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El presidente Gustavo Petro se reunió este jueves en Bogotá con el jefe de la misión de Estados Unidos en el país, John T. McNamara, en un momento de nuevas tensiones en la relación bilateral.

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La reunión tuvo lugar en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, según informó la Presidencia en su cuenta de X sin dar detalles de los asuntos tratados.

Por su parte, Gustavo Petro se refirió a la reunión con McNamara asegurando que fue "una agradable y larga conversación".

McNamara, que es el encargado de Negocios de EE. UU. en Colombia mientras llega el nuevo embajador, se había reunido el miércoles con la canciller encargada, Yolanda Villavicencio, para abordar “asuntos estratégicos de la agenda bilateral”.

En ese encuentro, las partes reafirmaron “el compromiso de ambos gobiernos con el mantenimiento del diálogo abierto y constante, basado en el respeto y el beneficio mutuo”.

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Las relaciones diplomáticas entre los dos países han tenido varios sobresaltos este año por diferencias en cuanto a la política migratoria y las deportaciones de colombianos de Estados Unidos, así como por intromisiones en asuntos de la Justicia de nuestro país.

El incidente más reciente ocurrió el pasado martes cuando Petro pidió al Gobierno de Estados Unidos “no entrometerse en la justicia” de Colombia, en respuesta a unas declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio, quien criticó el fallo condenatorio por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal contra el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).

“El único ‘delito’ del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalización del poder judicial por parte de jueces radicales ha sentado ahora un preocupante precedente”, señaló Rubio en su cuenta de X.

Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia, con un intercambio de bienes y servicios que en 2024 alcanzó los 36.700 millones de dólares, y es también el mayor aliado del país en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico.

Año turbulento

El 3 de julio, Rubio, llamó a consultas de manera “urgente” a McNamara tras denuncias “infundadas” de Petro sobre el supuesto apoyo estadounidense a una conspiración para sacarlo del poder.

En respuesta, Petro llamó a su embajador en Washington, Daniel García-Peña, y aunque ambos diplomáticos regresaron a sus destinos días después, la relaciones siguen navegando en aguas turbulentas.

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Al volver a Bogotá, el 9 de julio, “después de consultas exhaustivas en Washington”, McNamara dijo que al Gobierno de EE. UU. le preocupan las palabras y acciones de las autoridades colombianas que, a su juicio, “ponen en riesgo la relación bilateral”.

“Estados Unidos continuará tomando medidas decisivas para frenar la migración ilegal, abordar los múltiples temas pendientes en nuestra relación comercial, contrarrestar el flujo de narcóticos hacia nuestras fronteras, llevar a los narcotraficantes ante la justicia y fortalecer la seguridad en toda la región, siempre priorizando los intereses de Estados Unidos” afirmó entonces.

La peor crisis de la historia reciente entre los dos países ocurrió el pasado 26 de enero, cuando Petro no permitió el ingreso al país de aviones con ciudadanos deportados por EE. UU., alegando que no recibían un trato digno.

Tras esa decisión, Trump respondió con una imposición de aranceles del 25 % a todos los productos colombianos, pero ese mismo día diplomáticos de los dos países llegaron a un acuerdo para bajar la tensión bilateral.

Días después fueron reanudados esos vuelos en aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), una política criticada en el país por el alto costo de esas operaciones de repatriación.

El Gobierno nacional no suele informar de la llegada de aviones con deportados, pero el pasado 20 de julio la Cancillería hizo público el regreso de 118 de sus ciudadanos deportados “en un vuelo cubierto al cien por ciento por el gobierno estadounidense” que partió de Alexandria (Luisiana).