El Heraldo
Digno José Palomino y Jorge Díaz Collazos, alias Castor, durante una reunión sostenida en su vivienda en Cabudare, Venezuela.
Judicial

Así fue el largo operativo para dar fin a ‘Los Costeños’

Las capturas de Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor, y de Digno Palomino Rodríguez, sus dos cabecillas, desestabilizó la organización delictiva. 

Pasaron seis años antes de que los dos hombres más buscados del Atlántico cayeran, y fue necesario el trabajo conjunto de 20 hombres de inteligencia con un grupo de fiscales especializados y cooperación internacional para que esto se diera. Pero, ¿cómo fue todo el proceso? EL HERALDO tuvo acceso a detalles de las operaciones Dignidad y Frontera que, según la Policía, terminaron con la desarticulación de ‘Los Costeños’.

El general Mariano Botero Coy, quien fue comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, presentó en 2018 el cartel de “Los Más Buscados”, en el que resaltaban dos fotos: la de Jorge Eliécer Díaz Collazos y la de Digno José Palomino Rodríguez, cabecillas de ‘Los Costeños’, y por quienes se ofrecíó hasta $50 millones de recompensa. 

Amigos del crimen
 
Castor y Digno forjaron una amistad que se afianzó cuando el primero decidió crear su propia banda, luego de que los hermanos Juan Manuel y Brayan Borré Barreto, sus jefes, se sometieran a la justicia en 2014. Entonces, Digno pasó a ser el segundo al mando, el encargado del ala armada. 

El asesinato de Diego Fuentes Vásquez y de Michael Gómez Ocando, propietario y empleado de una bodega mayorista de verduras en el mercado de Barranquilla, el 20 de junio de 2018, y el homicidio y desmembramiento de Reinaldo Krautz Visbal, alias Valenciano, el siete de julio de ese mismo año en el barrio de invasión Bendición de Dios, fueron el inicio del fin de la banda.

“A Valenciano le dispararon en las piernas, luego lo desmembraron vivo y grabaron videos. Fueron el Flaco, Guadaña, la Tatis y Junior quienes cometieron el crimen. Luego llevaron un dedo de la mano de la víctima a Fedecafé para que en uno de los locales usaran la huella para desbloquear el celular de Valenciano”, recordó un investigador de la Dijín.

“Para matarlo se emborracharon y drogaron. Fue un crimen ordenado por Castor porque, al parecer, Valenciano no les había entregado dinero producto de la venta de drogas”, explicó el funcionario. 

 

Registro policial de Digno tras ser capturado.

Operación Dignidad 

El nueve de julio de 2018, tras un consejo de seguridad motivado por estos casos, las autoridades decidieron crear el Bloque de Búsqueda conformado por la Policía, las Fuerzas Militares y Migración Colombia, que apoyaría los trabajos de inteligencia. 

Además, el general Botero acudió al nivel central de la Policía Nacional para pedir apoyo y buscar a los dos líderes que se paseaban entre Colombia y Venezuela.

En octubre de 2018, ocho investigadores del más alto nivel, expertos en infiltración, llegaron a la ciudad y fueron pocos los que se enteraron. Silenciosamente, los funcionarios de la Dijín, apoyados por la Seccional de Investigación (Sipol) de la Policía de Barranquilla y coordinados por la Fiscalía 148 de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, empezaron a trabajar.

“Nos apoyábamos en seguimientos, interceptaciones telefónicas, fuentes… teníamos encubiertos en varias zonas de la ciudad, disfrazados de mototaxistas, vendedores ambulantes o lo que se nos ocurriera, y sabíamos que Castor y Digno estaban en Venezuela”, afirmó el investigador. 

Cuatro meses después de haberse iniciado la operación denominada Dignidad, los investigadores recibieron noticias de Castor. El líder de Los Costeños había regresado a Colombia, azotado por presuntas extorsiones de las que era víctima por parte de miembros de la  Policía venezolana. 

“A la mujer la retuvieron varios días hasta que él  pagó una gruesa suma de dinero. Por eso se vino y trajo a la familia para acá”, contó el investigador. 

Pero la Dijín lo ubicó en una finca de Galapa. En ese municipio Castor contaba con el apoyo de uno de sus lugartenientes: Toufic Youssep Sabagh Quintero, alias el Turco, quien era dueño de una empresa de vigilancia, pero, al parecer, posteriormente se dedicó al tráfico de drogas y la extorsión junto a sus trabajadores, uno de ellos custodiaba a Castor: Alirio Uribe Daza, alias Junior. 

El 24 de enero de 2019, el Bloque de Búsqueda y la Dijín fueron hasta la finca, pero su objetivo se dio cuenta de la presencia de la ley y huyó entre la maleza. En la propiedad, los uniformados encontraron a Junior y a Jorge Eliécer Díaz Agámez, papá de Castor. 

Castor regresó a Venezuela y vivía en Naguanagua, Valencia, en la casa de Digno Palomino, donde funcionaba un taller mecánico que usaban como fachada. 

 “Un día conocimos que se acercaba el cumpleaños de la mujer de Castor y sabíamos que esa era una oportunidad para poder capturarlo”, expresó el funcionario. Entonces, los ocho hombres de la Dijín y sus compañeros de la Sipol iniciaron el seguimiento a los parientes de Castor en Barranquilla, principalmente a la esposa y a un hermano.

“Notamos que ellos querían despistarnos. Comenzaron a moverse de un lado a otro intentando hacer ver que todo estaba normal, pero nosotros sabíamos que la normalidad había terminado cuando la mujer de Castor se encontró con alias el Sargento”, detalló el policía consultado por EL HERALDO.

