El Heraldo
Pesebre de piezas móviles, realizado por Juancho Jaramillo. Josefina Villareal
Sociedad

Cuatro historias navideñas basadas en la tradición y el amor

EL HERALDO conoció varias iniciativas que demuestran los valores de estas fechas decembrinas.Tres pesebres en Barranquilla con sellos particulares y una familia que brinda felicidad en Soledad.

Las fiestas de Navidad y Fin de Año logran sacar a flote lo mejor de las tradiciones caribeñas. Barranquilla y el Atlántico son lugares en los que mantener vivas las costumbres se hace necesario.

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Hacer un pesebre supone un reto para los creativos, quienes para adornarlo tienen en cuenta hasta el más mínimo detalle.

Esta es una tradición que se mantiene arraigada en el Departamento y que año tras año congrega más personas para lograr una loable representación de la llegada al mundo de Jesús.

Compartir la novena con los vecinos es una muestra de la unión que hay en la ciudad. Disfrazarse de Papá Noel para llevar alegría a niños y niñas de Soledad, es otra de las iniciativas que personas de buen corazón han logrado sostener con el paso de los años. También los pesebres de gran tamaño y con piezas móviles destacan en Barranquilla.

A continuación EL HERALDO presenta cuatro historias que demuestran cómo las tradiciones navideñas de la ciudad y el Atlántico siguen latentes para transmitirlas de generación en generación, haciendo de la Navidad una de las épocas más especiales del año.

El pesebre gigante de Las Delicias
Josefina Villareal

Desde el 15 de diciembre de 1987 la familia Soto Rivero, residente en la carrera 35 No. 69-36 del barrio Olaya, de Barranquilla, viene haciendo el pesebre más grande, a nivel residencial, en la capital del Atlántico. 

De manera ininterrumpida, esta familia lo viene haciendo desde hace 35 años a lo largo y ancho de la sala y comedor de su vivienda, según asegura Alberto Soto Chavarro, un electricista industrial, de 58 años, quien con el apoyo de su esposa, Bleyde Rivero, se da a la tarea de hacer este pesebre a gran escala “como una forma de expresar nuestro agradecimiento a Dios por las bendiciones que hemos recibido a lo largo de nuestras vidas”.

De acuerdo con Rivero Soto, el pesebre tiene una extensión de diez metros cuadrados en forma de ‘U’. Ocupa toda la sala y el comedor de la casa. Tiene imágenes alusivas a las nueve escenas de la Novena de Navidad, una por cada día. 

De igual manera, posee más de 200 figuras elaboradas en diversos materiales, tales como yeso, plástico, barro y arcilla. Todas hechas a mano por él y su esposa. Como atractivo principal, este pesebre tiene un riachuelo. 

En el río se aprecian figuras de cisnes, numerosas aves sobre piedras, tortugas y otras especies que lo constituyen en todo un atractivo.

“En el recipiente grande hay un fondo marino elaborado sobre una tapa de tanque con cemento, donde se encuentran algunas especies acuáticas, tales como cangrejos, peces, corales, pulpos, caballitos de mar, y tiene además una isla rocosa en todo el centro, sin lugar a dudas todo un espectáculo en miniatura digno de admirar”, dice orgulloso de su obra Alberto Soto Chavarro.

Josefina Villareal

A lo largo de estos últimos 35 años jamás han dejado de hacer este pesebre, incluso cuando la casa fue reconstruida lo hicieron sobre los bloques, como una forma de no perder la tradición familiar que es admirada y reconocida por los vecinos del barrio Olaya. 

“Para hacer y darle forma artística a este pesebre mi esposa y yo nos tardamos un mes. Este año comenzamos a hacerlo desde el 15 de noviembre y lo culminamos el pasado 15 de diciembre. A lo largo del año nos trazamos la misión de ir comprando o elaborando las figuras poco a poco. Si viajamos, compramos detalles para el pesebre, es decir, nosotros vivimos en función de este Nacimiento, el cual consideramos que es el más grande a nivel residencial en la ciudad, porque los demás están en parques al aire libre, en iglesias u otros espacios”, precisa Soto Chavarro. 

