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Por su impacto político a nivel nacional e internacional, por haber ocurrido en la antesala de la contienda electoral, por haber regresado al país a más de tres décadas atrás, a las épocas en que se asesinaban candidatos presidenciales con impunidad, y por haber sido una de las más tristes de 2025, la noticia del año en Colombia fue, sin duda, el magnicidio del senador y precandidato presidencial del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay.

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Sobre el crimen, perpetrado el 7 de junio en un parque del occidente de Bogotá mientras el precandidato daba un discurso de campaña, la Fiscalía ha resuelto, hasta ahora, que la responsabilidad se le atribuye a la Segunda Marquetalia, el grupo criminal comandado por alias Iván Márquez, hasta hace unos meses negociador de paz con el gobierno del presidente Gustavo Petro. La estructura que habría ejecutado el magnicidio sería la columna ‘Teófilo Forero’, recordado como el grupo élite de las extintas Farc.

Pero así mismo, desde el uribismo y la familia de la víctima abrieron una controversia al considerar que había responsabilidad política en el asesinato también por la polarización que generan los discursos y las críticas a micrófono abierto y a través de redes sociales del primer mandatario, cuyo estilo se caracteriza por lanzar acusaciones sobre sus contradictores cuando naufragan sus planes legislativos, sus cruzadas por la convocatoria de mecanismos de participación popular y cuando los fallos judiciales o las decisiones de los entes de control no le favorecen.

El jefe de Estado se ha escudado en su libertad de expresión y en el derecho a la defensa en medio del debate político, pero sus opositores le han recordado que al ostentar el cargo de primera autoridad de la nación, sus aseveraciones tienen un mayor poder, emanado del Ejecutivo que regenta.

De igual modo, el magnicidio abrió un debate temprano en el país sobre las garantías electorales, sobre todo para candidatos opositores e independientes, tanto en las presidenciales como en las legislativas de 2026, lo que derivó en que las organizaciones políticas de estos espectros ideológicos chocaran una vez más con el Gobierno y les exigieran a las autoridades brindar tranquilidad para el certamen electoral que se avecina.

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Enamorado de su país

María Claudia Tarazona, viuda de Miguel Uribe Turbay, le dijo a EL HERALDO que “Miguel fue un hombre que le mostró a Colombia, durante sus 15 años de carrera profesional, que hacer política decente sí es posible, que servir al país sin negociar principios y valores desde un profundo sentido del servicio sí se puede”.

Sostuvo, además, que Uribe Turbay “honró a Colombia entregándolo todo, desde la profunda convicción de que transformar y construir un país justo, en paz y con igualdad de oportunidades era su mayor propósito y su causa”.

Describió a su esposo inmolado como un hombre íntegro, honesto y con una sensibilidad única: “Una mística de talentos que pocas veces se ven reunidas en una misma persona. Matemático y humanista, ajedrecista profesional, músico, pintaba, escribía y componía canciones. Tenía una memoria prodigiosa, competitivo, rendirse no era una opción para él. Amante de Colombia, enamorado de su país, al que conoció a lo largo y ancho. Sabía sus cualidades, se conocía bien, pero entre más crecía, más humilde era. Su vida era su familia, su hijo, a quien amó sin medida, y una causa por la que luchó y dio su vida: ver a Colombia unida y en paz”.

Expresó que Miguel le hace mucha falta y que su partida desordenó todo a su alrededor, en todos los ámbitos: “Miguel era ese hombre firme, pero convocante; determinado, pero pausado; sabía acercar a los distintos sectores. Un gran líder, de esos que en momentos tan oscuros que atraviesa el país, duele por su ausencia. Un liderazgo puro, que actuaba desde el hacer y no desde el querer ser. Un líder como no se ven, que engrandece las causas y hacía que todos quisieran estar con él. Todo lo que en este momento necesita el país, en donde los egos, el individualismo y el egoísmo parecen ser más importantes que salvar a Colombia”.

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Y concluyó que “los que buscan hoy ganar la presidencia, pensando en una causa superior desde la vocación de servicio, unión y bien común; sin ansias de poder, más con entrega y propósito de salvar al país. Cada uno, donde esté, puede generar un cambio: ser un buen ser humano, dejando a su alrededor y con quienes convivimos un poco mejor de como los encontramos. Siempre se encuentra una forma de servir. Eso hacía Miguel. Actuar con propósito, con rectitud, pensando siempre en construir país”.

Su legado

El senador Carlos Meisel Vergara, del Centro Democrático, uno de los mejores amigos de Miguel Uribe Turbay, comentó a esta casa editorial que “Miguel creía profundamente en este país. Creo que esa visión es su mayor legado. No podemos renunciar a la idea de una Colombia próspera, con oportunidades, con la necesidad de unirnos en propósitos comunes. Hay que creer en el país, incluso en momentos tan incomprensibles como los de su muerte, cuando uno involuntariamente se pregunta tantas cosas”.

Y anadió “a mí me corresponde hablar del ser humano, porque el país conoció al político. Miguel era un gran amigo, gran padre, gran hijo, gran miembro de familia. Me quedan mil cuentos y anécdotas, ustedes en EL HERALDO un día me sacaron una columna que escribí. En esta actividad política donde la traición es el pan de cada día, a muchos nos cuesta encontrar personas sanas como él y yo lo había encontrado”.

Se dolió el parlamentario de la familia de su amigo: “Pienso mucho en su hijo. Y me da una tristeza enorme por ellos dos. Miguel no podrá conocer la primera novia, regañarlo por un mal comportamiento, aconsejarlo en los deportes, acompañarlo a cumplir sus sueños, verlo graduarse del colegio o de la universidad. Eso nunca podrá verlo. Y eso creo que no lo dimensiona el que lo mató. Es un dolor inmenso. Cada vez que veo un video de canciones juntos o que veo una foto de él, involuntariamente lloro mucho, en silencio, que es lo más jodido”.

