La eterna Puerta de Oro de Colombia posee una multiplicidad de elementos que abarcan desde sus majestuosas zonas turísticas hasta la más deleitante sazón. Esta última es capaz de alimentar hasta el corazón de sus habitantes cuando una sonrisa se asoma en ellos para indicar que su paladar también se enamora de la ciudad.
¿A qué sabe Barranquilla? es un interrogante que foráneos se formulan cuando recorren este rincón de la región Caribe.
Es allí cuando sus residentes se enorgullecen respondiendo que aquí hasta la ‘alegría’ se come, por lo que esta urbe se constituye en un sitio que contempla un sinnúmero de sabores arraigados a sus más tradicionales costumbres culinarias.
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La exquisitez de fusiones
Su característica de ciudad cosmopolita produce que en ella converja una fusión de culturas que han atraído durante décadas el paladar de los barranquilleros.
En sus cinco localidades se reúne una gran cantidad de restaurantes que dan muestra de su amplia variedad gastronómica.
Esto ha permitido que la alegría del currambero se refleje en cada bocado, aquel que es conocido por ‘su buen comer’ y que en cada esquina halla un espacio propicio para saciar el apetito.
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¿Qué tal disfrutar de un exquisito plato costeño bajo la sombra de un palo de mango? Una planta capaz de apaciguar un poco la alta temperatura de la ciudad.
En Palo e’ Mango este concepto se hace realidad. Un restaurante ubicado en la carrera 55 ° 75-67, barrio Alto Prado, que tiene como dueño y administrador al chef sincelejano Alex Quessep, quien hace 30 años llegó a Barranquilla para ser otro de los enamorados que se dejó deleitar por el encanto único de su gente hospitalaria y la sazón que podría implementar en ella. Desde allí, sus manos e ideas culinarias moldearon un menú que representa lo mejor de la comida caribe y en el cual los comensales han llegado para quedarse.
Dentro de los tres espacios que contiene el local se encuentra el patio que conserva un palo de mango sembrado en 1947 y que se ha constituido como un elemento que tiene la facilidad de congregar a familias, amigos y conocidos para iniciar una degustación barranquillera.
Desde croquetas de Guandú, berenjena granada, arroz de coco con langosta, arroz apastelado de cerdo, cóctel de chicharrón, entre otros platos típicos y fusionados.
Con unas entradas que oscilan entre los 16 mil pesos hasta los 32 mil pesos, mientras que los fuertes van desde 35.000 hasta 65 mil pesos, este lugar está de moda.
'Barranquilla sabe a diversidad y yo creo que esa es una de las mejores riquezas que tiene la ciudad. Todas las esquinas son distintas y la forma de expresarse de la gente también es diferente', dijo Alex Quessep.
El viaje continúa para hacer una parada en La Casa de Doris, otro de los restaurantes en los que se realza el sabor costeño y en donde entrar en esta casona representa hacer una llegada a la sala de su casa, en la que mamá se prepara para alimentarte con lo mejor de la comida casera. Esos platos que se añoran también de la abuela e incluso de las tías cuando se está lejos del núcleo familiar también se pueden encontrar allí.
Doris Fandiño de González, oriunda de Ciénaga (Magdalena), pero hija adoptiva de Barranquilla desde los 7 años, cuenta que allí encuentran la comida típica, la carne en posta, la lengua en salsa de panela y el pescado. Comidas infaltables para el barranquillero y que adornan el menú de Doris para acoger a la gran cantidad de comensales que se concentran a diario en el local que se ubica en la carrera 45 N° 60-14, barrio Boston.
Norte-Centro Histórico
Con 32 mil pesos puede ir a disfrutar de la variedad de carnes y su precio más alto es para el filete, que se encuentra en 43 mil pesos.
'Barranquilla sabe al aroma de nuestras flores y nuestro matarratón, a nuestra comida típica, a Carnaval, yo soy carnavalera, nací en febrero y para mí esta fiesta es una belleza', indicó Doris.
