Ruptura de Cara ‘e Gato: hace dos años el río Cauca abrió un boquete en San Jacinto del Cauca y Bolívar

Hace 730 días, es decir, dos años, que la furia de las aguas del río Cauca abrió, en temporada invernal, un boquete en el sitio conocido como Cara ‘e Gato, en San Jacinto del Cauca, Bolívar, y desde entonces no ha dejado de inundar a la Mojana.

La abertura de aquella tarde del 27 de agosto de 2021, cuando además se estaba frente a las restricciones de la pandemia de la covid-19, fue de 20 metros, pero con el pasar de las horas, días, semanas, meses y años llegó a alcanzar casi el kilómetro de extensión.

El inmenso boquete ha amenazado con ‘tragarse’ a la Mojana, pero sus pobladores, considerados hombres y mujeres anfibios, no se han dejado. Han sobrevivido a todos los embates y desde hace 5 meses, ante la negativa de este gobierno de no cerrarlo, empezaron a hacer ellos la tarea con recursos propios y con los que les aportaron las gobernaciones de Sucre y Bolívar por valor de $3 mil millones. Fueron las únicas administraciones departamentales que se unieron en este fin, a pesar de que las afectaciones también ocurren en Ayapel (Córdoba) y Nechí (Antioquia).

'El gobernador de Córdoba nos dijo que nos iba a aportar mil millones de pesos y nos salió pirata. Nunca dio nada', reprocha Rodrigo García Berrío, vocero del Pacto Social por la Mojana, estamento de la sociedad civil que surgió en medio de esta emergencia para hacerse sentir ante los gobiernos nacionales: el saliente de Iván Duque y el entrante de Gustavo Petro, que 'nos dejaron solos en esto, a merced del río, de la naturaleza y con sus incumplimientos nos obligaron a actuar y tuvimos hasta que paralizar las vías, pero aún así el director de la Unidad de Gestión del Riesgo anterior, Javier Pava, nos engañó con falsas promesas y al final dijo que no cerraban Cara ‘e Gato', anota.

El panorama, transcurridos dos largos años, es alentador porque 'solo nos faltan 120 metros por cerrarle a la boca. Nos faltaran menos, pero la noche del miércoles y la del jueves las corrientes del Cauca aumentaron y se nos llevaron parte del trabajo hecho porque no contamos con megabolsas y la maquinaria se nos dañó; pero aquí estamos, seguimos firmes como la mancha del chopo', anota Oswaldo Pupo, el veedor permanente de las obras y quien ha estado desde hace 730 días con sus noches en Cara ‘e Gato. Sabe cómo se ha comportado el río en todo este tiempo y lo que más reprocha es que 'estas aguas nos dieron tregua muchas veces para trabajar, pero el Gobierno nacional no nos prestó atención'.

Rodrigo García dice que el desastre que Cara ‘e Gato le causó a la Mojana pudo evitarse si el Gobierno nacional hubiese tenido la voluntad de hacerlo en su momento, no dejando pasar dos años. 'Han sido dos años de tristeza, de desespero, de ver cómo en dos años dos gobiernos se olvidaron de la Mojana. Nuestra fauna y flora desaparecieron. Los cuerpos de agua están sedimentados y contaminados con mercurio y arsénico, se han aumentado los casos de labio leporino y de personas con necesidades de servicio de diálisis. La ganadería entró en crisis. Yo resumo esto como el deterioro total de la Mojana, una región en la que se violaron todos los derechos, el de la salud, la vivienda, el buen ambiente y eso que este es el gobierno y que de la potencia mundial de la vida'.

Enrique Martínez Alemán, el presidente de la asociación de ganaderos de la Mojana, asegura que con la ruptura de Cara ‘e Gato hasta la tradición de la trashumancia se acabó.

En materia de agricultura el panorama es igual de desalentador. La llamada despensa agrícola de Colombia hoy tiene muy poco que ofrecer. Los valores de arriendo de la tierra pasaron de 300 y 400 mil pesos al millón de pesos. Antes de esta grave emergencia invernal tan solo en la Mojana de Sucre sembraban más de 50 mil hectáreas de arroz y ahora a duras penas alcanzan las 25 mil. El dato lo aporta Neiman Estrella Acevedo que además de agricultor es el presidente de la Corporación para el Desarrollo de la Mojana (Codemojana), otro ente de la sociedad civil que ha dado la pelea con los gobiernos nacionales para que miren hacia esta región.

Ellos y los del Pacto Social por la Mojana celebran que, aunque sea tardío, el gobierno de Gustavo Petro cambió el chip a través de un nuevo director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Olmedo López, para ahora sí 'cerrar Cara ‘e Gato, habilitar el Canal de la Esperanza, mejorar las vías con maquinaria amarilla, ampliar las familias beneficiarias de las ollas comunitarias y si, lo solicitan las administraciones municipales, abrir la plataforma para incluir a los damnificados que quedaron por fuera'.

Los ganaderos y agricultores de Ayapel, en Córdoba, aseguran que lo que han vivido en estos dos últimos años 'es una condena que nos ha sumido en la pobreza por la falta de voluntad del Gobierno nacional para cerrar definitivamente el boquete que ha dejado más de 63 mil damnificados en este sector del país'.

Deja en claro que todos están endeudados con el Banco Agrario y ante esto no ha habido una respuesta por parte del Gobierno que haya valorado y entienda su situación.

Por su parte Aníbal Janna, voceros de los ganaderos en este municipio, dijo: 'Nos ha ayudado el fenómeno de El Niño, porque aunque las tierras más bajas están inundadas, en las más altas bajaron los niveles y mucha gente ha podido volver a sus parcelas y ahí tienen los ganados, los novillitos, y toman el agua, y así se ha sobrellevado la situación porque no ha llovido tanto'. Estos representantes de la comunidad de Ayapel esperan que el Gobierno nacional no venga a cambiar las cosas con los estudios que anunció el 21 de agosto 'aquí lo que se quiere es que cierren Cara ‘e Gato'.

El gobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa Oliver, uno de los dolientes de este problema invernal por tener el mayor número de municipios afectados, asegura que la gran enseñanza que dejó la emergencia de Cara ‘e Gato es 'que no podemos seguir dependiendo del Gobierno central para arreglar nuestro problemas. Eso de quedarnos aquí con la mano estirada no puede seguir pasando. Nosotros nos quedamos a expensas de la Ungrd para que viniera y resolviera este problema y nunca lo hizo. Nos extendieron la tragedia. Yo confío en las obras que con sabiduría de la comunidad que la rodea y la conoce se están haciendo. Es una vergüenza nacional que ellos no cerraron Cara ‘e Gato'.