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Finalizó su desahogo sentimental reconociendo Meisel que “estas frases son de cajón. Yo soy muy realista y digo que nada honrará este dolor que sentimos. Nada justificaba lo que hicieron. Es imposible honrar una memoria a algo que es injustificable. Aquí lo que sí queda y lo que sí es nuestra responsabilidad es dejar el alma trabajando por un país que no tenga más Migueles Uribes ni más Alejandros (su pequeño hijo)”.

El dolor de padre

Miguel Uribe Turbay le dejó a Colombia una vida marcada por la integridad, el servicio público y la coherencia entre principios y acciones. Así lo expresó su padre, Miguel Uribe Londoño, al recordar el legado personal y político del senador asesinado, cuya vida —dijo— fue un ejemplo de firmeza moral y compromiso con el país.

“La regla que repetía siempre era clara: en la vida y en la política nunca se negocian ni los principios ni los valores”, afirmó Uribe Londoño, al destacar que esa convicción guió a su hijo hasta el final de sus días. Señaló que, pese a haber estado marcado desde temprana edad por la violencia, Miguel Uribe Turbay eligió no victimizarse y transformar la adversidad en propósito.

De acuerdo con su padre, la vida del senador fue una invitación permanente a creer que siempre es posible levantarse y construir, incluso en medio del dolor más profundo. “Nunca se rindió. Su historia fue un relato de responsabilidad, de trabajo incansable por una Colombia en la que creyó firmemente”, sostuvo.

Al describirlo en el plano humano, Uribe Londoño aseguró que su hijo era una persona profundamente sensible al dolor ajeno y convencida de que servir era la mejor forma de amar al país. “Fue una voz firme a favor de la democracia, la libertad, la seguridad y la educación. Cada etapa de su vida pública estuvo marcada por el servicio y el compromiso con el bien común”, dijo.

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Más allá de sus posturas políticas, destacó que las ideas de Miguel Uribe Turbay eran, ante todo, llamados éticos: a la decencia, a la empatía, al cuidado de quienes protegen a la sociedad y a la honestidad en la vida pública. También resaltó su dimensión espiritual y familiar. “Era un hombre profundamente religioso, bondadoso, un gran hijo, esposo y padre. Ponía a Dios por encima de todas las cosas”, afirmó.

Y, sobre el vacío que dejó su asesinato, Uribe Londoño habló desde el dolor íntimo. “Perdí a mi amado hijo y con él a una gran parte de mí. Dios me obliga a aprender a vivir sin él con un vacío que nada podrá llenar”, confesó. Sin embargo, explicó que decidió transformar esa pérdida en propósito: mantener viva la causa de su hijo sin intentar reemplazarlo. “Miguel es irremplazable. Honrarlo es continuar lo que él comenzó, con la misma honestidad y entrega”, señaló.

Finalmente, el precandidato hizo un llamado al país para que la memoria de Miguel Uribe Turbay no se diluya con el paso del tiempo: “Su causa era Colombia. Sus ideas siguen vivas y no deben apagarse con su ausencia”.

La investigación sobre el crimen del senador del Centro Democrático

Pese a que parece haber un consenso acerca de que todas las pistas apuntan a la Segunda Marquetalia como autora intelectual del magnicidio, los móviles del crimen, por el que han sido capturadas nueve personas, dividen hipótesis entre los investigadores: una sería la demostración de fuerza de esta estructura de cara a las elecciones, y la otra un intento de José ‘El Zarco’ Aldinever Sierra –cuyo asesinato fue anunciado el pasado 11 de agosto en Venezuela por parte del ELN– de disputarle el liderazgo a Márquez en el grupo desertor del proceso de paz.

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La fiscal Luz Adriana Camargo dijo a finales de octubre pasado que esta hipótesis se sostenía en que una de las mujeres en la banda de sicarios, Katerine Andrea Martínez, alias Gabriela, hacía viajes al Caquetá, donde fue capturada, y donde tiene presencia la Segunda Marquetalia. Así mismo, expuso que el último capturado, Simeón Pérez, alias El Viejo, antes del atentado y antes de contactar al grupo de sicarios, “estaba haciendo seguimiento al senador. Eso es muy importante, por eso nosotros hablamos de que este es un eslabón distinto” con “conexiones de esta persona con la célula que funciona en el Caquetá”. A su vez, el ministro de Defensa, el general (r) Pedro Sánchez, aseguró que “es la novena captura, pero es la más importante”.

Sin embargo, las autoridades han reconocido que los autores intelectuales del crimen aún no han sido capturados. “Lo único que tengo que decir es que en realidad desconocía que ese atentado iba a ser contra el doctor Uribe”, dijo uno de los capturados.

Procesos de los implicados

El pasado 16 de diciembre fue acusado Cristian Camilo González Ardila, quien de manera voluntaria se habría vinculado al plan delictivo. Quince días atrás había sido acusado William Fernando González Cruz, alias El Hermano, señalado de asistir a reuniones de planeación, junto con Elder José Arteaga, alias Chipi. Además, en los últimos días de octubre fue enviado a la cárcel Simeón Pérez Marroquín, alias El Viejo. Una semana antes había sido judicializado Jhorman David Mora Silva. Los otros implicados son Carlos Eduardo Mora González, Harold Barragán y Katherine Andrea Martínez Martínez, alias Gabriela.