Filas de casitas en calles empinadas sobresalen en este pesebre. Margarita Isabel Soto Rivero, una de los cuatro hijos de Alberto y Bleyde, son las creativas de estas casas iluminadas con un pedacito de cinta LED, al igual que las escenas que representan el Nacimiento del Niño Dios, elaborado en cerámica, pintado a mano, con un tamaño aproximado de diez centímetros y cubierto con tela. 

“Con esta figura representativa del Niño Dios tenemos cerca de cinco años”, subraya Alberto Soto, quien agrega que el pesebre tiene una altura de un metro con 70 centímetros y está montado sobre una sólida base de madera, con láminas de Drywall de media pulgada de espesor. Los efectos de fondo están hechos con icopor quemado con cautín, es decir una pistola de soldar”, enfatizó Soto Chavarro.

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Llama la atención que este pesebre es desarmado un día antes del Carnaval, por tradición y petición de sus vecinos, quienes siempre han tenido las puertas abiertas para admirarlo en su máximo esplendor. 

“Muchos de mis vecinos participan en las novenas a partir de las 7:00 de la noche para que puedan disfrutar de sus luces y demás detalles alusivos a la época más bella del año: la Navidad”, puntualizó el creador de esta obra que rinde homenaje al nacimiento del Niño Dios.

Un pesebre con piezas móviles
Josefina Villareal

Con el mes de diciembre uno de los elementos más representativos de la Navidad se roba todas las miradas. El pesebre hace parte inherente de estas épocas decembrinas. 

Pequeños, a escala, minimalistas, hacen parte de la gran variedad de pesebres que las familias, cada diciembre, hacen para rezar, alrededor de este, la novena de aguinaldos.

Juancho Jaramillo ha seguido la tradición de realizar pesebres, algo que heredó de su madre. “Este es un tema de tradición. Toda la vida he hecho pesebres con mi mamá. El día que arranco le abro una cerveza porque así armábamos los pesebres”.

Este elemento que adorna la entrada de su casa sorprende por su tamaño en el que, según Jaramillo, hay más de 200 figuras y para esta ocasión quiso hacer referencia a una gruta, que todo el espacio en el que está el montaje, se asemejara a este lugar icónico de la geografía de los pesebres similar a una cueva.

Desde septiembre, este apasionado por los pesebres venía craneando cómo lo haría. “Todo esto lo hago yo. Voy por la calle recogiendo de todo, los icopores que vienen en los televisores para protegerlos, los encuentro, los recojo y los convierto en casas. Me demoro es haciendo la escenografía en la cabeza”.

Asimismo, el nivel de detalle que hay en su miniciudad, las figuras y personajes son hechos a mano, todos por belenistas con los que ha estrechado su relación a raíz de esta pasión en común.

“Me demoro en el montaje de todo el pesebre unas dos semanas. Así mismo son dos semanas para desmontar porque cada figura tiene su espacio”, indicó Juancho Jaramillo. 

Por otro lado, para él hacer pesebres se trata de “una invitación para que ojalá sean más familias las que lo hagan y se unan alrededor del nacimiento del Niño Jesús. No importa el tamaño, pero no hay que dejar de hacerlo y de rezar la novena”.

Juancho Jaramillo junto a su pesebre. Josefina Villareal
La novena que une a toda una cuadra

Los barrios populares de Barranquilla son un nicho de tradición. Aún con el pasar de los años en estos sectores de La Arenosa se sigue manteniendo viva la unión entre vecinos para rezar la novena.

Este es el caso de los habitantes del barrio El Limón en el suroriente de Barranquilla, quienes en la carrera 6A con calle 33 se reúnen todas las noches desde hace más de una década a rezar la novena con el objetivo de no perder las tradiciones navideñas.

A día de hoy más de cuarenta niños siguen asistiendo a este evento. Así como son más de un centenar de vecinos que hacen posible este rato de felicidad y unión para quienes asisten.