Innovar es otro de los aspectos que más caracteriza al comercio de la ciudad, en especial si se trata de comida. Su prudencia y característica oculta se asomó hace dos meses para incluirse en la ruta gastronómica de ‘La Arenosa’.
Se trata de El Prudente, un local que siempre se mantiene a oscuras y con las luces a medias para que no se sienta el pasar del tiempo y que se asentó en la carrera 52 N° 76-188. Así lo indicó la chef Carolina Asmar.
Entre los platos más apetecidos está el arroz meloso de chicharrón que contiene panela, ají topito y fideos. El bollo de mazorca con pulpo es otra de las especialidades que contiene.
Barrio Abajo huele a Carnaval, pero también a los fogones que anuncian la preparación de un sanchocho costeño que para saborearse mejor es servido en una totuma y degustado con una cuchara de palo.
Allí nace el popular ‘totumazo’ en el restaurante Rancho Bajero, ubicado en la carrera 54 N° 46B-17, con 23 años en funcionamiento, que deleita a sus comensales con sancochos de guandú, mondongo, costilla, gallina, ajiaco y mote de queso, y una tradicional agua de panela que hace parte del sello costeño y que con 15 mil pesos puede saciar el almuerzo del día e incluso una cena para muchos.
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Suroriente
Comer chicharrón es otro de los gustos imperdibles del barranquillero que invita al visitante a degustar uno de los platos que puede hacer parte del desayuno, el almuerzo y la cena de los habitantes locales.
El Chicharrón de la 19 es uno de los puntos obligados para los amantes de este tipo de carne.
Acumula 47 años en el barrio San José y se ubica en la carrera 19 N° 45-07. Un restaurante al aire libre que opera las 24 horas y que para su administrador, Humberto Álvarez, el no abandonar la esencia ha sido el ingrediente secreto para que las personas asocien este espacio cuando de comer un buen chicharrón se trata.
Una preparación que no cambia, en donde se cocina el cerdo con la misma grasa que él genera. La textura es crocante y visualmente atractivo, por lo que se pude disfrutar de una porción de chicharrón de 550 gramos por 12 mil pesos, que lleva consigo limón y una porción de bollo limpio. También un chorizo cocinado por 4 mil pesos, morcillla al mismo precio y pasteles de cerdo a 10 mil pesos se ofrecen en el lugar.
Puede seguir en esta ruta gastronómica para muy cerca encontrarse con El Patio de la 21, ubicado en la carrera 21 N° 39-06, que desde septiembre del 2021 ha decido ofrecer lo mejor de la comida de mar, que se constituye como otra de las insignias de la gastronomía barranquillera y que es disfrutada con el mismo placer en cualquier lugar de la ciudad.
Un bocachico en cabrito, la mojarra en viuda, mojarra frita, arroz de camarón y sancochos típicos enriquecen el menú de este restaurante.
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Suroccidente
Al pasar por el barrio Los Andes, puede hacer una visita en Smokehouse, un restaurante nuevo en la ciudad que se caracteriza por atraer a los habitantes a través de una variedad de carnes ahumadas, en donde son más apetecidas las costillas y pechugas y un tomajo que tiene carnes parrilleras con lomo ancho, un tradicional que hace parte de los domingos barranquilleros en casa.
Para ello, los precios oscilan entre los 30 mil pesos y 100 mil pesos.
Riomar
Comer a las orillas del río Magdalena también es uno de los planes predilectos de quienes habitan en la ciudad y sus visitantes. En el barrio Las Flores se halla una variedad de restaurantes especializados en la comida de mar. Uno de estos es El Proveedor, de cuya carta se destacan los mariscos y pescados provenientes de las aguas del mar y río que envuelven esta zona.
Metropolitana
Asadero Punto Rojo es uno de los sitios más populares en el sur de la ciudad para degustar los asados de distintas carnes.
