
“Le dijo que si no volvía a vivir con él, la mataba”
Aldair Carreño no aceptó los cargos de feminicidio agravado que le imputaron por el crimen, en Paseo Bolívar, contra Katiusa Rangel.
En las afueras de Medicina Legal en Barranquilla, Elia Cañas recordó el chupón que le había visto en el cuello a su yerno, Aldair Carreño Carreño. Ese día, estaban sacando cuentas del negocio que tenían en Algodonal y se sintió molesta porque su hija “estaba trabajando y el allá pasándola bueno”. Por eso cuando a Katiuska Rangel le preguntó que si tenía algo que contarle sobre Aldair, ella contó lo que había visto.
Sin embargo, Katiuska, su hija, ya lo sabía y tenía su decisión tomada: se iba a separar del papá de su hija menor, con quien llevaba siete años de relación intermitente.
“Ella me dijo: mami, ya no voy a vivir más con Aldair. Yo le pregunté que por qué, si yo veía que el se estaba moderando con los golpes y las agresiones. Pero ella me decía: no, mami, ya yo me cansé”, relató Elia Cañas.
Recordó que días después de aquella conversación, la semana pasada, su hija le contó que, supuestamente, Carreño la había amenazado de muerte.

“Yo le decía que cómo así, que quien dijo que Aldair se iba a poner a hacerle daño. Ella contaba que él le mandaba unos audios amenazándola, le dijo que si no volvía a vivir con él, la mataba”, continuó. Pero en ese momento, por el historial de separaciones y reencuentros entre su hija y el papá de su nieta menor, Elia no pensó que fuese a ocurrir algo más.
Sin embargo, dijo la mujer a EL HERALDO, cuatro días después, “la vida le jugó una mala pasada a Kati”, y Carreño “hizo su maldad”.
Según los testigos de los hechos, y conforme a la imputación de la Fiscalía 25 Seccional de Alertas Tempranas Para Homicidios, Aldair Carreño había llegado hasta el Centro buscando a Katiuska, quien había llegado, antes de las 8:00 de la mañana, al local de reparación de celulares en el que trabajaba. A esa hora, el negocio estaba cerrado y Caerreño le pidió a la joven que lo acompañara.
Minutos más tarde, ante la mirada impotente de varios transeúntes, el hombre habría apuñalado en ocho ocasiones a Katiuska y salió corriendo. La joven fue trasladada al Hospital General Barranquilla e ingresada a cirugía de urgencias. Sin embargo, tres horas después del ataque, Katiuska falleció.
Carreño fue capturado pocos minutos después del ataque, luego de que la comunidad lo persiguiera y alertara a la Policía sobre el asesinato. La Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado, cargo que no aceptó.
Finalmente, un juez penal de Barranquilla, ejerciendo funciones de control de garantías, ordenó que Carreño fuera encerrado de manera preventiva en la Cárcel El Bosque, mientras avanzan las investigaciones y el proceso judicial por el crimen.