Andrés Solano es uno de los vecinos que ha mantenido la tradición de hacer la novena. El hombre indicó que “es todo por voluntad de los vecinos, los regalos, las meriendas. También hacemos rifas, juegos, o personas que nos colaboran por decisión propia”.

Asimismo, comentó que este año “vamos a tener la particularidad de que el 24 de diciembre vamos a hacer la novena en vivo. Vamos a ponerles los atuendos a los niños, de Jesús, María, José y los Reyes Magos para hacerlo en vivo”.

Agrega que este sector de la ciudad siempre se ha caracterizado por su alegría. “La cuadra es muy unida. En las noches siempre está iluminada. Tenemos decorado todo el sector con luces y estrellas. Antes de pandemia fuimos elegidos como la mejor cuadra navideña y carnavalera”.

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Y es que estos vecinos se mantienen activos a lo largo del año realizando actividades como bingos, festivales gastronómicos y bazares para recoger fondos que permitan a final de año darles un regalo a los niños y también ayudar a los necesitados.

“Este año no solo los vecinos de la cuadra, sino moradores del barrio se sumaron a nuestras actividades y preparamos una cena para 214 habitantes de calle, la cual repartimos la noche de este jueves. De eso se trata la Navidad, de compartir, especialmente con aquellos que más lo necesitan, por eso en nuestras novenas siempre pedimos por ellos”.

Cortesía
Un recorrido para compartir la alegría
Jesús Rueda

Uno de los personajes principales de estas épocas decembrinas es Papá Noel. Aquel señor de barba blanca y regordete que alegra la vida de los más pequeños trayéndoles regalos. 

Así pues, muchas personas en su deseo de ayudar y brindar un momento de disfrute deciden tomar el rol de Santa Claus y donar su tiempo para causas sociales. 

Este es el caso de Miguel Gómez Parra, quien junto a sus padres, Jesús y María, realizan un recorrido navideño llamado ‘La ruta de la alegría’, en la que cada año, desde 2020, van por las calles de Soledad entregando regalos y felicidad a los niños.

“Desde niños mis papás me inculcaron el don del servicio y la Navidad es una parte fundamental de ese servicio. Es una época para compartir en familia, dar amor y desde hace diez años venimos con trabajo social y es en la pandemia cuando decidimos crear esta iniciativa”, comentó Gómez Parra a EL HERALDO.

Para sus padres también es una labor que significa mucho en su forma de entender la vida. “Ha sido un proceso muy bonito porque nos gusta ver a los niños reír, sobre todo con esto de la pandemia que muchos perdieron a sus familiares. Siempre hemos trabajado en familia porque nos gustan las obras sociales” mencionó María.

Por su parte, Jesús Gómez explicó que su propósito es “inculcarles a las personas el valor de la unión de las familias. Realmente es un orgullo hacer esta obra ya que compartimos con muchas personas que no conocemos, pero les damos afecto y alegría”.

Este año, especialmente, el rojo juega un papel clave, pues era el color favorito de Rosa, abuela de Miguel y madre de Jesús, por lo que decidieron homenajear el legado que les ha dejado para sus vidas a través de este recorrido.

“Ella es pieza fundamental de esta ruta y por eso decidimos llamarla ‘Una rosa, una alegría’. Ella nos inspiraba y aquí están las semillas que dejó para seguir brindando alegrías a los soledeños”, explicó Miguel Gómez.

A este administrador de empresas que reside en el barrio Normandía, de Soledad, el mes pasado la Gobernación del Atlántico le hizo el reconocimiento de ‘Líder transformador del Atlántico 2022’ por todas las labores en materia de emprendimiento y labor social. Ahí también entró, por supuesto, su ‘Ruta de la Alegría’ y algunas otras actividades que realiza. 

“Tenemos un programa en que apoyamos a los jóvenes emprendedores con capacitaciones, formación, en todo lo que es marketing digital. Por todo eso, la Gobernación hizo el reconocimiento, el galardón lo recibió mi mamá, porque yo estaba fuera de la ciudad, lo cual hizo más especial este logro”.

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