Ese hombre era, según la Dijín, Andrés Avelino Pedroza Castro, un lugarteniente de Castor, encargado de mover parte del negocio de las drogas y la logística para el accionar de ‘Los Costeños’. Logística como el traslado de la familia de su jefe hacia Venezuela para celebrar el cumpleaños de la mujer. Alias el Sargento fue asesinado casi tres meses después, el 18 de agosto. 

El día del seguimiento, las unidades de la Dijín, disfrazadas de vendedores ambulantes o mototaxistas, se apostaron en varias vías y descubrieron que tras la charla con ‘el Sargento’, la mujer de Castor y el hermano abordaron un carro Chevrolet Spark. “Ellos se movieron en ese vehículo de una gama baja para despistar. Nunca se enteraron que los estábamos siguiendo”, afirmó el investigador. 

 “Teníamos gente encubierta en las diferente salidas de la ciudad esperando el carro. Cuando vimos que cogieron hacia Santa Marta empezamos otra fase del seguimiento.”

No siguieron el carro, sino que alertaron a la Policía de Santa Marta, que montó un puesto de control en la carretera solamente para verificar quiénes iban en el vehículo. “Los uniformados los detuvieron como si fuera algo habitual. Revisaron los documentos y luego los dejaron seguir. Nos confirmaron que sí eran las personas que investigábamos”, detalló el intendente. 

Toufic Youssep Sabagh Quintero, alias el Turco.

Posteriormente, en La Guajira había que hacer la verificación del vehículo nuevamente. Esta vez decidieron que un investigador disfrazado de vendedor ambulante consiguiera la información. “Él se les acercó cuando llegaron a un peaje y simuló ofrecerles sus productos, pero en realidad estaba viendo quiénes eran los ocupantes. Ahí confirmamos que seguían siendo ellos”, recordó el investigador. 

Los familiares de Castor cruzaron la frontera hacia Venezuela por una trocha, y de ahí no pudieron pasar los policías colombianos. Entonces se hizo un enlace con homólogos investigadores que empezaron el seguimiento en el vecino país con ayuda de informantes y datos que la Policía colombiana había proporcionado. 

Vieron cuando los parientes de Castor llegaron al hotel Kristoff, de Maracaibo. La mujer de Castor fue identificada por un tatuaje que tiene en la pierna derecha y por su vestimenta. Ahí pasaron toda la noche y al día siguiente un grupo de detectives venezolanos ya estaba encubierto en el hotel. 

Durante el desayuno, Castor y sus acompañantes fueron al restaurante y se sentaron a comer, fue el momento escogido por los policías para atraparlo. Casualmente, uno de los investigadores venezolanos tiene un parecido físico con uno de los fiscales colombianos que ha tenido casos de ‘Los Costeños’. Al verlo, Castor pensó que era el fiscal y corrió, pero no avanzó mucho porque no menos de 15 policías que se hacían pasar como huéspedes se levantaron de las sillas del restaurante, y finalmente el cuatro de mayo de 2019 lo atraparon.  

Desestabilizados

La captura de Castor generó una desestabilización temporal de ‘Los Costeños’, pues los miembros de la banda no sabían quién estaba a cargo. Algunos mandos medios querían tener el control, parte del dinero de la droga dejó de reportarse e incluso circuló un panfleto en el que se amenazaba a varios integrantes de la banda.

 “Digno Palomino, incluso, creía que había sido la mujer de Castor quien lo había entregado. Todo fue muy confuso para ellos esos días, hasta que un correo humano llegó con el mensaje de Castor que decía que Digno era el líder mientras él estuviera preso”, contó la fuente. 

Operación Frontera

En ese momento el objetivo principal de las autoridades pasó a ser Digno Palomino, quien tras el arresto de su amigo decidió mudarse de la casa-taller en Naguanagua para un municipio cercano llamado Santo Domingo. Ahí estuvo varias semanas hasta que sus hijos, que estudiaban en calendario B, terminaran el año escolar. Entonces se mudó a Cabudare, estado Lara. 

Los investigadores venezolanos mantenían la vigilancia a sus movimientos gracias a información proporcionada por la Dijín. El pasado 10 de diciembre, la operación Frontera llegó a su clímax cuando los encargados del seguimiento a Digno lo vieron subirse a una camioneta azul de alta gama. Lo interceptaron en una avenida cercana a la Urbanización Amancer II, donde residía.

Actualmente, la banda se encuentra operando en menor proporción. De los 60 miembros que había inicialmente, ahora se estima que sean unos 20, algunos mandos medios, pero en su mayoría de último nivel en la jerarquía de ‘Los Costeños’. 

No pueden extraditarlos

Actualmente, Digno Palomino y Jorge Díaz Collazos, alias Castor, se encuentran presos en la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (Cipc) de Venezuela, lo que antes era conocido como PTJ.  Ambos son procesados en el vecino país por enriquecimiento ilícito y lavado de activos ya que, según la Dijín, habrían ingresado ilegalmente a ese país más de 500 mil dólares en efectivo. 

Además, tenían un spa, un taller mecánico, una carnicería y hasta una fábrica de procesamiento de agua purificada para el consumo humano en bolsas. Se espera que las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela se restablezcan para que se les pueda solicitar formalmente en extradición. La otra opción es que Venezuela los expulse, pero tendrían primero que ser procesados por los delitos que les imputaron. Según la Dijín, a finales de febrero se reanudará el proceso judicial contra ellos en Venezuela. 

Digno Palomino conducía esta camioneta en Venezuela cuando fue capturado.
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