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Hace 25 años, en el distrito de Agua Blanca, en Cali, el abogado vallecaucano Jeison Aristizábal dio el primer paso en un camino destinado a servir y cambiar, y sobre todo demostrar que por más fuerte que sea el obstáculo nade puede impedir hacer el cambio en la vida de los demás.

Él, pese a haber nacido con una parálisis cerebral, ha transitado un camino que lo ha transformado en uno de los principales benefactores de las personas en condición de discapacidad, gracias a la fundación que lleva su nombre.

“La labor empezó, pues yo tengo una historia personal: yo nací con una discapacidad (parálisis cerebral), pues me toca un poco el tema, pero también conocí la historia de un niño con discapacidad que no podía caminar y que tuvo que quedarse amarrado a una cama. Esa historia me movilizó a construir una silla de ruedas para ese niño y detrás de esa historia vimos que era un problema de muchos más niños. Entonces, es así como empezamos”, explicó a EL HERALDO la tarde del sábado en el Malecón del Río.

“La fundación me está liderando un proyecto de entrega de sillas de ruedas a través del reciclaje en convenio con Constructora Bolívar. Lo primero es que estamos terminando el mes de mayo, un mes de las mamás, y hemos visto cómo muchas mamás tienen discapacidad y por falta de una silla de ruedas no pueden moverse, están postradas en una cama. Estas historias nos movieron y el regalo es una silla de ruedas, una comida, una serenata, pero más allá es contar cómo estamos transformando lo que llamamos basura en bendición”.

Reciclaje y oportunidades

Andrés Noé Gómez.La fundación Jeison Aristizabal regaló sillas de ruedas en Barranquilla.

La forma en que Jeison opera con su fundación es sencilla, y cumple una gran función social, pues además de darles opciones de movilidad a las personas, también colabora con la huella ambiental.

“En las obras salen muchos reciclajes, sale cartón, plástico, chatarra, y esa basura nosotros la recogemos, la seleccionamos y la vendemos. Con esa venta es que compramos las sillas de ruedas. La región Caribe tiene más o menos 20 obras de la Constructora Bolívar y hemos generado algo así como 90 toneladas de reciclaje y esas se están convirtiendo hoy en sillas de ruedas”, explicó.

Fernando Pinzón, gerente de construcción en la constructora Bolívar, lo acompañó en la actividad en Barranquilla y destacó el legado humano detrás de esta actividad.

“Ponemos un granito de arena en todo este gran sueño que ha tenido la fundación de Jeison Aristizábal, en dar dignidad a este tipo de personas, ayudándolos gratamente a poderse movilizar de una manera mucho más fácil y adecuada. El evento de hoy, con la participación de madres de varios municipios del departamento del Atlántico, ha sido un motivo para seguir apoyando estos sueños”, apuntó.

El impulso de mamá

Andrés Noé Gómez.La fundación Jeison Aristizabal regaló sillas de ruedas en Barranquilla.

A la fecha en toda Colombia han entregado 2100 sillas de ruedas. Todo esto no hubiera sido posible sin el empeño de María Emiliana Isidoro, la madre de Jeison, que desde pequeño lo impulsó a salir adelante.

“Siempre se habla de las etiquetas, la discapacidad es un tema que varía en los casos. Puede ser duro, pero tengo una mamá que me enseñó. Cuando nací el pronóstico no fue el mejor. Mi mamá me dijo: tú puedes, eres capaz. Y sí, pude”.

Es por eso que durante el mes de mayo se enfocó en poderles cumplir a las madres con necesidad de esta ayuda.

“Y esa mamá fue mi inspiración para moverme a estudiar y a ser profesor. A ser abogado de profesión. Mi mamá fue un motor para mí. Y ver a esas mamás, sus sonrisas, su felicidad. Cambiar la vida de esas mamás es especial para mí. Fue un momento lindísimo”.

Una de las más contentas fue Durley Gotero, hija y cuidadora de María Durango, una adulta mayor en condición de discapacidad, del municipio de Galapa. Ella se anotó a la espera de que le hicieran el enlace desde la administración local.

“Mi mamá se llama María Durango. Yo hice el contacto a través de la Alcaldía, la Gobernación y la Fundación Jeison Aristizábal, por la necesidad de la silla de ruedas para poderla trasladar de un lugar a otro, porque ella no camina, no habla, tuvo un accidente cerebrovascular hace cuatro años. Hoy se nos brindó la oportunidad de venir acá y recibir este buen detalle y gracias a todos”, expresó.

Así mismo, Loida Castillo es la hija de Rosa Enríquez, otra de las mujeres que se vieron beneficiadas.

“Yo me anoté hace dos años. Estaba en listado de espera. La infraestructura en Galapa no es muy amable para las personas en ciertas condiciones porque tiene mucha loma, además de todo ella es sorda y ella no tiene estabilidad ni equilibrio. Les agradezco este gran trabajo que han hecho de entregarme la silla de ruedas y le pido a Jehová que los bendiga grandemente para que puedan seguir haciendo esta labor”, cerró.

Jeison emprendió viaje a Bogotá, donde estará entregando cien sillas de ruedas más, para darles mejor condición de vida a aquellos que lo necesitan, al tiempo que le da a un respiro al planeta.