho cinco cirugías y tres injertos óseos en un intento por corregir los daños provocados por la intervención inicial.
Elaine se sometió a una cirugía de alargamiento de piernas, que es romper los huesos de las piernas e insertar varillas de metal que van expandiéndose gradualmente para aumentar el tamaño.
Lo que había soñado Elaine, no se cumplió porque dos semanas después de la primera cirugía, todo empezó a salir mal. Ese clavo de metal que le ayudaría al crecimiento de sus piernas lo que hizo fue romperle uno de sus fémures.
Manifiesta que se escuchó como cuando partes un chocolate y, el dolor era insoportable. Y es que aunque todo el mundo le dijo que era muy riesgosa la operación, ella confió en que si pagaba suficiente dinero, todo iba a salir bien porque le ofrecerían una buena atención médica.
Pasaba el tiempo y no se recuperaba. Su pierna derecha no tenía el crecimiento óseo y su columna se iba torciendo. El médico que le hizo la primera operación, decidió intervenirla de nuevo en Milán, pero no fue para mejor.

El clavo se rompió otra vez. Luego decidió regresar a Londres totalmente devastada y en banca rota.
Ella aún está en recuperación y, llevó a su cirujano, Jean-Marc Guichet, a los tribunales. Ellos llegaron a un acuerdo monetario pero él nunca admitió que le hizo un mal procedimiento.




















