Los pobladores del municipio de San Onofre, en el norte del departamento de Sucre, están de duelo por la muerte de María de los Ángeles Murcia Peralta, la religiosa que durante su paso por estas tierras impulsó la educación con la creación de colegios, así como el amor y cuidado por los adultos mayores, y que se le paró a los ‘paras’.
A sus 89 años, y estando en el hogar Santa María de los Ángeles, en la ciudad de Medellín, se produjo su deceso en la madrugada de este martes 5 de agosto. En los últimos 15 días su estado de salud se había deteriorado por cuenta de una caída que le produjo fracturas y fisuras en varias partes del cuerpo.
Sus últimos tres años transcurrieron en ese hogar donde sus hermanas en la fe cuidaron de ella en su vejez, tarea que ella desarrolló con otros durante 40 años ininterrumpidos en San Onofre, donde sin ser política y menos ordenadora de gasto logró construir el Hogar de los Abuelos San José, que aún existe y que ella mantuvo a punta de eventos como subasta de ganado y con la ayuda de ciudadanos de bien que valoraban su trabajo en favor de los menos favorecidos y hasta de grandes cadenas de supermercados que le donaban alimentos que ella recogía en el carro Jeep de color rojo que conducía de San Onofre a Sincelejo, por toda la Transversal del Caribe.
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Cecilia Murcia, como era su nombre de pila, nació en Líbano (Tolima) y desde que tenía 17 años se unió a la congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, donde acogió el nombre de María de los Ángeles.
Fue la directora del colegio Santa Clara, en la zona urbana. Allí no solo amplió los cursos sino también la planta de personal. Además fundó escuelas en las zonas rurales de Tolú que limitan con San Onofre.
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Y para muchos ella fue una heroína, pues en los tiempos crueles de la violencia, cuando los paramilitares eran la autoridad en este territorio del norte de Sucre apetecido para la salida de drogas por el mar, no se dejó intimidar por estos alzados en armas y menos les permitió que se involucraran en los colegios y en el Hogar de los Abuelos, al punto que en una ocasión enfrentó a uno de los jefes que le propuso que vendiera boletas para una corraleja que ellos realizarían. A María de los Ángeles Murcia Peralta la recuerdan en San Onofre, Sucre y Colombia como la monja que se le ‘paró’ a los ‘paras’. Paz en su tumba.